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El Rey Juan Carlos, en una de sus últimas visitas a Sangenjo

El Rey Juan Carlos, en una de sus últimas visitas a SangenjoGTRES

Casa Real

Las memorias del Rey Juan Carlos: un valioso testimonio en el momento más inoportuno

Ahora tocaba hablar de sus grandes logros institucionales, al cumplirse 50 años de su proclamación, pero la publicación adelantada del libro en Francia ha desenterrado de nuevo la polémica y los errores personales

Todo el mundo tiene derecho a defenderse y a contar su propia historia, también un Rey dolido como Don Juan Carlos, que ha sido sometido en los últimos años a una campaña de desprestigio implacable. Su testimonio es especialmente valioso por la vida que le tocó vivir, por su personalidad arrolladora y contradictoria, y porque protagonizó las páginas más brillantes de nuestra historia reciente hasta que él mismo dejó caer su inmenso prestigio cometiendo inexplicables errores personales.

Sin embargo, el momento elegido para la publicación de sus memorias en Francia, donde el libro Reconciliación sale a la venta el próximo miércoles, no parece ser el mejor, ni para la Corona ni para sus intereses personales. En España se publicará el 3 de diciembre, para alejarlas del 22 de noviembre, cuando se cumplirán 50 años de su proclamación como Rey.

Ahora tocaba celebrar sus enormes logros institucionales —fue el Rey que restauró la Monarquía, que propició la Transición, que se despojó de sus poderes para traer la democracia...— y la publicación adelantada de sus memorias en Francia, así como las entrevistas concedidas, han vuelto a desenterrar los errores personales y a suscitar polémica.

Celebración sin el protagonista

Según muchos historiadores, el reinado de Don Juan Carlos supuso la mejor etapa de paz, libertad, democracia, concordia y prosperidad de la historia reciente de España. Y eso es lo que se pretende celebrar este 22 de noviembre en los dos actos institucionales: uno en el Palacio Real y otro en el Congreso de los Diputados. Don Juan Carlos no está invitado a ellos, pero estará presente su legado.

No obstante, la publicación de las memorias y de sus declaraciones, con reflexiones muy personales y algunos reproches familiares, especialmente a los Reyes, ya han empezado a interferir en el debate público en una España polarizada. Y eso que, hasta ahora, solo se han publicado algunos extractos del libro.

Más ataques a la Corona

Aunque Don Juan Carlos ganó hace dos años su última batalla judicial y no tiene ningún asunto pendiente con la Justicia, su figura sigue suscitando polémica en una parte de la sociedad española, y sus errores y sus reflexiones se siguen utilizando como munición contra la Monarquía que encarna Don Felipe.

Por ejemplo, las declaraciones de Don Juan Carlos sobre Francisco Franco —adelantadas por El Debate—, aunque son prácticamente las mismas que se publicaron en 1992 en el libro El Rey, de José Luis Vilallonga, en un momento político tan complejo como el que vive ahora España están suscitando más polémica ahora que hace 33 años.

De hecho, algunos sectores antimonárquicos han vuelto a desenterrar la falsa tesis de que la Monarquía actual es heredera del 18 de julio, y niegan su legitimidad histórica, como si los Reyes Católicos, Carlos III, Alfonso XII y Felipe VI no fueran eslabones de la misma cadena dinástica. Pero, sobre todo, omiten que la Monarquía Parlamentaria actual fue aprobada en referéndum por una mayoría abrumadora de españoles en 1978, cuando se votó la Constitución.

Don Juan Carlos dedica la parte central de su libro a reivindicar su legado, desde su infancia, su llegada a España, su relación con Franco, la ayuda de Torcuato Fernández-Miranda, su proclamación, los principales acontecimientos de su reinado, anécdotas, su relación con destacadas figuras nacionales e internacionales, la espina clavada del terrorismo de ETA... Un documento, por tanto, de enorme interés. Pero no se queda en eso.

Van cinco años y medio en Abu Dabi

Sus memorias empiezan con una parte dedicada a su salida de España: «Ninguna guerra ni ningún proceso judicial me obligó a hacerlo. Ante la presión de los medios de comunicación y del Gobierno, tras revelarse la existencia de una cuenta bancaria que tenía en Suiza y acusaciones completamente infundadas de comisiones, decidí marcharme para no obstaculizar el buen funcionamiento de la Corona, ni a mi hijo en el ejercicio de sus funciones como soberano».

Él nunca pensó que estaría fuera tanto tiempo y siente nostalgia de España, a donde quiere regresar: «Pensé que me iría como máximo unas semanas, para estar fuera del foco mediático y permitir que la justicia española y suiza llevaran a cabo sus investigaciones con total tranquilidad. Nunca imaginé que cinco años después, dos de los cuales sin haber vuelto a ver mi país, seguiría en Abu Dabi».

Pero habrá que esperar a la publicación de las memorias para ver si aclara las razones que le mantienen en Abu Dabi, más allá de unas condiciones fiscales ventajosas, como aseguran algunas personas.

Y el libro acaba con una reflexión personal sobre su vida. «Desde mi nacimiento no he sido dueño de mi destino. Aún debo acatar los deseos de la Casa Real y del Gobierno actual. En última instancia, mi vida habrá sido dictada por las exigencias de España y el trono. Di libertad a los españoles al establecer la democracia, pero nunca pude disfrutar de esta libertad. Ahora que mi hijo me ha dado la espalda por obligación y mis supuestos amigos han desaparecido, me doy cuenta de que nunca fui libre».

Reproches familiares

También habrá que esperar a la publicación para comprobar si en el libro ha mantenido los reproches a Don Felipe y Doña Letizia, o solo han sido declaraciones a la prensa francesa. De la Reina dice que «ella no ayudó a la cohesión de nuestras relaciones familiares» pero que él hizo «todo lo que pude para anular nuestras diferencias». Y reprocha a los Reyes que «nunca he podido salir solo en Madrid» con sus nietas, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía.

De Don Felipe dice: «Mi hijo me dio la espalda por sentido del deber. Entiendo que, como Rey, deba mantener una postura pública firme, pero sufrí su insensibilidad». También alude a una conversación que mantuvo con su hijo en la Navidad de 2020 «encerrada en el silencio de la incomprensión y el dolor».

Del silencio admirable de Don Juan

En otro momento del libro, añade: «Verse obligado al desarraigo y al aislamiento al final de la vida no es fácil. Estoy resignado, herido por un sentimiento de abandono. No puedo contener la emoción al pensar en algunos miembros de mi familia para quienes ya no importo, y especialmente en España, que tanto echo de menos. Hay días de desesperación, de vacío».

Los reproches de Don Juan Carlos a su hijo contrastan con el silencio admirable que mantuvo en público su padre, Don Juan de Borbón, a lo largo de las décadas en las que ambos mantuvieron serias diferencias, muy dolorosas para el padre, porque Don Juan Carlos aceptó ser proclamado Rey.

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