«María se acerca como un regalo de Dios»

Como cada 7 de diciembre en los últimos años, los jóvenes de las cofradías y de la diócesis de Córdoba no han faltado a su cita con la Inmaculada Concepción y han vivido la víspera de la Purísima este sábado, 7 de diciembre, participando en una solemne procesión de la imagen de la Inmaculada que se bendijo en noviembre de 2023, obra del artista pontanés Clemente Rivas.

El punto de partida volvió a ser de nuevo la parroquia de La Compañía para poner rumbo a la Santa Iglesia Catedral, entre las seis y las ocho y media de la tarde. Una vez en el interior del templo, el obispo de Córdoba ha presidido la Vigilia de oración, en la que los padres de Fray Pablo María de la Cruz, Ricardo y María del Carmen, han dejado constancia del testimonio cristiano que ofreció su hijo.

Ambos han recordado cuando Pablo ingresó en el noviciado de los Carmelitas de la Antigua Observancia, in articulo mortis, al sufrir un grave sarcoma de Ewing. Han descrito la historia de su hijo, un chaval normal, con su novia y sus amigos, siempre repleto de planes y enamorado de la naturaleza, al que la enfermedad le llegó con quince años para cambiarle la vida. Fue precisamente en el hospital donde conoció al Padre Desiderio, alguien que le dio sentido a su vida justo cuando se encontraba perdido, en plena búsqueda en medio de la enfermedad.

Sus padres han relatado la dimensión humana y espiritual de su hijo, quien convirtió en una fiesta su propia muerte, puesto que gracias a esos momentos de acompañamiento del Padre Desiderio, Pablo se enamoró profundamente de Dios, lo habló con su novia y decidió ingresar en la Orden Carmelita sabiendo que le faltaba poco para alcanzar la vida eterna y ansiando este momento hasta el punto de que él mismo se alegró de que el pronóstico del médico fuera negativo, ya que así estaría pronto junto a Dios Padre.

Fray Pablo recibió el hábito en hospital y días después realizó su profesión solemne como fraile carmelita en el convento de San Andrés, en una celebración multitudinaria a la que acudió el obispo de Salamanca y el provincial de la Orden Carmelita. Ha sido y es un referente para los jóvenes, los cuales lo arroparon hasta su últimos días y a quienes consiguió acercar más a Jesucristo adentrándose en los grupos como Hakuna, Cetá o Miseando, que fue el grupo que él creó junto a una amiga para coordinarse con otros jóvenes y acudir juntos a la misa diaria en una misma parroquia.

El testimonio de sus padres ha conseguido tocar el corazón de los jóvenes cordobeses en este día en el que el Obispo les ha hablado también de cómo Dios preparó a una mujer, María, «invocada por todos los cristianos a lo largo de los siglos, especialmente por los santos»