Representación de Amílcar Barca

Representación de Amílcar BarcaFleuron

El misterioso final de Amílcar Barca: ¿murió el líder de Cartago y padre de Aníbal en Elche de la Sierra?

Dos milenios después de su muerte sigue sin concluirse una versión oficial de lo acontecido y hay diversas teorías que señalan la batalla de Hélice en las proximidades de la localidad albaceteña

Han pasado más de dos mil años desde la muerte de Amílcar Barca, pero actualmente investigadores e historiadores no se ponen de acuerdo para desarrollar la realidad de lo sucedido. Si en algo coinciden es en situar su partida tras la batalla de Hélice en el 228 a.C. Son varias las leyendas surgidas a raíz de su muerte y es que no se da con el paradero definitivo del lugar donde el cartaginés puso fin a su vida.

No hay conclusiones firmes al respecto. Lo único seguro es la fecha de su muerte, pero la población ha sido situada hasta en tres lugares, a saber, Elche (Alicante), Belchite (Zaragoza) o la que para muchos expertos es la más probable: Elche de la Sierra (Albacete).

Dejando a un lado el nombre de la ciudad que le vio morir, tampoco hay acuerdo en la manera en la que perdió la vida. Las teorías son múltiples. Se habla de ahogamiento en un río cercano a la batalla y hasta de una ingeniosa idea íbera, en la que cobran protagonismo los toros como animal insignia desde los primeros tiempos de la Península.

Antes de entrar en cómo y dónde murió Amílcar Barca, resulta relevante conocer los pormenores del empeño cartaginés con la Península Ibérica y la enorme tensión en la era de las Guerras Púnicas con Roma. Un misterio sin resolver debido a la incongruencia entre las diversas fuentes de la época y las contraposiciones de los estudios recientes. Lo primero, ¿qué hacía Amílcar Barca en Hélice?

Primer conflicto con Roma

Los días del 290 a.C. iluminarían la venida al mundo de Amílcar Barca. Su familia, los Bárcidas, responde a un linaje noble de la antigua ciudad africana de Cartago. Preocupados por el constante avance del Imperio Romano por el Mediterráneo, que comprometía el poder mercantil cartaginés, el conflicto no tardaría en estallar.

El grueso militar, bajo las órdenes de Amílcar Barca, tomó Sicilia, aunque su mayoría mercenaria y la falta de control cartaginés en la isla dificultaría su defensa. La llamada de auxilio de Mesina a Roma pondría en liza la batalla. Mientras el líder de Cartago luchaba por disolver una revuelta de sus propios mercenarios, el ejército romano lanzó el ataque. Expuesto en inferioridad numérica, Cartago logró contener la fuerza romana durante un tiempo e incluso reconquista Érice.

El Imperio desiste en trazar ataques terrestres y construiría una flota con casi doscientos navíos para decidir el destino de la guerra en el mar. Mientras el enemigo se reforzaba, Amílcar seguía lidiando con nuevas revueltas en sus huestes y finalmente se ve obligado a ceder con unas mejores compensaciones por sus trabajos.

Años más tarde esta decisión contribuiría a la ruina de Cartago, pero en estos momentos se avecinaba un problema mayor. Roma surcaba el Mediterráneo con su nueva flota y no tardaría en hacerse con el control de Trapani y Lilibea, confirmando su dominio en las costas sicilianas y provocando el fin del conflicto con la rendición de los cartagineses. Amílcar renunciará a su cargo y los cartagineses abandonaron la isla dando sus armas a los romanos.

Arrasar las riquezas de Hispania

Trishekel hispano-cartaginés

Trishekel hispano-cartaginésMAN

Cartago se hunde en un profundo malestar. El orgullo está herido tras la derrota y las premisas romanas para aceptar su rendición fueron humillantes. Los soldados no cobraban y se levantaron en revuelta llegando a tomar el poder de Cartago en la ‘Guerra de los mercenarios’. Amílcar, retirado de la vida pública es llamado para sofocar la delicada situación y su estrategia resultó clave para paliar la rebelión, que terminó con los insurrectos crucificados.

Tras esta victoria, Amílcar recupera el orgullo perdido tras la derrota en la Primera Guerra Púnica y en su mirilla el objetivo está decidido. Tras perder plazas importantes en la actual Italia, el comandante cartaginés ve en Iberia una tierra inhóspita, poco explotada y de la que puede adquirir con facilidad un buen acopio de riquezas.

En el 236 a.C. y con un ejército completamente renovado, Amílcar llega a Hispania sediento de riquezas para asentar el poder de su Imperio y contentar fielmente a sus soldados. Aquí desembarca con sus hijos, Asdrúbal y Aníbal. Los pobladores presentes solo podían asumir sus condiciones o el poder de Cartago caería sobre ellos. De esta manera, también se aprovechó perdonando la vida de pobladores a cambio de que se unieran a sus filas militares. Los planes de Cartago seguían su curso. Con una expansión poderosa en la que ordenó la construcción de nuevas ciudades como Acra Leuca, avanzaba con paso firme, pero la furia íbera estaba a punto de llevarse su vida por delante.

