En la zona donde vivo en Córdoba los perros defecan y miccionan a sus anchas.
Aceras, rincones, umbrales de las casas y puertas de garajes ya están ennegrecidos y malolientes.
Paseen por calles Caño, Burell, Torres Cabrera, Chirinos y Plaza de Los Carrillos y observarán cuán bien disfrutan los perros y sus dueños.
Nadie duda del derecho del perro a mear y a defecar donde le dé la gana y tampoco se duda de que tenemos los vecinos derecho a no sufrir esa ignominia.
Tampoco se duda de la existencia de una normativa en defensa de la salubridad pública y de un sistema de penalización a los dueños de los perros meones.
Dado que prevalece el derecho del perro a cagar donde le apetece, tal como hace el del vecino, defendemos la obligación para los dueños de adquirir dodotis para sus mascotas y para hasta galgos y podencos.
Los amantes de estos animales le compran mantas para el invierno, los embellecen y deben comprarles una gama de diseños de esta maravillosa prenda higiénica.
Abogo para que el Ayuntamiento acuerde que entre los datos del perro se haga constar en el chip la autorización tras comprobar que en la calle los perros portan la correspondiente prenda de vestir.
La asociación de veterinarios debe lograr que en sus clínicas se pueda recomendar el modelo de prenda más adecuada.
Conozco a señoras que tienen a sus perritos dotados de 'dodots' y que les cambian los pañales tres veces diariamente.
Este documento es el inicio de una iniciativa ciudadana en pro de la obligación de que los perros en la calle vistan dodots al igual que los niños llevan pañales.