Salvador Guzmán

Salvador GuzmánJesús D. Caparrós Carretero

Salvador Guzmán, profesor e imaginero

«Creo que la síndone de Turín tiene un 99% de posibilidades de haber cubierto el cuerpo de Jesús de Nazaret»

Hablamos, en este Domingo de Ramos, con el director del Museo de la Pasión de Cabra

El edificio de la Fundación Aguilar y Eslava, en Cabra, acoge en su seno dos museos: el titular, propiamente dicho , en el que se conserva y expone el legado histórico, documental y artístico de esta institución tricentenaria, y en su sótano, el Museo de la Pasión: una auténtica sorpresa para el visitante que acuda a él sin saber, a ciencia cierta, qué es lo que va a encontrar. Y también para el que, sabiendo que su temática gira en torno a la Sábana Santa de Turín, descubre un excelente trabajo expositivo en el que se dan la mano arte y ciencia, historia y fe. Si bien la síndone de Turín no es una cuestión de fe para la Iglesia, que siempre anima a seguir investigando su autenticidad, encontrarse con el hombre -tridimensional- que el imaginero sevillano Juan Manuel Miñarro ha recreado a partir de la imagen de ese sudario produce cierto escalofrío. Miñarro se ha convertido en uno de los mayores especialistas en el asunto y a él se debe que en 2002 este museo, tras una pequeña exposición, comenzara a caminar. Salvador Guzmán Moral (Cabra, Córdoba, 1961) alumno y amigo de Miñarro, cogió el testigo y ahora dirige no solo el IES Aguilar y Eslava, sino también el Museo de la Pasión. Licenciado en Bellas Artes en la especialidad de «Conservación y Restauración de obras pictóricas y escultóricas» por la Universidad de Sevilla, Salvador Guzmán es Doctor en Bellas Artes por el Departamento de Escultura e Historia de las Artes Plásticas de la Facultad de Bellas de la misma universidad sevillana. Es profesor de Secundaria y sindonólogo, esto es, especialista en la síndone o sudario de Turín. Y el mejor guía que se puede tener en un museo que nos transporta al pasado, a la recreación histórica de un sepulcro del Jerusalén del siglo I o a una sala de disección forense del siglo XIX, en la que se expone un cuerpo yacente realizado con fidelidad anatómica a partir de la misteriosa imagen de la Sábana Santa.
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-¿Podemos decir que todas las imágenes de Cristo que veremos estos días parten, de alguna manera, de la imagen de la síndone de Turín?
- Bajo nuestro punto de vista, sí.Los estudios que ha hecho el profesor Miñarro y el equipo de investigación del Centro Español de Sindonología caminan en esa dirección. Tenemos un retrato de un Jesús histórico, digámoslo así, que coincidiría a rasgos generales con las imágenes populares de nuestra Semana Santa: una persona con pelo largo, abierto en dos con una raya en medio; nariz larga y ojos profundos, con una barba bífida muy característica. Todos esos caracteres tendrían que estar en referencia a un modelo original. Desde el punto de vista de la sindonología ese referente origina debe ser el mandylion , el rostro que aparece impreso de manera misteriosa en un paño que se mostraba en la antiguedad, especialmente en la ciudad de Edessa, en Turquía, y que posteriormente nosotros creemos haber comprobado que coincidiría con lo que luego va a ser la síndone que finalmente termina en Turín. El origen de esa imagen debe ser esa, y las imágenes actuales, y barrocas, de las diferentes épocas de la historia del arte vendrían de ese modelo original del rostro del hombre de la síndone.
- Curiosamente usted no repara en esa imagen hasta que no se topa años más tarde con un busto del propio Miñarro, siendo discípulo de él.
- Sí , soy discípulo de Miñarro y también me dedico a la imaginería. Tenemos, a la hora de trabajar, unos referentes iconográficos. La iconografía consiste en las normas que se siguen en la representación de una imagen sagrada. Esa iconografía va cambiando a medida que ha ido avanzando la historia del arte, pero siempre buscamos unos modelos en los que nos inspiramos.Cuando yo veo por primera vez el rostro del hombre de la Sábana Santa con una imagen recreada en un busto, pienso que es una imagen más de un Cristo. Y es entonces cuando Miñarro me aclara que no, que su objetivo no era hacer un Cristo sino recrear el hombre de la síndone. Y él se sorprende igual que yo del parecido que le vemos con el Jesús histórico, con esa representación más o menos idealizada o prototípica que vemos en la imágenes de Cristo en el arte cristiano.
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- Pero también se piensa que ese Jesús histórico, la imagen del mismo, nace de la síndone ¿no?
- Claro, es que las primeras representaciones de Cristo son representaciones simbólicas: el cordero, el pez… Es una época iconoclasta, donde no hay representaciones figurativas. Luego observamos que las primeras representaciones de Cristo como hombre se parecen más a un emperador romano, con el pelo corto y sin barba. Es a partir del siglo IV cuando empieza a aparecer la imagen prototípica que hoy tenemos de Cristo: el hombre con el pelo largo, la barba bífida… ¿Qué es lo que ocurre en ese momento para que esa imagen cambie y sobre todo se difunda de una manera generalizada? Según nuestro punto de vista sería la referencia a la síndone de Turín en su itinerario, o trayectoria, que va desde Jerusalén, pasando por Édessa. llegando a Constantinopla, Atenas, Lirey y por último, Turín.
- Hay, en efecto, un itinerario conocido de la síndone que la sitúa antes de la Edad Media, época en la que fue datada por la prueba del carbono 14.
- La del carbono 14 es actualmente la única prueba científica que, diríamos, contradice lo que sería la síndone de Turín como lienzo sepulcral de Jesús de Nazaret. Es la única, aunque también es cierto que hay algunas investigaciones que apuntan a que la prueba no es suficiente para desmentir la historicidad que tiene el lienzo de Turín.
- ¿Cómo surge la idea de montar este ‘Museo de la Pasión’ en Cabra, que es ya un auténtico referente sindonológico en España?
Salvador Guzmán

