Una mujer se baña en la playa con un birkini
Rincón de la Victoria
La propuesta de prohibir el burkini en piscinas en Málaga desata «una reacción histérica de la izquierda»
Carlos Chinchilla, concejal de Vox de Rincón de la Victoria, acusa a los grupos progresistas de «hipocresía» y defiende que su iniciativa busca proteger la igualdad, no vulnerar la libertad religiosa y la higiene y seguridad en espacio público
La pasada semana Vox en Rincón de la Victoria proponía prohibir el uso del burkini en las piscinas municipales. El asunto, lejos de enfriarse, no para de crecer. Ahora el concejal del grupo, Carlos Chinchilla, ha arremetido contra lo que considera una «reacción histérica de la izquierda» ante la iniciativa de su formación, y que ha generado un intenso debate sobre feminismo, cultura y derechos individuales en el municipio malagueño. «La izquierda, que tanto presume de feminismo, lleva una semana insultando y pataleando porque no soportan que se les desenmascare», insiste.
En rueda de prensa, Chinchilla no se mordió la lengua. «El burkini no es una prenda de baño, es un símbolo. Un símbolo de la sumisión de la mujer, de la imposición de normas culturales que chocan frontalmente con la igualdad y la libertad», afirmó. Según el edil, buena parte de la izquierda local ha reaccionado con «insultos y pataletas», una actitud que, en su opinión, «revela la hipocresía de quienes presumen de feminismo mientras defienden prácticas que invisibilizan a la mujer».
El concejal insistió en que la medida propuesta por Vox no tiene como objetivo atacar la libertad religiosa, sino «mantener una coherencia con los valores de igualdad que definen a la sociedad occidental». «Permitir el uso del burkini en instalaciones públicas —dijo— es una cesión cultural. Es aceptar que se normalicen costumbres que apartan a la mujer y la someten. Eso no lo queremos en Rincón de la Victoria.»
Según Chinchilla, la izquierda «ha perdido el norte» por «abandonar la defensa de la mujer» y «abrazar una caricatura multicultural que justifica cualquier práctica en nombre de la diversidad». Para el concejal de Vox, «la izquierda feminista ha cambiado el ni una menos por el todo vale, aunque ese todo incluya prácticas que someten a la mujer». «La noticia no debería ser prohibir el burkini», añade, «sino permitirlo.»
Por higiene y seguridad
Según Vox en Rincón de la Victoria, el burkini «dificulta la intervención de los socorristas en caso de emergencia, al impedir un acceso rápido y efectivo al cuerpo de la persona, poniendo en riesgo su vida», además de comprometer la salud de bañistas: « Es ropa de calle antes de acceder al baño, lo que compromete las condiciones higiénicas del agua y afecta negativamente al bienestar de los usuarios». Estas justificaciones también fueron utilizadas en Ripoll, donde su alcaldesa, Silvia Orriols (Aliança Catalana) tomó la decisión de implantar su prohibición, lo que generó una bronca en el parlamento catalán entre la propia regidora (es también diputada) y Salvador Illa.
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Debate en auge
La contestación de Vox ha reavivado un debate que está en la calle y en las redes. Para los grupos de la izquierda local, la propuesta inicial de prohibir el burkini suponía una vulneración del derecho a la libertad religiosa y a la autonomía personal. En cambio, desde Vox defienden que su postura busca proteger la igualdad real y evitar que se normalicen «símbolos de sumisión».
El tema ha generado también reacciones en internet, donde los vecinos del municipio han mostrado opiniones encontradas. Algunos usuarios en las redes consideran que cada mujer debe tener derecho y libertad para vestir como desee, incluso en una piscina pública. Otros, en cambio, creen que el burkini contradice el principio de igualdad de género y no debería tener cabida en instalaciones municipales.
Lo que está claro es que el debate ha trascendido el ámbito local y está latente en todo el país, a juzgar por cómo suscita enorme interés en las redes sociales.