El rodadero de los lobosJesús Cabrera

Guijuelo y el gazpacho

«Dentro de poco el producto ibérico español tendrá una consideración similar a la del chopped pork, sin ser exagerado»

Hace ya muchos años, el periodista Carlos López-Tapia me contó que cuando se dedicaba a viajar y a escribir guías para turistas encontró en Tailandia un restaurante que anunciaba gazpacho. Aún no se había masificado el turismo ni la globalización se había expandido como ahora. Lógicamente eran tiempos sin internet y era muy raro que un tailandés supiera de las excelencias del gazpacho porque los intercambios de visitantes entre ambos países en aquella época se podían contar con los dedos de una oreja.

Así pues, para resolver el misterio de aquel gazpacho en las tierras del pad thai decidió pedirlo. Sospechó al verlo pero peor aún fue probarlo y comprobar que aquello no tenía nada que ver con un gazpacho de verdad, de los que se hacen por aquí, fresquito y con todos sus avíos. Lo que le había servido era nada menos que ketchup aguado y se quedaron tan frescos.

Dentro de poco quienes tomen jamón de Guijuelo tomarán ketchup aguado porque, al igual que en Tailandia, se ha perdido el concepto de excelencia. El relativismo del ‘qué más da’ ha llegado ya a unos terrenos que tampoco debería pisar un producto tan noble como es todo lo que da el jamón ibérico. El cambio en el reglamento de la Denominación de Origen Protegida de Guijuelo abre la puerta a todas las maldades.

Si hay gazpacho con tomates de Marruecos que llegan a España con la bendición y la protección de nuestro Gobierno sin cumplir los interminables y caros requisitos de todo tipo que se le exigen a los tomates de Alcolea, no me extraña en absoluto que se le abra la puerta a la perversión en los productos ibéricos.

La mezcla de duroc con cerdo ibérico y la ampliacion de las cabezas por hectárea en la dehesa es un golpe en plena línea de flotación a otros lugares de España donde sí se hacen las cosas bien y se cuida con especial mimo un producto que acaso sea con el aceite de oliva virgen extra el mejor embajador gastronómico fuera de nuestras fronteras.

Todo esto está en peligro si el Ministerio que encabeza Luis Planas no rectifica y apuesta por la calidad frente al absurdo. Si lo de Guijuelo sigue adelante dentro de poco el producto ibérico español tendrá una consideración similar a la del chopped pork, sin ser exagerado, con lo que esto supone para la economía de muchas comarcas. El Gobierno, tan purista para algunas cosas, nos está llevando a que hagamos gazpacho con ketchup aguado.

comentarios

Más de Córdoba - Opinión

tracking

Compartir

Herramientas