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Annie en el País Maravillas

La Fundación MOP ha logrado transformar un antiguo silo portuario en uno de los espacios de referencia de la cultura en España

Cuando Annie Leibovitz sacó a la luz en 2021 su trabajo Wonderland, el diario The New York Times saludó la edición del libro con un artículo titulado The Un-Fashion photographer —algo así como «la fotógrafa antimoda»—, en el que señalaba que, aunque la propia autora no se consideraba una fotógrafa de moda, sino una creadora conceptual, ese cuidado volumen demostraba que paradójicamente era en esas imágenes tomadas para la revista Vogue donde la artista había alcanzado la cima de su obra.

Precisamente alrededor de ese trabajo de Leibovitz se ha montado en Coruña la nueva exposición de la Fundación Marta Ortega Pérez (MOP), que ha logrado transformar un antiguo silo portuario en uno de los espacios de referencia de la cultura en España.

Parte esencial de la colección que se exhibe ahora en la MOP gira alrededor de esa Alicia en el País de las Maravillas a la que alude Wonderland, ese territorio fantástico donde habitan la Reina Roja, el Sombrerero Loco y un Conejo Blanco obsesionado con la puntualidad. Nos asombramos aquí ante las fotos en las que Leibovitz recrea las ilustraciones originales de John Tenniel para el libro de Lewis Carroll. Así surgió esa imagen de la modelo Natalia Vodianova encajada en un escorzo dentro de la casa del Conejo Blanco. Justo como si acabase de comer la tarta que hace crecer.

Hay dos películas que le vienen a uno a la cabeza mientras pasea por estas salas del puerto, entre los retratos de la legendaria gira The Tour of the Americas de los Rolling Stones y la mirada de Quentin Tarantino. Una es la Alicia de Tim Burton. Y otra es Zoolander, en la que Ben Stiller protagoniza una enorme sátira sobre el mundo de la moda en la que encarna a un supermodelo dotado de una poderosa mirada de acero azul. No deja de ser un saludable ejercicio de ironía —y toda una prueba de coraje intelectual— que la imagen oficial de esta exposición sea esa estampa donde el Ben Stiller de Zoolander posa tocado con una aparatosa cornamenta y rodeado de modelos ataviadas también con sus astas. Una formidable parodia.

Natalia Modianova en "Wonderland", de Annie Leibovitz

Natalia Modianova en «Wonderland», de Annie Leibovitz

También recuerdo, mientras divago entre los retratos de Leibovitz, esa escena gloriosa de la película de Tim Burton en la que, cuando el Sombrerero Loco la anima a derrotar al invencible Galimatazo, Alicia titubea y apunta que eso es imposible. «Sólo si tú crees que es imposible», rebate el Sombrerero. La niña recobra fuerzas antes del combate con el monstruo y responde:

—Muchas veces soy capaz de pensar seis cosas imposibles antes de desayunar.

Mientras pelea con el dragón llegado del submundo, Alicia recita: «La poción que te hace encoger, la tarta que te hace crecer, los animales hablan, los gatos se evaporan, existe el País de las Maravillas y puedo matar al Galimatazo».

En este viaje coruñés por el Wonderland de Annie Leibovitz uno se reconcilia con lo inimaginable. La propia exposición, si uno la hubiese soñado hace apenas cinco años, parecería algo impensable. ¿Traer a Annie Leibovitz a Coruña para inaugurar una gran retrospectiva de su obra? Imposible de toda imposibilidad, como hacía decir Cervantes a uno de sus galeotes en el Quijote. Y, sin embargo, como razona cuerdamente el Sombrerero, nos encontramos con que sólo es imposible aquello que creemos que lo es.

A mí, como a Alicia, a veces también me da por contar hasta seis cosas imposibles antes del desayuno. Y acabo creyendo que existe el País de las Maravillas, que hay gatos que se esfuman y dejan su sonrisa colgando en el aire, que se puede empuñar la espada Vorpalina para vencer al Galimatazo y que en alguna madriguera se guardan las recetas de la poción para encoger y de la tarta para crecer. E incluso que en los muelles de mi ciudad hay una maravillosa exposición de Annie Leibovitz.

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