Setas en una cesta de mimbre

Setas en una cesta de mimbreEfeagro

Málaga

Cómo coger setas en Málaga este otoño y a menos de media hora de la ciudad

Desde los Montes de Málaga hasta la Serranía de Ronda, la provincia, paraíso de múltiples variedades, ofrece rutas, sabores y emoción para los amantes de la micología

El quebrarse de la hojarasca, ese tenue aroma húmedo que flota en el aire, y la luz cobriza filtrándose entre encinas y alcornoques: así se presenta el escenario para la recolección de setas en la provincia de Málaga. Y la verdad es que cuesta resistirse: como destacan desde la Academia Gastronómica de Málaga, «la provincia reúne unas condiciones privilegiadas de temperatura y humedad durante esta estación» para que broten hongos comestibles.

En bosques cercanos a la capital, como los del Parque Natural Montes de Málaga, o en enclaves más recónditos como la Sierra de las Nieves o la Serranía de Ronda, se congregan aficionados y expertos con la ilusión de una cesta vacía y la promesa de descubrir níscalos, boletus o amanitas.

¿Dónde buscar y qué encontrar?

Aunque aún no ha llovido, pueden encontrase algunas. En los Montes de Málaga, la proximidad juega a favor: en apenas veinte minutos desde el centro de Málaga puede uno encontrarse rodeado de pinares, encinares y alcornoques, un ecosistema «perfecto para que broten setas muy apreciadas como el níscalo, el rebozuelo o incluso la amanita caesarea». En paralelo, en la Sierra de las Nieves, ya declarada parque nacional, se han identificado más de 400 taxones de hongos, un auténtico paraíso micológico.

Y ¿qué especies se ocultan entre la hojarasca? Entre las más mencionadas están las siguientes:

Boletus aereus: muy valorado, junto a robles y encinas.

Níscalo (o robellón): de tono anaranjado, fácil de identificar y muy abundante.

Amanita caesarea (o «yema de huevo»): sombrero naranja brillante, joya gastronómica.

Macrolepiota procera (parasol): aparente y reconocible, crece en prados y bordes de bosque.

Chantarela o rebozuelo: aroma afrutado, forma de trompeta.

Por supuesto, estas rutas micológicas no son solo para expertos: localidades como Cortes de la Frontera o Júzcar organizan jornadas y actividades para acercar esta afición al público general, fomentar la recogida sostenible y disfrutar con toda la familia.

Recolección responsable

Salir al monte con la ilusión de una buena cesta de setas no basta: conviene llevar también respeto, conocimiento y cierta modestia. Como advierten los especialistas, «no todas las setas son comestibles y algunas pueden ser extremadamente peligrosas».

¿Cómo evitar riesgos? He aquí algunos consejos clave:

Utilizar cesta de mimbre, que permite airear las setas y evita que se aplasten o fermenten.

Recolectar con cuidado: girar suavemente la seta o cortarla con navaja, evitando arrancarla para preservar el micelio.

–Conocer dónde se está y qué se recoge: si hay dudas sobre la especie, dejarla en el bosque.

Respetar las normas locales: en determinados espacios protegidos puede haber límites en la recolección o directamente prohibiciones.

Cuando se cumple todo esto, la salida al campo deja de ser solo una «caza» de setas y se convierte en una experiencia de conexión con la naturaleza, un respiro, un descubrimiento.

El broche gastronómico

Después de la caminata, cuando la cesta ya contiene su tesoro, llega el momento de disfrutar. Muchas ventas tradicionales en la carretera de Colmenar, o en pueblos de la Serranía, aprovechan para ofrecer menús de «platos de los montes»: sopa de setas, caldereta de cerdo con níscalos, solomillo relleno de hongos… Un sabor que conecta lo silvestre con lo cercano.

No cabe duda de que la recolección de setas en Málaga es mucho más que una actividad de otoño: es turismo, gastronomía, tradición y naturaleza en una sola jornada.

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