Carlos Eslava

Carlos EslavaJesús Caparrós

Carlos Eslava, peregrino

«Para peregrinar tienes que hacerte prójimo con el prójimo»

A sus 83 años, este cordobés ha hecho 27 veces el Camino de Santiago, del que acaba de regresar

Carlos Eslava nació manchego en 1941 pero se ha hecho cordobés durante los más de cincuenta años que lleva aquí. Mientras la ciudad comienza en estos días la fiesta, él acaba de llegar del silencio de quien camina para buscarse y encontrar lo que el ruido esconde. De su vida privada prefiere no hablar («No importa lo que yo haya hecho antes») y nosotros se lo respetamos, pero sabemos que ha sido presidente del Banco de Alimentos de Córdoba hasta hace poco. Llegó a la institución en 2013, cuando se jubiló, y solo interrumpía su labor de voluntariado cuando en abril se iba a hacer el Camino de Santiago, algo que mantiene.

A sus 83 años ha peregrinado veintisiete veces, y aunque Dios dispondrá, se ha despedido de su compañero alemán de camino hasta el próximo año. Conserva la barba aún, la que crece durante los kilómetros y los albergues que llevan hasta el apóstol.

Carlos Eslava

Carlos EslavaJesús Caparrós

- Hacer el Camino de Santiago es una cosa seria.

- Cuando llegas al Camino, lo primero que haces es que sigues todavía pensando en la hipoteca, en lo que te ha dicho este tío, en lo que te ha dicho el otro, en lo que tienes pendiente. Y han de pasar unos días para que todo eso se te vaya de la cabeza. Y entonces cuando tú dejas la cabeza sin los problemas habituales es cuando empiezas a meterse en el espíritu del Camino de Santiago. Comienzas ya a darte cuenta de lo que estás haciendo, de lo que vas a hacer. Si te tomas una semanita como muchos hacen, con eso no te da tiempo a nada. Bueno sí, a estar con los amigos, a comer bien, a hacer alguna etapa de senderismo, pero eso no es de lo que estamos hablando.

- Usted prefiere peregrinar solo.

- Habitualmente camino en solitario. Los españoles por lo general son malos peregrinos. Y te voy a decir por qué. Porque quieren resolver el Camino de Santiago en una semanita, como te digo. Tienen cinco días libres y deciden que van a hacer el Camino de Santiago. Y hacen cinco etapas , pero eso no es el Camino de Santiago. Porque el Camino de Santiago, entendido como un peregrinaje, no como una excursión o un tema lúdico, tiene que tener por lo menos veinte o veinticinco días de camino. Un mínimo de dos semanas.

- ¿Los extranjeros se lo toman más en serio?

Claro, un señor que viene de Alemania no lo hace para andar tres días, viene a hacer un camino largo y entonces, claro, esa gente acaba sabiendo lo que es hacer un camino.Este año hemos visto que ha habido muchos asiáticos. Ha habido un incremento grande de ellos.Un señor que viene de Japón no lo hace para andar cuatro días. Viene a trabajar. Mucha gente viene, sobre todo extranjeros, porque quieren cambiar su vida pero no saben cómo hacerlo. Y han oído hablar o han leído que el Camino de Santiago es un punto de encuentro, un punto para interiorizar. Yo recuerdo el caso concreto de un alemán que su vida no le gustaba y quería encontrar algo y vino aquí.Toda esa gente normalmente viene sola. Y me acuerdo que, en aquel caso, me preguntó que cómo podía orientarse. Pues primero, tratar de saber qué no me gusta de mi vida, qué estoy dispuesto a cambiar y cómo lo voy a cambiar. Y ahí tienes tema para todo el mes, con tu hijo, con tu cuñado, con tu sobrino, con tu vecino, con el jefe. Ahí tienes puntos de reflexión con los que ir perfilando un poco el objetivo del camino.

Los españoles por lo general son malos peregrinos porque quieren resolver el Camino de Santiago en una semanita

- Nos queda claro que no es una excursión ni una ruta larga de senderismo.

