Eusebio junto a su hijo Cristian, que trabaja en un centro ocupacional de Terrassa
Terrassa
El padre de un niño con discapacidad del 75% y síndrome de Down denuncia que no le dejan usar el bus adaptado
La administración aduce que solo se puede usar hasta los 21 años, y Cristian tiene 26. El chico acude cada día a un centro ocupacional en Terrassa
El minibús sigue haciendo cada día el mismo recorrido y hay plazas libres
Cristian tiene 26 años y una discapacidad del 75%. Para él, su padre, Eusebio, pide ayuda. Y no ayuda económica, porque no quiere dinero. Solo que dejen al chico volver a utilizar el transporte adaptado, el microbús que gestiona el Consejo Comarcal del Vallès Occidental (Barcelona), para que lo lleve desde su domicilio, en Rellinars, hasta el centro ocupacional LaFact en el que trabaja, y que está en Terrassa. ¿Cuál es el problema? Se lo denegaron en septiembre porque Cristian tiene más de 21 años.
De todos modos, esta situación no es nueva para Eusebio. Hace cinco años ya le denegaron la opción del microbús por el mismo motivo y, tras movilizarse, consiguió que Cristian pudiera volver a utilizarlo. Por lo tanto, explica, «ya llevamos cinco años en los que nos hemos saltado la norma y no ha pasado nada hasta ahora». Eusebio dice que, por horarios, no les acaba de encajar el transporte regular desde Renillars, además de que Cristian necesita transporte adaptado por su discapacidad.
Pero no se trata solo de eso. El chico apunta su padre, necesita rutinas y coger el autobús e ir al centro ocupacional, le iba muy bien para mantener «la conexión» con sus amigos y desarrollarse como persona. Le ayuda, nos explica, a su motricidad, a nivel psicológico y a estar más conectado.
Eusebio ha presentado instancias al Consejo Comarcal, al Ayuntamiento, o al Síndic de Greuges. Pero de momento, nos asegura, «se van pasando la pelota unos a otros y no nos dicen nada». Sí le dan una ayuda económica al tratarse de una familia vulnerable, porque Eusebio está solo al cuidado de sus tres hijos y solo trabaja él. Y esa ayuda tampoco le da para cubrir los gastos que le comporta llevar y traer cada día a Cristian desde su casa hasta el centro ocupacional y a la inversa.
«Las horas que pierdo en el trabajo para llevarlo y recogerlo las tengo que recuperar y no tengo tiempo para nada», nos dice. Gracias al transporte escolar, Eusebio podía estar por las tardes con su hijo, pero desde septiembre ya no es así. Y esta situación lo ha llevado a estar de baja y a necesitar la ayuda de un psicólogo. E insiste: «no queremos dinero», solo que dejen a Cristian utilizar ese microbús, porque el gasto para la administración «sigue siendo el mismo». «Me dan un dinero que no nos llega y de todas formas el transporte sigue subiendo igualmente hasta Rellinars, pasa por la puerta de mi casa cada día. Hay plazas, y no le dejan subir», se lamenta.