Un F-35 de Países Bajos efectúa un vuelo a baja altura en un cañón de Idaho (Estados Unidos), donde entrena con fuego real
Fuerzas Armadas El arriesgado vuelo rasante de un F-35 a través de un abrupto cañón en Idaho
Los pilotos de la Real Fuerza Aérea de los Países Bajos están realizando un arriesgado programa de instrucción en Idaho (Estados Unidos), donde se entrenan en vuelo rasante y procedimientos avanzados de ataque. Las maniobras buscan reproducir arriesgadas situaciones de combate real. Los F-35 tienen que operar a baja altura, atacar objetivos y mantener la discreción frente a sistemas de vigilancia enemiga, según ha informado Nato Air Command.
Una docena de cazas F-35 de los Países Bajos se han desplegado en la Base Aérea Mountain Home en Idaho para participar en un ejercicio de entrenamiento de tres semanas. Este ejercicio tiene como objetivo preparar al personal, entre otras cosas, para la defensa del área del tratado de la OTAN.
Espectacular imagen de un F-35 de Países Bajos sobrevolando un desfiladero en Idaho (Estados Unidos)
El entrenamiento forma parte de los acuerdos de cooperación entre la Koninklijke Luchtmacht y la Fuerza Aérea estadounidense para la preparación de pilotos en escenarios de alto realismo. Los pilotos deben ser capaces de realizar ataques de precisión, como bombardeos. Durante estas actividades, los pilotos se enfrentan a un enemigo que crea una situación de guerra realista. Por ejemplo, se enfrenta a simulacros de ataques, interrupción del equipo y, en ocasiones, tiene que refugiarse volando a baja altura.
En territorio hostil
El Cañón Gunfighter, situado en las inmediaciones de la base aérea de Mountain Home, tiene una geografía abrupta, estrecha y con profundos desfiladeros que permiten recrear misiones de penetración en territorio hostil. Para los F-35 neerlandeses, volar por este entorno exige precisión extrema y dominio de los sistemas del caza de quinta generación.
Cuatro aviones cisterna Airbus A330 han volado junto a los F-35 para reabastecerlos en vuelo. Los aviones pertenecen a la Unidad de Transporte de Cisterna Multinacional de la OTAN. Todos los aviones hicieron escala en las Azores. Los entrenamientos se realizan regularmente en Estados Unidos debido a las limitadas opciones para practicar el despliegue de armas en los Países Bajos.
Los F-35 vuelan bajo a través un cañón para entrenar misiones realistas: el 80% se centra en atacar objetivos y permanecer ocultos
Según la planificación operativa del contingente, aproximadamente el 80 % de las sesiones en este despliegue está orientado a misiones de ataque. El objetivo es combinar vuelo a muy baja cota —una capacidad esencial cuando es necesario evitar radares enemigos— con el uso realista de sensores, armamento y tácticas de ocultación. De este modo, los pilotos entrenan la transición rápida entre navegación, identificación de objetivos y empleo de armas, manteniendo la aeronave fuera de detección el mayor tiempo posible.
En paralelo, el destacamento neerlandés participa en ejercicios de fuego real en polígonos autorizados del estado de Idaho. Estas prácticas buscan que el personal adquiera confianza plena en los sistemas de armas del F-35, tanto en el lanzamiento de munición guiada como en el uso del cañón y de los sensores integrados. Aunque el grueso del entrenamiento se orienta al ataque, también se realizan prácticas de defensa propia y combate aire-aire, imprescindibles para completar la formación integral de los pilotos.
Vuelo de un F-35 de países Bajos cerca de la Base Aérea Mountain Home en Idaho (EE.UU.)
El despliegue permite además entrenar la interoperabilidad con unidades estadounidenses, un factor clave para cualquier operación futura en el marco de la OTAN. Los F-35 neerlandeses ensayan procedimientos comunes, comunicaciones tácticas, intercambio de datos y operaciones en espacio aéreo compartido. Para los instructores, trabajar en un entorno de gran actividad aérea aporta un valor añadido, porque sitúa a los pilotos ante escenarios cambiantes y con múltiples aeronaves operando simultáneamente.
La Koninklijke Luchtmacht subraya que este tipo de adiestramiento es vital para garantizar que los pilotos estén preparados para misiones de alta complejidad. El vuelo a baja altura —una de las capacidades históricamente más exigentes de la aviación de combate— obliga a trabajar con márgenes muy reducidos y a mantener una elevada carga de trabajo en cabina. Cuando se combina con el empleo de armamento y la necesidad de evitar detección, el nivel de riesgo se multiplica.
El F-35, diseñado para operar en entornos altamente disputados, permite a los pilotos aprovechar sensores avanzados, fusión de datos y sistemas de guerra electrónica para identificar amenazas, localizarlas y atacar con precisión.