- Uno tiene que estar dispuesto a sufrir pero sufrir con alegría, que es distinto. Hemos sufrido este año porque nos han pillado todos estos días de agua y los ríos no se podía cruzar. La guía te marca el camino por ese sitio, y resulta que ahí te encuentras un río que no puedes cruzar. ¿Y cómo lo haces? En algunos casos, dando la vuelta y buscando accesos río arriba. En otros casos hemos tenido que buscar una vía del tren por donde pasa el puente para cruzar el río. En una ocasión recuerdo que frente a un río vimos un tractor que estaba trabajando. Le pedimos al señor del tractor que nos pasara y nos ayudó a cruzarlo. Primero uno y luego otro, de los que íbamos Son circunstancias que requieren tener mucha cintura. Una persona con ochenta y tantos años hoy no sabe dónde va a dormir o dónde va a comer, porque eso no viene en las guías. En las guías del camino francés todo eso está establecido, está muy estructurado y es muy comercial, que te llevan a sitios en los que no saben ni lo que es un peregrino.

- ¿Ha recorrido usted todas las rutas?

Rutas hay tantas como pueblos. He salido desde lo que llaman la ruta aragonesa, el camino del norte, el camino de Portugal, prácticamente todo. En Vía de la Plata lo he hecho por lo menos cinco o seis veces. Es importante saber pedir refugio porque estamos acostumbrados a no pedir, a manejar el plástico, las tarjetas de crédito. Y lo primero que uno tiene que tener en cuenta es que eso, si quieres ser peregrino, tienes que hacerse prójimo con el prójimo. Es decir, llegar a la gente y pedirles a la gente. Recuerdo en Logroño,en el 2003, que yo no podía con la mochila. Lo inmediato es coger la tarjeta e ir a un hotel, pero fui a la policía y le dije que necesitaba dejar la mochila. Ellos me guiaron al albergue, porque yo había estado previamente en el albergue y no me aceptaron. La segunda parte es que yo tenía que ir a urgencias, a un hospital. Pero estaba muy lejos para mí. Decidí meterme en misa y a la salida , llegó una señora y le dije que no quería dinero sino ayuda, que era peregrino y necesitaba que me acercara alguien a urgencias. Habló con su marido, y me acercaron en coche. Se quedaron allí hasta que me atendió el médico. Como digo, hay que acostumbrarse a pedir.

Carlos Eslava

Carlos EslavaJesús Caparrós

- ¿Cómo se prepara físicamente para recorrer el Camino?

Como peregrino no voy a ningún sitio sin mi mochila. Desde enero ya llevo mi mochila grande cuando salgo a la calle a las 6 de la mañana. Llevo la mochila grande para acostumbrarme al peso, si no, con mi edad, no soy capaz de llevar 8 kilos a la espalda durante 30 kilómetros. Todos los días, en invierno y verano salgo a las 6 de la mañana y hago 3 horas de circuito. Si es de noche, circuito urbano, y si es de día, pues me voy al campo. Y con mochila, y las botas grandes, porque las botas pesan kilo y medio. Y cuido mi alimentación también. Son aspectos que un joven los puede afrontar fácilmente, pero una persona mayor, con 83 años, tiene que tener el fondo suficiente para hacer eso, y ejercitarse diariamente.

- De los veintisiete que ha realizado ¿Cuál ha sido el más importante o del que guarda mejor recuerdo?

- En el de 2003, que fue el primero largo que hice yo solo, tomé varias decisiones, como por ejemplo no volver al camino francés porque había mucha gente, aunque me sirvió para conocer de cerca el perfil de personas que me impresionaron. Entre ellas, por ejemplo, una alemana, Renate, que cumplía 60 años, que le habían operado de cáncer, y estaba con quimio. Cuando llegó a los 60 años su familia le preguntó qué quería de regalo y ella dijo que le dejaran hacer sola el camino de Santiago. Entonces vino con una hojita de papel, ya que en aquellos años no había móviles en el que ponía frases como ‘café caliente’ en inglés, en alemán y en español o ‘¿Dónde está el camino?’ O sea, una hojita con las cosas básicas para comunicarse. Resulta que tuve que estar con ella porque tenía que ir al médico con frecuencia, y ella me explicaba a mí lo que quería para que yo se lo tradujera al médico. Es una persona que a mí me causó impresión, como el caso de otro alemán, Guido, al que le habían operado de cáncer de riñón, y estaba con quimioterapia. Venía a hacer algunas etapas. Pero llegó un año que ya no vino. Nos puso un mensaje porque quería saber el día que íbamos a llegar a Santiago. Se presentó en Santiago para despedirse de nosotros y a los cuatro meses falleció. ¿Cómo es posible que una persona que está próxima a morir que ya no está haciendo camino porque físicamente no puede decida a estar con nosotros el día que lleguéis a Santiago? Pues así fue.

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