Vamos malEduardo Bautista

Miedo y asco en el centro

«Si han asumido la responsabilidad de representar al comercio, respétenla y háganse cargo de ella»

Hace un par de noches volvía a mi casa en coche, una vez cerrada la tienda, cansado y algo aturdido después de un largo día de trapicheo. Delante de mí se cruzó un autobús de Aucorsa y me pareció atisbar una figura fantasmagórica que me recordaba a alguien conocido. Seguí circulando mientras daba vueltas a la cabeza ¿Quién sería aquel extraño ser? Me pareció que iba caracterizado de elfo navideño. Todo era muy raro.

A la mañana siguiente descubrí definitivamente el pastel. No había sido una epifanía ni una ensoñación. Aquel ser élfico era nada menos que el presidente de una asociación de comerciantes del centro. La foto correspondía a una campaña de publicidad (subvencionada por el Ayuntamiento) con el supuesto fin de atraer al público a los comercios céntricos en la fechas navideñas. En seguida me vino a la cabeza «Fear and Loathing in Las Vegas», una película de 1998 dirigida por el Monty Phyton, Terry Gilliam, que se recrea en el absurdo universo de la mítica ciudad del Estado de Nevada. Pues para absurda, la realidad de nuestra ajada y pequeña urbe.

«Fear and loathing». Miedo y asco ¿Por qué tienen que pagar los contribuyentes de la ciudad a través de sus impuestos este tipo de cosas? ¿De verdad alguien cree que sirven para algo, más allá de malgastar el dinero público? Las asociaciones de comerciantes de Córdoba (las dos actuales y todas las anteriores) se han caracterizado secularmente por su falta de compromiso con la problemática del tendero de base.

Señores (ir)responsables del comercio del centro, les voy a indicar lo que necesitamos: aparcamientos. Aparcamientos en condiciones, en plena zona comercial, de fácil acceso y en cantidad suficiente. Con eso basta. Y basta ya de la ridícula retórica de que «el cordobés quiere aparcar en la puerta». Pues claro, como el malagueño, el sevillano, el vigués y el pucelano. Todo lo demás son chorradas para retroalimentar las propias asociaciones empresariales y el ego de sus jerifaltes.

¿Saben por qué no hay verdaderos comerciantes preocupados por sus negocios y por el devenir de la zona comercial en las juntas de gobierno de las asociaciones? Porque están trabajando y no se pueden permitir perder el tiempo (que sí pueden perder ellos) en reuniones interminables debatiendo acerca del sexo de los ángeles. Si han asumido la responsabilidad de representar al Comercio, respétenla y háganse cargo de ella. Quien tiene un gran poder tiene una gran responsabilidad. No se dediquen a pasar la mano por el lomo de la Corporación Municipal y exijan lo que necesita el centro para no morir de pena. Dejen ya de figurar.

Miedo y asco.

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