La Princesa de Asturias
Casa Real La Princesa Leonor termina su crucero de instrucción: aprendizaje, «autoexigencia» y algunas anécdotas
La Armada ha invitado a todas las embarcaciones que lo deseen a acompañar esta tarde al Juan Sebastián de Elcano a su llegada a la Escuela Naval de Marín
El buque escuela Juan Sebastián de Elcano regresará en la tarde de este domingo a Marín (Pontevedra) y la Armada ha invitado a todas las embarcaciones que lo deseen a acompañar al velero a su llegada. Con ese último atraque en el muelle de Torpedos de la Escuela Naval Militar, concluirá el XCVII crucero de instrucción, que ha contado entre sus guardiamarinas con una alumna muy especial, la Princesa de Asturias.
Pasar seis meses en el Elcano a nadie le deja indiferente, y a Doña Leonor tampoco. Ella ya no es la misma que embarcó el 11 de enero desde Cádiz, como tampoco lo son el resto de sus compañeros guardiamarinas. Atrás quedan muchas experiencias, conocimientos, emociones, esfuerzos, momentos tensos y otros más relajados en los que la Heredera de la Corona ha ido forjando su carácter, y ha dado un paso más en su formación para asumir en el futuro el mando supremo de las Fuerzas Armadas.
Ella no lo ha vivido como una más
Aunque Doña Leonor ha sido tratada «como una más» a todos los efectos, ella no lo ha vivido así. Según ha podido saber El Debate de fuentes muy directas a la Princesa, la Heredera de la Corona ha sido muy consciente durante el crucero de que todas las miradas estaban puestas en ella y se ha esforzado para dar más de lo que se le pedía. Ha sido muy «autoexigente».
Las mismas fuentes han añadido que la Princesa, que tiene 19 años, ha crecido como persona porque ha aprovechado al máximo esta experiencia enriquecedora en todos los sentidos. Doña Leonor ha aprendido de las vivencias en el barco y en tierra, de la convivencia con sus compañeros, de las clases, de los valores de la Armada y de las epopeyas que jalonan la historia de España.
La Princesa, durante su travesía en el buque escuela Juan Sebastián Elcano
Atrás quedan 14 escalas, 10 de ellas en América; unas 16.000 millas navegadas, 183 días en la mar, 18 asignaturas impartidas, 76 guardiamarinas formados, 9 de ellos mujeres; el impresionante cruce del Estrecho de Magallanes, un temporal entre Santo Domingo y Nueva York, numerosas subidas a los palos del buque, guardias de días y de noche, y mucho esfuerzo.
Bulos, fotos robadas y falsos novios
Peor también algunas anécdotas inolvidables para la Princesa, y no todas agradables, como la persistente campaña de bulos que la acompañado durante todo el crucero lanzada por digitales separatistas catalanes para dañar su imagen y reputación.
En estos seis meses la Heredera de la Corona también ha tenido sus primeras experiencias con las fotos robadas; primero cuando la fotografiaron en bikini en una playa con sus compañeros durante la escala en Montevideo, y después cuando un centro comercial de Punta Arenas distribuyó a la prensa las imágenes de la Princesa que habían grabado las cámaras de seguridad. Este último incidente motivó una denuncia del Palacio de La Zarzuela que no prosperó, pero acabó con los robos de fotos en las siguientes escalas.
La Princesa y dos guardiamarinas durante el aferrado de velas en el Elcano
Durante el crucero de instrucción, a la Princesa también se le atribuyó un falso novio, cuando se la retrató con un compañero guardiamarina en una fiesta de carnaval en Salvador de Bahía. El autor de la imagen -de muy baja calidad- llegó a decir que también había hecho fotos de un supuesto beso y se las habían hecho borrar, pero todo fue una artimaña para inflar el precio de las únicas imágenes que hizo -en las que se ve a la Princesa entre la multitud-, porque dicho beso nunca existió.
Durante el crucero de instrucción también se produjo una casualidad que supo aprovechar la Princesa: cuatro días después de que muriera el premio Nobel de Literatura Mario Vagas Llosa en Perú, ella atracaba en el puerto de El Callao a bordo del Elcano, y antes de partir recibió en el buque a la viuda, Patricia, y a los hijos del escritor, Gonzalo y Morgana, para trasladarles el pésame de la Familia Real.
La Princesa y la Reina se dan un largo abrazo al reencontrarse en Panamá
También fue muy emotiva la escala en Panamá, a donde viajó la Reina, como hicieron los familiares de otros guardiamarinas, para acompañar a su hija, a la que no veía desde hacía casi cuatro meses. Y lo mismo hizo después la Infanta Sofía, cuando se desplazó a Gijón para recibir a su hermana durante la escala que hizo el velero en esa ciudad.
Pero el crucero también tuvo su momento triste en Nueva York, donde los guardiamarinas rindieron homenaje a sus compañeros del buque escuela mexicano Cuauhtémoc, que sufrió un accidente al chocar contra el puente de Brooklyn en el que fallecieron dos personas y varias resultaron heridas.
Doña Leonor, durante su travesía en el buque escuela Juan Sebastián Elcano
Con todos esos recuerdos y muchos más, el Elcano llegará a las 17 horas al Muelle de Torpedos de la Escuela Naval Militar, donde será recibido por el comandante director de la Escuela Naval, el capitán de navío Pedro Cardona Suanzes; los oficiales profesores, el batallón de alumnos, la banda de música y los familiares y amigos de los guardiamarinas embarcados.
El buque escuela permanecerá en Marín hasta el 17 de julio para efectuar presencia naval en los actos de jura de bandera y entrega de los reales despachos que presidirán los Reyes, acompañados por la Infanta Sofía, el día del Carmen. La Princesa desfilará como guardiamarina de 2º, y no recibirá despacho hasta que le corresponda a sus compañeros de promoción, pero Don Felipe la impondrá la Gran Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco.
Al finalizar la ceremonia, el Elcano volverá a su puerto base en el Arsenal de La Carraca (Cádiz), donde será revisado y reacondicionado para seguir formando a las nuevas generaciones de marinos de la Armada española.