Mejillones tigres
Mejillones tigre, el plato veraniego típico de Galicia que triunfa en toda España
Si bien muchas versiones han reducido o eliminado el toque picante, el nombre original alude precisamente a ese matiz especiado que solía incorporarse con salsa Tabasco o guindilla
Cuando llega el verano, la gastronomía también se adapta al calor y al ambiente relajado de la temporada. Platos ligeros, mariscos frescos, sabores intensos pero fáciles de compartir: muchas recetas ganan protagonismo solo durante estos meses, bien por la estacionalidad de sus ingredientes o simplemente porque apetecen más en terrazas, chiringuitos o reuniones informales.
Entre ellas, hay una que destaca por su carácter sabroso y su contraste de texturas: los mejillones tigres. Crujientes por fuera, con un relleno cremoso y sabroso en su interior, estos mejillones rellenos representan un equilibrio perfecto entre sencillez y sabor.
Su popularidad no deja de crecer, y aunque su origen exacto sigue siendo debatido entre el País Vasco y la Comunidad Valenciana, lo cierto es que en Galicia se han convertido en un clásico imprescindible de muchas tabernas costeras y no solo en verano, sino a lo largo de todo el año.
Una tapa con un origen incierto
El origen de los mejillones tigre continúa siendo incierto y motivo de debate entre expertos y aficionados a la gastronomía. Mientras algunas teorías sitúan su creación en la Comunidad Valenciana durante la década de 1970, otras apuntan al País Vasco como posible cuna de esta popular tapa. La falta de documentación clara ha impedido establecer un consenso definitivo.
Sin embargo, más allá de su procedencia exacta, lo que sí está fuera de duda es su arraigo en la cocina española. Hoy en día, los mejillones tigre se pueden encontrar en bares y restaurantes de todo el país, consolidándose como una de las tapas más reconocidas y apreciadas por los comensales.
En Galicia, donde el cultivo de mejillones en bateas es parte de la identidad local desde mediados del siglo XX, esta tapa se adapta al producto de cercanía y a los gustos de cada casa o taberna. Algunas versiones suavizan el picante para llegar a todos los públicos, mientras que otras mantienen fielmente la receta más atrevida, conservando esa personalidad que define a los tigres.
La clave de su éxito está en el contraste: el dulzor del sofrito de cebolla y pimiento, la cremosidad de la bechamel infusionada con el sabor del marisco, el crujiente
del rebozado y, como no podía ser de otra manera, el picante. Son, por lo tanto mucho más que un simple entrante, son un bocado que une el mar y la tierra a través del intenso sabor del mejillón.
Servidos en la propia concha, acompañados de una cerveza bien fría o un vino blanco gallego, los mejillones tigres son ideales para compartir. Ya sea como tapa en una comida informal o como homenaje al recetario marinero gallego, este plato demuestra que, con ingredientes humildes y buen hacer, se pueden lograr exquisiteces.