El líder de Junts, Carles Puigdemont, en una imagen de archivo
El laberinto catalán
La absoluta irrelevancia del aniversario del referéndum ilegal del 1-O inquieta a Puigdemont
Cunde un cierto desconcierto en el partido ante la estrategia que sigue su cúpula
Hace unos días, La Vanguardia publicaba una encuesta que situaba a Aliança Catalana a sólo dos diputados de Junts y colocaba al partido de la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, como primera fuerza política en las provincias de Gerona y Lérida, feudos tradicionales de los neoconvergentes. Esta encuesta ha supuesto un seísmo de réplicas constantes dentro de Junts.
Días más tarde, el descabello llegó desde el otro gran periódico catalán, El Periódico: en otra encuesta auguraba a Junts un hundimiento en Barcelona y la irrupción de los de Orriols en el ayuntamiento de la Ciudad Condal.
Ambos sondeos encendieron todas las alarmas entre los cuadros de Junts y los alcaldes de esta formación pidieron una reunión a la dirección del partido con el objetivo de solicitar que Junts no participe de un cordón sanitario contra Aliança Catalana.
Crisis de liderazgo
El partido de Carles Puigdemont sigue a día de hoy sin candidato a la alcaldía de Barcelona, y están pendientes de ver si el prófugo pueda regresar a España para ser cabeza de cartel o no.
El horizonte penal de Puigdemont ha vuelto a alejarse esta semana, tras la declaración del presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, que ha aclarado el calendario al explicar que, entre recusaciones y acumulación de dictámenes, hasta el próximo año no fallará sobre Puigdemont. El alquiler del chalé de Waterloo deberá ser, nuevamente, prolongado.
En Junts hay un cierto desconcierto en la estrategia que sigue su partido, que ha llegado a caer en la intensa cortina de humo lanzada por el gobierno a cuenta de Israel y Palestina para tapar sus escándalos de corrupción.
A principios de semana, el grupo de Junts en el parlamento catalán se quedó entre Pinto y Valdemoro al no secundar un minuto de silencio, pero permanecer en el hemiciclo. Luego en el Congreso apoyó el boicot a Israel, abandonando así su posición tradición favorable al país hebreo.
Minuto de silencio en el Parlament en apoyo a los miembros de la flotilla
El 1 de octubre, octavo aniversario del referéndum ilegal de independencia, fue un baño de realidad para Junts. No hubo manifestaciones, y únicamente se celebraron actos en recintos cerrados, en pequeños municipios y con los antaño poderosos CDR desaparecidos.
Además, se lanzaron mensajes extravagantes como el realizado por el Consell de la República, que fundó Puigdemont, proponiendo que Cataluña abandone el uso horario español, equivalente también al de las principales capitales europeas, para pasarse al británico. La fecha del referéndum ilegal fue tan intrascendente que Alberto Núñez Feijóo visitó Barcelona ese mismo día sin tener que entrar en la materia.
Desde las redes sociales, Puigdemont intentó levantar el ánimo de sus seguidores y de los nostálgicos de la independencia, que duró ocho segundos, escribiendo que «el Estado [en referencia al Gobierno de España al que él sostiene] desde fuera de Cataluña y ahora desde dentro de nuestras instituciones [en alusión al PSC] trabaja para que no podamos alcanzar la independencia».
Ante la falta de respuesta social al intento de conmemorar su efeméride preferida, Junts lanzó una campaña contra la presunta españolización de TV3. Los de Puigdemont están molestos porque desde la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) se haya creado una marca paraguas, 3Cat, para englobar a TV3 y a su emisora Catalunya Ràdio.