
El artista fue pionero en la copla masculina, despertando el rechazo de muchos
Málaga
Miguel de Molina, el artista malagueño al que Sumar quiere que se le reconozca como «víctima del franquismo»
Famoso por sus ‘Ojos verdes’ y ‘La bien pagá’, se exilió a Argentina en 1942 «tras sufrir confinamiento en Cáceres y en Buñol y verse privado de trabajar»
El grupo parlamentario Sumar ha registrado una Proposición No de Ley (PNL) en el Congreso de los Diputados mediante la cual solicita «el reconocimiento de la obra artística y su influencia cultural en España y América Latina de Miguel de Molina, víctima del franquismo perseguido por su orientación sexual y por su compromiso con la República».
La iniciativa, impulsada por los diputados de Izquierda Unida por Málaga, Toni Valero, y Valencia, Nahuel González, recoge asimismo la petición de que se le conceda a título póstumo la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en reconocimiento a su extensa obra y a su legado en sus distintas facetas de escritor, poeta, escenógrafo, coreógrafo y cronista, así como la solicitud al propio Ministerio de Cultura de fomentar la realización de estudios e investigaciones acerca de su obra y su influencia cultural del malagueño, tanto en España como en Hispanoamérica.
En el texto, el grupo parlamentario asegura que la democracia española «está en deuda con artistas represaliados por el franquismo que dentro y fuera de nuestras fronteras alcanzaron enorme popularidad»; entre ellos, consideran que Miguel Frías de Molina, nacido en Málaga en 1908 y fallecido en Buenos Aires en 1993, es una figura clave, con una trayectoria y una influencia incuestionables y «comprometido con la libertad».
Miguel de Molina, su nombre artístico con el que pasó a la posteridad, nació en el seno de una familia humilde en el malagueño barrio de Capuchinos y, ya desde muy temprana edad, sufrió acoso escolar, críticas e insultos que lo señalaban como «mujercita».
Tal y como explican en la iniciativa, «su origen andaluz, su condición social y su orientación sexual marcarían su personalidad y su arte, siendo un artista perseguido por 'rojo' y por homosexual por la dictadura franquista».
A los 22 años se instaló en Madrid y comenzó a cantar copla con la llegada de la República, un género hasta entonces reservado para las mujeres. Su estilo único y transgresor lo llevó a convertirse en ‘el faraón de la copla’ y se hizo famoso por sus interpretaciones de El día que nací yo, La bien pagá y Ojos verdes.
Tras la sublevación del 36, Miguel de Molina recorrió el frente republicano con su música y su arte para elevar la moral de las tropas y mostrar su apoyo y fidelidad al gobierno de la República. En el texto sostienen que la copla se convirtió durante el régimen republicano en «la canción española» que más tarde, durante el Franquismo, sufriría la censura de sus letras y la instrumentalización política.
El artista fue víctima de la represión y recibió varias «palizas por marica y rojo», concretamente habló públicamente de una de esas agresiones, llegando incluso a identificar a los autores muchos años después: el director general de Seguridad, José Finat y Escrivá de Romaní, y el falangista Sancho Dávila.
Tras la imposibilidad de trabajar en España, se exilió a Buenos Aires en 1942, donde fue muy popular y reconocido y pasó gran parte de su vida, se dice que bajo la protección de Eva Perón.
Sumar apunta que Miguel de Molina no tuvo en vida los reconocimientos institucionales que mereció; únicamente recibió la distinción de Caballero de la Orden de Isabel la Católica un año antes de su muerte y la declaración de Hijo Predilecto de Málaga años después de su fallecimiento. Es por ello que han presentado esta iniciativa para reparar el error cometido y otorgarle la consideración que, bajo su criterio, merece.