La secretaria general del PSOE andaluz, María Jesús Montero, junto a su número dos, María Márquez (archivo)
Andalucía
A Montero le crecen los enanos: la detención de su ex mano derecha agrava la crisis del PSOE andaluz
La ministra de Hacienda se desvincula del expresidente de la SEPI tras su detención por presuntas irregularidades en contratos públicos
El PSOE andaluz se encuentra en sus horas más bajas desde que María Jesús Montero tomara el mando. A las denuncias contra Paco Salazar y Antonio Navarro por presunto acoso sexual se les ha unido en las últimas horas la detención de Vicente Fernández, expresidente de la SEPI y ex mano derecha de la propia Montero, lo que supone un nuevo golpe a la reputación de su candidata a pocos meses de las elecciones autonómicas.
La actualidad, marcada por los casos de acoso sexual y la corrupción alrededor del Gobierno, no da tregua a María Jesús Montero, que vive en un escándalo (casi) permanente y a quien las detenciones de Vicente Fernández y la fontanera Leire Díez pillaba en Bruselas con motivo de la presentación de la candidatura de Málaga para albergar la sede de la Autoridad Aduanera de la Unión Europea (EUCA).
Montero trata de mantenerse lejos del ojo del huracán, pero el cerco de la corrupción se estrecha cada vez más sobre ella y su entorno político. Se da la circunstancia de que la lideresa socialista nombró a Fernández presidente de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) en 2018, prácticamente nada más llegar al Ministerio de Hacienda, prolongando así una relación que había comenzado en 2016, cuando ella era consejera y lo ascendió a interventor general de la Junta de Andalucía.
Sin embargo, una vez que se ha producido su detención por presuntas irregularidades en contratos públicos, María Jesús Montero se ha desvinculado de Vicente Fernández, quien fuera su hombre de confianza. A preguntas de los periodistas en los pasillos del Congreso afirmaba este jueves que no tiene «ningún contacto con este señor desde que salió» de la SEPI, donde «estuvo escasamente año y pico».
Fernández presidió la SEPI entre junio de 2018 hasta octubre de 2019, cuando abandonó el cargo por su imputación el caso de la mina de Aznalcóllar, del que fue absuelto hace apenas una semana, y fichó por Servinabar, empresa-epicentro del caso PSOE y las presuntas mordidas a cambio de obra pública y de la que el exsecretario de Organización socialista Santos Cerdán tenía el 45 % del capital.
La ministra de Hacienda aseguraba ante los periodistas que no ha tenido «ningún contacto de WhatsApp, ni llamadas, ni reuniones con él, ni un entorno que compartamos, ni amigos de amigos». No obstante, no le quedaba más remedio que reconocer que fue ella quien lo nombró en su día presidente de la SEPI, dado su «perfil profesional».
Horas antes, a preguntas de los medios en el Parlamento de Andalucía, la vicesecretaria general del PSOE andaluz, María Márquez, había afirmado que Vicente Fernández «ahora mismo no es militante del partido, hace muchísimos años que no tiene relaciones con el Gobierno, y no tenemos más información por ahora».
En las filas socialistas se afanan en achicar agua del barco para que no se hunda antes de que llegue al puerto donde le esperan las urnas, aunque tampoco renuncian a lanzar misiles contra la línea de flotación del PP de Juanma Moreno. De hecho, han solicitado la creación de una comisión de investigación en el Parlamento andaluz sobre el «caso Almería», como han denominado a la trama de corrupción de la Diputación almeriense, gobernada por los populares.
Sin embargo, en el PSOE de Andalucía saben que con la detención de Vicente Fernández, otrora mano de derecha de su lideresa, llueve sobre mojado y creen que no les hará tanto daño como los casos de presunto acoso sexual en el seno del partido, habida cuenta sobre todo de que María Jesús Montero ha quedado señalada al intentar paralizar las denuncias contra Paco Salazar y el ex secretario general de la agrupación de Torremolinos.
Ya hay militantes que dudan incluso de que, con tantos frentes abiertos en su contra, la ministra de Hacienda logre siquiera igualar los 30 escaños que consiguió Juan Espadas en junio de 2022 y que son el peor resultado del PSOE andaluz en unas elecciones autonómicas hasta la fecha. Y es que, ahora mismo, María Jesús Montero monta un circo y le crecen los enanos. Y todavía quedan algunos meses hasta los próximos comicios, previstos para la primavera de 2026.