Imagen de archivo de un viñedo
El Gobierno mantiene los recortes al regadío en Alicante hasta final de año
La provincia de Alicante seguirá afrontando restricciones en el regadío al menos hasta diciembre. La Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) -dependiente del Ministerio para la Trancisión Ecológica- ha aprobado el volumen de desembalse para el nuevo ciclo hidrológico, fijado en 268 hectómetros cúbicos, con un recorte medio del 27 % en las dotaciones de riego. La medida, respaldada por unanimidad en la Comisión de Desembalse, se aplicará en todo el trimestre octubre-diciembre y será revisada a finales de año si la evolución de las reservas no coincide con las previsiones actuales.
Los ajustes afectan de manera desigual. Los regantes tradicionales de los ríos Segura, Mundo y Quípar dispondrán de un 22,5 % menos de caudal respecto a lo habitual, mientras que los no tradicionales sufrirán un recorte más severo, del 33,5 %. La CHS asegura que el abastecimiento urbano no se verá afectado, pero la agricultura -motor económico en amplias zonas de la Vega Baja y del interior de Alicante- encara otra campaña marcada por la incertidumbre.
El organismo recuerda que durante el último año los agricultores han cumplido con las limitaciones vigentes, lo que ha permitido gestionar mejor unos recursos muy escasos. A ello se suma un ciclo hidrológico relativamente benigno: las lluvias de primavera situaron el ejercicio que ahora concluye como el quinto más húmedo de la última década.
Reservas bajo mínimos en el Segura
El margen de maniobra sigue siendo reducido. Los embalses de la cuenca del Segura almacenan actualmente 188 hectómetros cúbicos, apenas el 16,5 % de su capacidad total (1.140 hm³). Son 18 menos que la semana anterior. La CHS detalla que, hasta el 11 de septiembre, el consumo acumulado alcanzó 285 hectómetros cúbicos, 63 menos que en el mismo periodo del año pasado, pero todavía 42 por encima de los objetivos fijados en marzo.
Estado de las cuencas de España esta semana
Pese a la ligera mejoría en comparación con 2024, el sistema de indicadores mantiene la cuenca en situación de prealerta, muy próxima al escenario de alerta, lo que explica la necesidad de prorrogar las restricciones al regadío.
El trasvase, un respiro parcial
En paralelo, la Comisión Central de Explotación del Acueducto Tajo-Segura ha aprobado este martes un trasvase de 27 hectómetros cúbicos correspondiente al mes de septiembre, al encontrarse los embalses de cabecera en el Nivel 2. En la misma reunión ha quedado registrado que hay otros 141 hectómetros ya autorizados y pendientes de transporte, de modo que abastecimientos y regadíos de la cuenca del Segura tienen asegurados 168 hectómetros hasta diciembre.
Los embalses de Entrepeñas y Buendía almacenan actualmente 1.391 hectómetros (el 55 % de su capacidad), de los que debe descontarse ese volumen pendiente de derivar. El retraso en el envío se debe a la reparación del acueducto, dañado en agosto a su paso por Liétor, del que informó El Debate. Una vez completadas las obras, el agua será derivada en los próximos meses. Con este calendario, 2025 cerrará como uno de los años con mayor volumen trasvasado: hasta 480 hectómetros.
Estos 168 hectómetros garantizados no incluyen los desembalses que se autoricen en octubre, noviembre y diciembre, que podrían añadir otros 27 hectómetros por mes si se mantiene el Nivel 2 en los embalses de cabecera.
Pendientes de nuevas reglas
La continuidad de los trasvases no está exenta de incertidumbre. El Ministerio para la Transición Ecológica mantiene pendiente la revisión de las reglas de explotación, reclamada por Castilla-La Mancha y los municipios ribereños. A partir del 1 de enero de 2026 entrará además en vigor el aumento del caudal ecológico en el Alto Tajo, que pasará de siete a ocho metros cúbicos por segundo y reducirá las reservas disponibles para trasvasar.
El contraste con el Tajo
La situación del Segura se entiende mejor al compararla con la del Tajo, pieza clave del trasvase que sostiene parte del riego y el abastecimiento en Alicante y Murcia. Según los últimos datos publicados por el Ministerio esta semana, los embalses de la cuenca del Tajo almacenan 6.954 hectómetros cúbicos, lo que equivale al 62,9 % de su capacidad total (11.056 hm³). En la última semana han perdido 136 hectómetros, pero su nivel se mantiene muy por encima de la media del Segura.
La brecha es evidente: mientras el Tajo supera con holgura la mitad de llenado, el Segura no alcanza el 17 %. Incluso cuencas como el Miño-Sil (67,1 %), el Duero (58,4 %), el Guadiana (58,2 %) o el Ebro (54,8 %) presentan balances mucho más favorables. En el extremo opuesto, el Segura se consolida como el sistema más deficitario del país, solo aliviado de manera puntual por el trasvase y el refuerzo de la desalación.
Alicante, en el centro del pulso hídrico
La continuidad de los recortes del Gobierno supone un nuevo golpe para la agricultura alicantina, que depende tanto de los recursos propios del Segura como del trasvase Tajo-Segura. Con unas reservas locales al límite y sin infraestructuras alternativas plenamente operativas, la provincia encara un horizonte de mayor presión sobre los costes de producción, la competitividad agrícola y la disponibilidad de agua en temporadas de alta demanda turística.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez sostiene que la gestión responde a criterios técnicos e hidrológicos. Sin embargo, en Alicante las restricciones se interpretan como una señal de que el sureste seguirá soportando el peso de las limitaciones mientras otras cuencas mantienen niveles de agua muy superiores. Entre un Tajo que roza los dos tercios de su capacidad y un Segura en mínimos, la política hídrica vuelve a tensar las costuras territoriales y coloca a la provincia en el epicentro del debate nacional sobre el reparto del agua.