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05 de mayo de 2024

Un avión de Spanair, en una imagen de archivo

Un avión de Spanair, en una imagen de archivoEuropa Press

Cataluña

La Generalitat no quiere que se le vayan más empresas y entrará en el capital de las que sean «estratégicas»

  • El Govern ha aprobado una dotación de 50 millones de euros en tres años para el Fondo Arrrels, impulsado por el ICF, con este fin

  • La Generalitat intentó invertir en Spanair para convertirla en una aerolínea de bandera catalana y la operación fue un fracaso

Desde el gobierno catalán no quiere que se repita la sangría de empresas que se marchan de Cataluña y, por este motivo, ha aprobado aportar 50 millones de euros al Fondo Arrels, impulsado por el Instituto Catalán de Finanzas (ICF), y que tiene como objetivo «entrar en el capital de empresas estratégicas para que mantengan su arraigo y sus centros de decisión en Cataluña». El ICF también contribuye con otros 50 millones, por lo que la dotación total será de 100.
Desde 2015, Cataluña ha perdido la sede de más de cinco mil empresas, especialmente a raíz del proceso independentista. De hecho, en 2017, año en el que se celebró el referéndum ilegal del 1 de octubre, casi 1.900 trasladaron su sede a otras autonomías. Especialmente significativo, y de hecho, supuso un duro golpe, fue la decisión que tomó CaixaBank, el Banco Sabadell, Naturgy, Planeta, Hotusa o Codorniu. Y el problema es que ninguna, excepto Agbar, ha decidido volver.
Para evitar situaciones de este tipo, se ha decidido crear ese Fondo, por el que la Generalitat podría entrar en el capital de esas empresas «estratégicas», aunque, eso sí, las participaciones «nunca serán de control, pero sí que tendrán capacidad de influencia», aseguran desde el ejecutivo. El Govern asegura que, en el contexto actual, mantener la actividad económica e industrial en Cataluña se convierte en una prioridad y, en este sentido, añaden, «la posible pérdida del control de esta actividad empresarial estratégica, en manos de grupos inversores de fuera de Cataluña, es un riesgo al alza».
De ahí que quiera impulsar «medidas que favorezcan y potencien el arraigo de las empresas catalanas y de sus centros de decisión en Cataluña». El ICF será quien lleve a cabo estas inversiones, que serán «a largo plazo» y por la «entrada en el capital de las compañías», que, por supuesto, deben tener domicilio social y fiscal o establecimiento permanente en Cataluña y también «deben ser tractoras para el conjunto del tejido productivo del país, es decir, con vínculos potentes con empresas y proveedores catalanes», apuntan desde el Govern.

El desastre de Spanair

Y también se explica que el Departamento de Economía y Hacienda, y el de Empresa podrán hacer propuestas de líneas que puedan ser objetivo de inversión, aunque, como decíamos, es el ICF el que decidirá las inversiones a realizar. Desde la Generalitat también defiende que en otras comunidades autónomas hay instrumentos de este tipo, como en el País Vasco. Allí está el fondo Finkatuz, a través del cual ha participado en empresas relevantes de Euskadi como ITP Aero, CAF y Kaiku.
No hay que perder de vista que la última vez que la Generalitat intentó entrar en el capital de una empresa, no acabó bien. Es el caso de Spanair. El gobierno catalán aportó entre 2009 y 2012 unos 211 millones de euros, a través de aportaciones de capital y de préstamos directos o indirectos (para otros accionistas de la compañía), según un informe de la Sindicatura de Cuentas. El sueño del Govern era convertir a Spanair en una aerolínea de bandera catalana, pero quebró, dejó de operar en enero de 2012
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