Una mujer entrega una caja con donaciones

Una mujer entrega una caja con donacionesFreepik

Descienden un 40% las donaciones solidarias en Córdoba

La subida de precios y de los tipos de interés ha aumentado la pobreza y reducido de forma drástica los actos solidarios

La precariedad laboral, el mercado, así como la falta de oportunidades por herencia hace mella en la población cordobesa. Cada día son más los ciudadanos que necesitan ayuda y menos los que pueden prestarla. Este es el escenario que vive la provincia ante la incesante subida de los precios y los tipos de interés. ¿El resultado? Unas alarmantes cifras de pobreza que se hacen latente en uno de los termómetros sociales y solidarios de la ciudad, Cáritas. Según su director, Salvador Ruíz, actualmente hay familias que tienen que decidir entre «comer o pagar la luz, comer o pagar el alquiler». Una situación que no ha mejorado desde la pandemia y a la que hay que añadir la notable reducción de los donativos por parte la población, que cifran en la entidad diocesana en un 40% menos.

Menores en riesgo

Andalucía es ya la segunda comunidad autónoma con la tasa de pobreza en menores de 18 años más alta del país. Se estima que 4 de cada 10 andaluces se encuentran en riesgo de pobreza infantojuvenil. Un 35,5% en la provincia de Córdoba. Salvador relata como «hay niños que en periodos no lectivos no pueden realizar tres comidas al día». Además, es un segmento de la población donde «las familias más pobres se alimentan peor, aumentan los problemas de salud y la obesidad». Hoy en día, «comer bien es caro».

Vivienda

Las continuas subidas de los tipos de interés ha hecho que las nuevas recalificaciones hipotecarias ahoguen económicamente a los cordobeses. Desde Cáritas estiman que el 63% del gasto familiar se destina a la vivienda. «6 de cada 10 euros va a gastos de vivienda, desde suministros, alquiler, hipoteca, luz o comunidad. Sin contar la alimentación». Esto deja a las familias, tan solo, con un 15-20% para afrontar otros gastos, «por debajo del umbral de la pobreza».

Post pandemia

La COVID supuso una enorme demanda de las asistencias y, también, una oleada de solidaridad entre la ciudadanía. «A las familias le llego la crisis sanitaria con economía de diario, de emergencia, sobre todo de alimentación “y “la población se volcó para ayudarles, supuso una gran ayuda». Hoy en día, las tornas han cambiado. Las sucesivas crisis, de las que la mayor parte de los ciudadanos no se han recuperado, y el conflicto ucranio ruso que ha elevado más aun la tensión en los mercados y la economía, ha hecho que la población no pueda prestar apoyo. Y que, algunos de los lo hacían, se hayan convertido en demandantes.

Perfil habitual

El director y voluntario avanza que «Cáritas presta ayuda a más de 28.000 personas en toda la provincia de Córdoba». Las personas que llegan a sus parroquias son jóvenes de nacionalidad española de entre 20 y 40 años, con hijos y con baja cualificación, mayoritariamente mujeres. De hecho, hablan ya de «la feminización de la pobreza». Pero, lo que más sorprende, es la juventud de los ciudadanos que piden ayuda desde” la atención más primaria con higiene personal, alimentación o material escolar hasta para pagar la farmacia, el alquiler o la hipoteca”.

Espiral de la pobreza

Vivir mejor que nuestros abuelos parecía fácil, pero hacerlo mejor que nuestros padres es casi una hazaña. El espiral de la pobreza parece decidir el destino de cada cordobés sin, ni siquiera, haber nacido. La falta de oportunidades, de preparación social o de problemas económicos ya se da en el núcleo familiar en los primeros años de vida abocando a la pobreza y a la exclusión social a todos los miembros.
La familia se erige como la gran «célula para luchar contra todos los problemas». Un colchón que se ha visto deteriorado «muchísimo» tras los cambios económicos o los fallecimientos. «Antes cuando alguien se quedaba en paro, toda la familia o los abuelos ayudaban, hoy en día, esos lazos se han roto o ya no se encuentran». La ayuda de padres a hijos ha pasado del 32% en 2022 al 21% en la actualidad, dejando a numerosas familias sin unos de los principales sustentos.

Halo de esperanza

1.700 voluntarios dentro de una gran red de ayuda asistencial hacen que, desde Cáritas, estén día tras día en el sustento y progreso de miles de ciudadanos en toda la provincia. A veces con más soporte y recursos que en otros, pero siempre «estando presentes, escuchando y acompañando» en una situación que sólo puede mejorar si «se aumentan los ingresos y se hacen descender los gastos. Si bajan los tipos de interés y los alquileres las familias podrán salir adelante».
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