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- La pregunta que se hace el visitante que viene a Cabra y descubre este museo es qué hace aqui y por qué no está en Sevilla, Toledo o el mismo Turín. El hecho de que esté en Cabra es circunstancial, debido a la cercanía que tengo con Miñarro y por la propuesta que en su momento le hice de hacer una exposición para dar a conocer sus investigaciones y sus trabajos sobre este tema. A partir de esa primera exposición que se convierte en exposición itinerante, cada vez se va haciendo mucho más grande y mucho más completa, hasta el momento en el que nos decidimos dotarla de una instalación permanente. Que además está funcionando muy bien porque los contenidos de la exposición itinerante actual del hombre de la Sábana Santa están en el Museo Aguilar y Eslava, y cuando llega una exposición importante salen del museo y luego vuelven. Así que tenemos contenidos permanentes y temporales que se trasladan a exposiciones itinerantes. También ha influido el hecho de que Juan Manuel Miñarro ve interesante que su trabajo aparezca aquí reflejado y que desde aquí se traslade el conocimiento general de todo el mundo.
- No solo se centra en la Sábana Santa de Turín, de la que encontramos una réplica, sino que abarca mucho más. Se han recreado escenarios especialmente llamativos para el visitante.
- Yo soy profesor y estoy constantemente en contacto con el alumnado, con sus preocupaciones, inquietudes y maneras de pensar. Los alumnos actuales no tiene la formación religiosa que teníamos nosotros o que tenían nuestros mayores. Creo que hay una desconexión muy grande entre la historia sagrada y el conocimiento que la ciudadanía tiene de ella a dia de hoy. El Museo de la Pasión tiene esa vertiente didáctica. Pretende dar a conocer lo que nosotros llamamos de manera metafórica ‘primera Semana Santa de la historia’. En realidad se trata de mostrar cómo fueron los acontecimientos pasionistas ubicados en su sitio original, en la Judea del siglo I, cuáles fueron sus principales protagonistas, y a partir de ahí recreamos la Pasión tal y cómo la conocemos a través de las imágenes sagradas y en la Semana Santa, pero buscándole una vertiente de autenticidad. Buscamos que todos los datos que tenemos actualmente, y que son muchos, desde el punto de vista de la investigación forense, arqueológica, histórica y teológica, se aúnen y tengan un sentido, como si fueran un gran puzle. Y creo que el resultado es interesante, puesto que muchos de nuestros visitantes se asombran y reconocen que había muchas cosas que no conocían, o muchas cosas que adquieren sentido a partir de que visitan el Museo de la Pasión, porque pasamos de aspectos legendarios o pintorescos a aspectos reales, como por ejemplo cómo fue Cristo crucificado o cómo fue el traslado desde la cruz al santo sepulcro, la corona de espinas y una serie de detalles que son desconocidos para el gran público y que en el Museo de la Pasión tienen total coherencia.
- No todos los sindonólogos son creyentes, aunque creo que usted sí.
- Sí.
-¿Y qué piensa, como creyente, de la síndone de Turín?
