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Pedro Sánchez, durante la comisión de investigación del SenadoEFE

Cinco horas de interrogatorio

Sánchez se cubre las espaldas en el Senado frente a Ábalos y frente a una querella del PP por mentir

  • Lo más revelador fueron los algodones con los que envolvió al exministro, el hombre que todo lo sabe y que nada ha dicho, de momento

  • Lo demás fueron un rosario de evasivas del tipo «no me consta» y «que yo recuerde, no»

«A tenor de cómo ha ido esta comisión, tengo que decirles que vengo encantado», llegó a jactarse Pedro Sánchez, altivo. Lo más novedoso que el presidente aportó en la comisión de investigación del Senado, después de cinco horas de interrogatorio, fueron las gafas que por primera vez lució en público, porque respuestas dio pocas e imprecisas. Y lo más revelador fueron los algodones con los que envolvió al exministro y ex secretario de Organización del PSOE José Luis Ábalos; el hombre que todo lo sabe y que nada ha contado, ni de Sánchez ni de su expartido, al juez Leopoldo López en ninguna de sus cuatro declaraciones en el Tribunal Supremo.

El presidente llegó a circunscribir al ámbito privado la vida de excesos que llevaba Ábalos, consumidor habitual de prostitución con dinero de origen ilícito, según la investigación de la UCO. Le definió como una persona «políticamente sólida», y que eso «nada tenía que ver con sus circunstancias, sus hábitos, su cotidianidad que yo, desde luego, desconocía». En ningún momento reconoció que hubiera razones más allá de la política en su destitución, como tampoco en su posterior inclusión, nuevamente, en las listas: «Las razones de la remodelación (del Gobierno) fueron eminentemente políticas, de relanzamiento. Hice un cambio de cinco ministerios, no fue algo personal ni particular».

Del empresario Víctor de Aldama dijo: «No recuerdo cómo lo conocí. Lo que sí le puedo garantizar es que con el señor Aldama no tuve ninguna relación». A la pregunta de si Leire Díez realizó algún trabajo para el PSOE respondió: «Que me conste a mí, desde luego que no». Tampoco supo precisar cuánto dinero recibió en efectivo de Ferraz porque fueron, según él, «cifras anecdóticas». «En el PSOE no existen sobresueldos (…). A mí no me han repartido en efectivo dinero escondido en cajas de puros. Gürtel solo hay una, está en la calle Génova, no en la sede del PSOE», sostuvo.

«No me consta», «que yo recuerde, no»

Casi todo fueron «no me consta» y «que yo recuerde, no». Fórmulas que Sánchez utilizó para escabullirse, por ejemplo, de cuestiones tan variadas como la participación de José Luis Rodríguez Zapatero en el rescate de Plus Ultra, el aterrizaje de Delcy Rodríguez en Barajas, las veces que cobró en metálico o su relación con el empresario Antxón Alonso -socio de Santos Cerdán en Servinabar- para desesperación de los portavoces de la oposición. En especial, del senador popular Alejo Miranda, con quien el presidente protagonizó el cara a cara más tenso y bronco.

El senador del PP Alejo MirandaEFE

Miranda acribilló al presidente a preguntas. Tantas y tan seguidas que, en la mayoría de las ocasiones, no le dejó tiempo de contestar. Lo que el líder del Ejecutivo utilizó para victimizarse delante de un presidente de la comisión -el popular Eloy Suárez- en quien no encontró precisamente un aliado. El senador del PP incluso le retó a someterse a un careo con Ábalos y Aldama en el Senado. Guante que éste no recogió.

El careo

Según explicó después el equipo del presidente, el Reglamento de ninguna de las dos cámaras contempla algo así. «No hay ningún antecedente», añadieron las mismas fuentes. Según el PP: «Se ha negado a someterse a esa fórmula aclaratoria y él sabrá el motivo por el que teme verse con el nexo corruptor de la trama y con el principal corrompido. La propuesta sigue en vigor».

Miranda preguntó a Sánchez por la residencia fiscal de su hermano en Elvas y por las saunas de su suegro, donde supuestamente se ejercía la prostitución. «¿Qué tiene que ver con el objeto de esta comisión?», replicó a lo primero. A lo segundo contraatacó con la carta que se guardaba en la manga para el PP, y que era evidente que antes o después iba a utilizar: la de Isabel Díaz Ayuso.

Para sorpresa de nadie, el presidente recriminó al senador del PP, que lo es por Madrid, que hablara de negocios teniendo «como responsable política» a una presidenta regional cuya pareja, a quien llamó «Alberto Quirón», cobró una comisión de 2,5 millones de euros por la venta de mascarillas y material sanitario durante la pandemia. Las alusiones de Sánchez al novio y al hermano de la presidenta madrileña, como también a Pablo Casado, fueron constantes y reiterativas.

Sí negó con rotundidad que exista una caja B en el PSOE «Insisto, el PSOE ha demostrado que hay una absoluta trazabilidad en lo que son las fuentes de financiación, en un 75% de subvenciones públicas y en un 25% de cuotas de afiliados y cargos públicos. Tenemos las cuentas claras, transparentes y legales». También, que su mujer tuviera algo que ver en el rescate de Air Europa.

En lo demás fue inconcreto, lo suficiente como para que el PP no pueda querellarse contra él ante el Supremo por haber incumplido su obligación de decir verdad; que fue algo con lo que le habían amenazado los populares previamente, después de que una jueza de Instrucción de Madrid abriera diligencias contra Cerdán por mentir de forma flagrante en esta misma comisión de investigación.