Fotomontaje de Yolanda Díaz y Ester Muñoz

El alegato de Ester Muñoz que sacó de quicio a Yolanda Díaz: «Para lo que ha quedado»

La portavoz del Partido Popular en el Congreso, Ester Muñoz, aprovechó su intervención en el Pleno del Congreso de los Diputados del pasado miércoles para destacar la soledad de la vicepresidenta segunda y ministra de Hacienda, Yolanda Díaz, señalando que la bancada del Gobierno estaba prácticamente vacía. Con ironía, Muñoz animó a aplaudir, resaltando que Díaz había quedado «sola» defendiendo al Ejecutivo en plena oleada de casos de corrupción y acoso sexual.

Muñoz reprochó la ausencia de figuras clave del Gobierno. Lamentó no haber podido interpelar a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, asegurando que «no ha venido y no tiene agenda hasta las 16:00 de la tarde», y acusándola de ser «muy valiente para encubrir los casos de acoso sexual contra compañeras suyas y muy cobarde para venir aquí a dar la cara».

La dirigente popular también criticó que la ministra de Educación, Pilar Alegría, no acudiera, cuestionando sus reuniones con Paco Salazar «cuando compañeras de su partido denunciaban el acoso sexual en Moncloa». Añadió que el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, tampoco pudo asistir, lo que, según Muñoz, dejó a Yolanda Díaz completamente expuesta «defendiendo los casos de corrupción de sus socios de gobierno y los casos de agresión sexual de sus compañeros».

El choque se intensificó después cuando la vicepresidenta segunda y ministra de Hacienda, Yolanda Díaz, subió a la tribuna. Aunque comenzó con un tono moderado, no tardó en elevar la voz, tal como había anticipado Muñoz al pedirle que no montara «el numerito». La líder de Sumar terminó vociferando mientras mencionaba a los «Cerdanes», «Koldos», «Salazares» y al alcalde de Alpedrete, así como al «señor Feijóo», en un discurso en el que aseguró que «las mujeres estamos hartas». Tras esa intervención, Ester Muñoz la frenó tajantemente recordándole que «yo no soy víctima del machismo» y que «desde luego lo que no soy es encubridora», rematando así un episodio parlamentario de máxima tensión.