Un alimento gallego con muchas propiedades que desconocen en resto de España

Un alimento gallego con muchas propiedades que desconocen en resto de EspañaFlickr

El alimento tradicional de Galicia con alto valor nutricional y que es poco conocido en gran parte de España

De gran importancia en la tradición culinaria de Galicia, en los últimos años se han incorporado en nuevas preparaciones más innovadoras

En Galicia, hay un ingrediente que anuncia la llegada del invierno. Aunque la disponibilidad de muchos productos se ha extendido a lo largo del año gracias a la desestacionalización, este sigue ligado a los meses fríos, que es cuando alcanza su máximo esplendor.

De origen humilde, con un gran protagonismo en la cocina tradicional gallega, es era ingrediente principal de algunos de los platos más representativos de Galicia.

Sin embargo, su valor ha trascendido la tradición, ganándose un lugar en la alta gastronomía. Su sabor ligeramente amargo y su textura delicada lo hacen inconfundible, y cada temporada su cosecha es esperada con gran interés tanto en los mercados como en los fogones.

De la huerta a la mesa: esta es su historia

El alimento del que se trata son los grelos, los brotes tiernos de la planta de la hoja del nabo (Brassica rapa), que aparecen en la planta justo antes de su floración.

Su apariencia es la de un tallo más o menos graso del que salen algunas hojas y, en el extremo, las flores. Los grelos se recolectan en los meses fríos y son esenciales en recetas como el lacón con grelos, el cocido o el caldo gallego.

Los grelos son una hortaliza característica de Galicia, de hecho, en sus orígenes solo se consumían en esta región. El cultivo de los grelos se remonta a siglos atrás, cuando las familias gallegas los aprovechaban como parte fundamental de su dieta.

Su popularidad se debe a que el nabo es una planta que se adapta perfectamente a los climas fríos y húmedos, lo que le permitió asentarse en los terrenos profundos, frescos y fértiles de Galicia a lo largo de los siglos.

El primer producto que produce el nabo son las nabizas, las hojas más tiernas de las primeras ramas que se cocinan en caldo, mientras que las partes más duras se destinan a la alimentación del ganado. A finales de enero, se cosechan los grelos, los brotes más tiernos de la planta, que aparecen justo cuando esta comienza a florecer o 'grelar', es decir, a producir semillas.

El grelo se corta manualmente y se agrupa en manojos que se atan con mimbre o paja. Luego, se almacenan en un lugar fresco y oscuro hasta el momento de la cocción, lo que permite que conserven intactos sus aromas más característicos.

De la tradición a la alta cocina

Aunque el lacón con grelos es la receta más representativa, este ingrediente ha encontrado nuevas formas de ser disfrutado.

En los últimos años, su uso se ha extendido a la cocina moderna, apareciendo en platos como revueltos, tortillas, empanadas y cremas. Algunos chefs han experimentado con él en versiones más innovadoras, como espumas o chips crujientes.

Además de su sabor característico, los grelos destacan por su valor nutricional. Son una fuente importante de vitaminas A y C, esenciales para el buen funcionamiento del sistema inmunológico. También contienen minerales como el hierro, el calcio y el potasio, fundamentales para la salud ósea y cardiovascular.

Su alto contenido en fibra favorece la digestión y ayuda a mantener una dieta equilibrada. A esto se suma su bajo aporte calórico, lo que los convierte en un ingrediente saludable y adecuado para todo tipo de planes alimenticios.

Para garantizar su autenticidad y preservar su importancia en la gastronomía local, existe la certificación 'Grelos de Galicia', que asegura el origen y las condiciones óptimas de cultivo.

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