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- Mi punto de vista, y así se refleja en la exposición, es distante. Nosotros no decimos en ningún momento, con rotunda afirmación, que es algo sagrado o una reliquia venerable. Lo tratamos más bien cómo lo trataría un científico. Exponemos los datos para que el público saque las conclusiones. Por eso, en nuestra exposición, la referencia que hacemos es al ‘hombre de la Sábana Santa’, no a Jesús de Nazaret. Explicamos que hay un lienzo en Turín con una imagen de un individuo que coincide con lo que sabemos que le pasó a Jesús de Nazaret, que ese lienzo de Turín coincide también con otro lienzo, también muy venerado, que es el sudario de Oviedo, y que todo eso nos da una información que nosotros vamos manejando, exponiendo, y que de alguna manera explicaría lo que sería la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret. Pero insisto que lo exponemos solamente como datos y luego ya el visitante adquiere su propia conclusión.
- ¿Y piensa usted que es el sudario que verdaderamente cubrió a Cristo?
- Yo creo que hay muchísimas posibilidades. No al cien por cien, porque no tengo todos los datos desde el punto de vista empírico, pero sí reconozco que es algo sorprendente y que tiene el 99% de posibilidades de que ese lienzo cubriera a Jesús de Nazaret. Lo que no sé es cómo se produjo la imagen ni cómo ha llegado a nuestros días. Tenemos datos que nos pueden ayudar a explicarlo pero no la certeza de que sea Jesús de Nazaret. Aunque la sospecha, sí.
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- De todas maneras el misterio está ahí, sobre todo en la impresión de la imagen.
- Miñarro y otros investigadores suelen decir que si en vez de Jesús de Nazaret fuera Julio César o Napoleón Bonaparte, no habría ninguna duda de que sabríamos que era el personaje histórico que creemos que es.Pero Jesús de Nazaret es una figura clave en la historia, la religión y en el pensamiento occidental , y por eso siempre hay mucho reparo. Yo también sufro esa posición políticamente correcta, por así decirlo, de que hasta que no haya una certeza absoluta no se puede asegurar. Los datos, no obstante, coinciden de una manera tan sorprendente que pensar que la del carbono 14 sea la única prueba que desmiente la veracidad de esta información, si lo llevamos al ámbito científico, no anula a las otras. La información que manejamos es que la prueba del carbono 14 no se hizo en su momento lo suficientemente bien. Yo sería partidario de volverla a hacer, pero también comprendo que la Iglesia no quiera exponerla a otra exposición de este tipo. Creo que cuando una prueba falla, hay que acudir a otros métodos de datación, que también los hay.
- ¿De qué más se pretende dotar a esta exposición en un futuro?
- La exposición itinerante ‘El hombre de la Sábana Santa’ nace en el año 2002. Desde entonces hasta ahora, a lo largo de estos 20 años, ha recorrido más de veinte ciudades, y ha sido una exposición que se montó con el trabajo de Juan Manuel Miñarroy con las investigaciones que en torno a la síndone de Turín y el sudario de Oviedo nos proporcionó el Centro Español de Sindonología. Esa fue una primera etapa. Ahora estamos desde el 2022 con una segunda exposición itinerante que es un poco diferente, ya que traslada las últimas investigaciones del profesor Miñarro y actualiza todo lo que teníamos anteriormente. La vigencia y el futuro de esta exposición será, en cierta medida, el futuro que tenga el museo, porque en realidad son los contenidos del museo los que se trasladan a la exposición. Puedo decirte que por lo que hemos visto hasta ahora, su futuro es halagüeño. Todavía tiene recorrido para, al menos, veinte años más.
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