
Botellón de la Feria en el Balcón del Guadalquivir
Así se controla el botellón de la Feria de Córdoba
Habrá zonas valladas para proteger las obras del tanque de tormentas en el Balcón del Guadalquivir
Desde que en 1994 se trasladó la Feria de la Salud al recinto de El Arenal, la celebración de un botellón en el Balcón del Guadalquivir ha sido uno de los principales problemas para el gobierno municipal, fuese del color que fuese, por los riesgos que se pudiesen ocasionar así como por el consumo de alcohol por parte de los jóvenes que celebran así el fin de las clases.
Su presencia es inevitable y cada uno lo asume como puede. El alcalde, José María Bellido, señala que lo hace «con resignación», ya que «suspenderlo ocasionaría un problema de orden público de tal magnitud que lo mejor es hacerlo de forma controlada». A lo largo de la historia de la Feria se ha aceptado de diferente forma. Incluso hubo un edil popular que llegó a negar su existencia, al no aparecer en el plano de la Feria y lo calificó como una simple «concentración de jóvenes».
Sea de una manera o de otra, lo cierto es que cada gobierno municipal pone especial celo en evitar que sucedan incidentes en una cita que nadie convoca pero que, eso sí, nunca falla desde la tarde del miércoles hasta la madrugada.
Al igual que ocurriera el pasado año, en esta ocasión tiene que convivir el botellón con las obras del tanque de tormentas que Emacsa construye en el Balcón del Guadalquivir y que suspenderá sus trabajos durante los días que dura la Feria de la Salud. Estos trabajos se desarrollan en la terraza superior y deja libres las inferiores, que son rampas que descienden hasta la orilla del río, donde hay otra gran superficie a lo largo de la orilla que también se encuentra vallada.
El dispositivo que se diseñó en 2024 dio buen resultado e hizo que los alrededor de 10.000 jóvenes que se concentraron en el lugar estuvieran controlados y no se produjera ningún incidente de importancia.
Con zonas valladas
En el plan de seguridad diseñado por el Ayuntamiento para este año, se contempla de nuevo «una sectorización de la zona de concentración de jóvenes con el fin de facilitar la colocación de posibles incidencias (heridos, intoxicaciones etílicas o altercados) y ser atendidas de forma inmediata por los servicios de emergencia».
Esta actuación consiste en el vallado de unos espacios que están aforados y que en caso de que la asistencia de jóvenes sea mayor de la esperada se puedan ampliar sin problema alguno para darles cabida.
Aunque la tarde se presente calurosa, el dispositivo de seguridad se despliega desde el mediodía. La razón no es otra que la presencia de los más madrugadores, que aparecen por el lugar bien temprano con la intención de coger sitio bajo el puente del Arenal, que es el lugar más cotizado de todo el recinto por su fresca sombra.
Aunque, como se ha dicho, el origen de este botellón está en el fin de las clases, lo cierto es que en la actualidad, salvo menores de edad, el público es más variopinto. Una característica común que los grupos que acuden lo hace con camisetas personalizadas, tanto en el color, como en el diseño y en los mensajes, algunos de ellos algo subidos de tono.