La muerte de Amílcar Barca

Ilustración referente a los elefantes de Cartago

Ilustración referente a los elefantes de CartagoHenri Motte

Con Acra Leuca como eje de sus operaciones, Amílcar Barca se decidió a expandir su poder por todo el territorio hispano. Entre sus objetivos apareció la enigmática Hélice, de la cual se desconoce su ubicación exacta.

Allí hallaría la muerte y comenzaría el reto por descifrar los hechos que traen de cabeza a los historiadores. Empezando por los relatores de la época, en el siglo I a.C., Diodoro Sículo escribía: «Amílcar, que se había establecido junto a la ciudad de Hélice, poniéndole sitio, permaneció allí con el resto de sus efectivos, tras enviar la mayor parte de su ejército y los elefantes a los cuarteles de Acra Leuca». Al frente de las huestes enemigas aparece Orisón, líder de los íberos oretanos que firmaría el primer triunfo de los indígenas.

En este punto surgen las primeras disparidades. Según Justino, Amílcar se encontraba envuelto en el éxito de la campaña hispana y la fortaleza de los sencillos triunfos le llevó a confiarse desembocando en su fatal muerte en una emboscada. A ello, Apiano suma más detalles como el ingenio íbero que logró la victoria enfrentando a los cartagineses a carros tirados por bueyes que desconcertaron a los soldados provocando la muerte de Amílcar. En línea a este relato, Zonaras añade que los toros iban envueltos en fuego, haciendo aún más legendaria la historia.

El mayor enemigo de esta teoría de los toros o bueyes es Schulten, que califica la desarrollada por Apiano como «disparatada historia» desarrollada por un cronista a «particularmente detestable». En cambio, García y Bellido acepta la teoría y afirma que «parece ser que la estratagema de la que se valió el régulo oretano fue el atacar con carros cargados de teas encendidas y tirados por bueyes». Se diera o no en Hélice, esta táctica fue utilizada por los propios cartagineses más tarde en Falerno. Seguramente con Aníbal concienciado de la terrible muerte que aconteció a su padre y que podría haber resultado de lo ocurrido contra Orisón.

Otra teoría con cierto respaldo habla de una traición de los íberos a los cartagineses, mediante la cual lograron la retirada de Cartago. Amílcar esperaría para retener el avance íbero para salvar la vida de sus hijos y en ese momento se vería empujado con su caballo a las aguas de un río donde moriría ahogado. Milenios más tarde sigue sin saberse con certeza cuál fue el desarrollo de los hechos y sobre todo, el lugar donde acontecieron.

Juan Lozano, relacionó en el siglo XVIII a Elche de la Sierra (Albacete) con la antigua Hélice. En concreto se refería a Peña Rubia por una cuestión toponímica y según referencias, afirmaba que existían vestigios que daban fe de la ancestral población. Por su parte, Carlos González Wagner destaca los pocos datos fidedignos que existen acerca de este capítulo histórico y Diodoro defiende la llegada de ayuda para el pueblo sitiado en Helike liderada por Orisón, que provocó la muerte en retirada de Amílcar Barca.

La idea, más o menos asentada, de que Acra Leuca se ubicaba en las inmediaciones de la actual Alicante, hacen que la versión de Belchite y el Ebro pierdan fuerza en favor del Segura, donde según algunas de las versiones pudo morir ahogado el cartaginés. En relación a Acra Leuca, Diodoro concluye su relato: «Asdrúbal, yerno de Amílcar, conocido el desastre de su suegro, levantó súbitamente el campamento y se dirigió a Acra Leuca llevando consigo más de cien elefantes. Proclamado general por el ejército y los cartagineses, eligió cincuenta mil soldados entrenados, seis mil caballos y doscientos elefantes. Venció primero al rey Oriso, castigando a los culpables de la derrota de Amílcar. Recibió la sumisión de sus ciudades en número de doce y, finalmente, sometió todas las de España...»

Prestando atención a la llegada del invierno, que pudo provocar la marcha en masa del ejército a Acra Leuca, Elche de la Sierra gana peso por la presencia del Segura y los fríos de la serranía. Aunque sus únicos enteros son los parecidos en los nombres de las ciudades, la presencia de ríos y la cercanía a Alicante. No hay más pruebas. Tampoco para validar otros lugares.

Sea como fuere, Amílcar Barca fue protagonista de la primera derrota de Cartago en Hispania, que además se cobró su vida. El testigo lo recogió Asdrúbal el Bello mientras Aníbal se preparaba para tejer los verdaderos planes de su padre: volver a medirse con Roma.

El lugar y los hechos, por el momento son todo un misterio. Pese a ello, Elche de la Sierra conmemora en la carretera dirección a Férez, el monumento a la muerte de Amílcar Barca. Dos mil años después persisten las sombras alrededor de la partida del que fuera líder cartaginés. ¿Fue víctima de una emboscada? ¿Los toros de fuego cayeron sobre los cartagineses? ¿Murió ahogado? El acontecimiento pervive, enterrado en el paso de la historia, donde aquella vez el ingenio de los íberos logró frenar el avance de Cartago.

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