El rodadero de los lobosJesús Cabrera

Adiós al galápago de patio

«Se mueve por el patio sin molestar a nadie, no le da por ladrar a horas intempestivas, no tiene que aguantar que le hagan caricias ni le digan cursiladas que abochornarían a cualquiera»

Actualizada 05:05

Una de las estampas más verdaderas de los patios cordobeses es la presencia de los galápagos entre los tiestos. Antes de que llegara la moda -horrible, por cierto- de pintar las macetas de azul añil manchego, ya estaban los galápagos entre las flores, a su bola, cumpliendo su misión de mantener el equilibrio en el ecosistema y de una manera sostenible, que ahora se lleva mucho.
Pues la recién llegada ley del denominado bienestar animal va a acabar con la presencia doméstica de tortugas y galápagos. Las multas, astronómicas, van a acabar con esta tradición que era mucho más, ya que esa transmisión de conocimientos que se produce en una casa patio, y que la Unesco consideró como fundamental a la hora de conceder el Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, ahora se va al carajo.
Patio de Córdoba

Patio de CórdobaEuropa Press

El galápago es el animal que goza de mayor libertad y dignidad como mascota. Se mueve por el patio sin molestar a nadie, no le da por ladrar a horas intempestivas, no tiene que aguantar que le hagan caricias ni le digan cursiladas que abochornarían a cualquiera, no tiene que sufrir el que lo saquen a la calle a la hora que mejor le viene a sus dueños, y, sobre todo, come lo que le da la gana y se escaquea de que le den el horroroso pienso seco para gestionar mejor sus excrementos.
Ver a un galápago en un patio es todo un emblema de independencia animal, de libertad plena, que gestiona sus apariciones o sus escondidas como le da la gana, sin que nadie le pegue voces como a otros animales. Ahora que se llevan mucho los animales ‘sintientes’, a éste no hay quien le gane en sentimientos positivos, porque siempre hace lo que le sale de su órgano reproductor y agradece cuando se le echan unos pitracos después de arreglar una pieza de carne, porque también le gusta la carroña. No hay más que verle la cara.
La ley del denominado bienestar animal va a acabar con el bienestar de los galápagos, entre otros. Hay patios en Córdoba que son conocidos por la presencia de estos animales, a los que a veces se les ve, o no. He ahí su grandeza. Y lo peor de todo está en las consecuencias que su ausencia acarreará para los patios. Cuando los cuidadores vean que se rompe el equilibrio hasta entonces existente y que la proliferación de insectos es muy superior a lo normal, entonces echaran en falta la tan eficaz como discreta presencia del galápago. Habrá visitantes impertinentes que criticarán el olor a insecticida, con lo que contaminan los esprays y la industria química. Será ése el momento de agradecer a los que han votado a favor de esta ley por la desaparición de una tradición que no hacía daño a nadie. Ni a los galápagos.
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