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25 de abril de 2024

Vajilla de Villeroy & Boch

Vajilla de Villeroy & Boch

La carta de una gastrónoma a los Reyes Magos

Aún mantenemos la ilusión de ese día, el recuerdo, la felicidad de que alguien –todavía– piensa en ti, y se esfuerza en que el afecto se manifieste en un detalle

Una carta debe empezar con palabras amables, especialmente si uno está solicitando algo, como es el caso, es el momento en que se hace imprescindible la gentileza que, aunque haya pasado a segundo plano, sigue siendo la expresión de la armonía y la cortesía que hacen la vida más amable. Llegan los Reyes Magos de Oriente y aún mantenemos la ilusión de ese día, el recuerdo, la felicidad de que alguien –todavía– piensa en ti, y se esfuerza en que el afecto se manifieste en un detalle.
Mi primera petición es siempre de papel. Los libros son el primer deseo, una aventura en el sillón más cómodo de casa. La entrada a una mente brillante, los vericuetos de una historia imposible, el amor jamás vivido, los viajes anhelados, las recetas por preparar… todo se vive en unas páginas que al abrirse nos capturan. Un libro no es sólo el regalo de una ocasión, sino de infinidad de ellas, porque se leen mil y una veces y cada vez su lectura nos cuenta algo diferente. Depende del día, de si uno ha aprendido muchas cosas desde la última vez que lo leyó, de la edad y hasta del estado de ánimo. Confieso que a veces me aturde la cantidad de libros que se presentan cada día, que hace años que soy una bibliófila empedernida y que no me gustan todas las ediciones. Manías, quizás. Ya no es sólo el contenido: es el papel, es la cubierta, son la letra y el formato; a veces incluso el aparato crítico, y el editor siempre. Este año es una delicia el libro 1607. Los fogones del Colegio Mayor, de Santiago Huete, la recreación de la cocina de uno de los clásicos españoles, Domingo Hernández de Maceras, con recetas de César Niño y espléndidas fotografías de Luis Lorenzo.
1607

1607. Los fogones del Colegio Mayor

Además, hay algunas cosillas que mejorarían mi cocina. Y que me han llamado la atención, así que os sugiero algunas para vuestra correcta elección: la olla panificadora, elaborada en el clásico hierro fundido de Le Creuset. En realidad, es una olla invertida, maravillosa para hacer pan a diario en casa, y desde luego esmaltada en rojo, para que haga juego con el resto de las fuentes de hierro fundido de mi cocina. Las ollas de esta marca son eternas, y tienen garantía de por vida, así que merecen la pena sin duda alguna.
Siempre son bienvenidas las vajillas decoradas con motivos navideños. Por ejemplo, algunas de Navidad de Villeroy & Boch o de Emma Bridgewater. O incluso una más sencilla de otoño o Navidad de la casa Churchill. En cualquier caso, una vajilla navideña entona una mesa y da vida a cualquier celebración de esta época. Pero que, por favor, no se encuentre Papa Noel entre los figurantes de los platos, no me voy a pasar a la competencia a estas alturas.
Vajilla de Churchill

Vajilla de Churchill

Para la cocina hay unas magníficas cucharas medidoras para pequeños pesos y productos delicados que me parecen de lo más práctico, ocupan poco espacio y son ideales para pesar especias y mantener el equilibrio justo entre ellas. Unas copas de cristal transparente y labrado para trifle, a los que me he aficionado, y que también serán útiles para montar miniensaladas durante el verano. Otra propuesta eterna es una tabla de madera de olivo que haga juego con un precioso mortero y algunas piezas de esta madera que colecciono. La madera de olivo es eterna, bellísima y muy resistente, las piezas casi se heredan, son un regalo que se disfruta cada día y son más hermosas cuanto más se usan. Por otro lado, y como me he propuesto eliminar el plástico de la cocina, hay dos pequeñas cosas que facilitarán el proceso: unos paños encerados que se adaptan a los recipientes y se usan mil veces. También unas bolsas de algodón para conservar las verduras en la nevera y tirar todo ese plástico y porespan en el que vienen envueltas
Máquina de pasta

Máquina de pasta

Unos accesorios nuevos para mi máquina de pasta serían bienvenidos. Ya me atrevo a preparar ravioli de carrillada, de conejo y hasta de marisco, pero a mano. Con el accesorio probablemente quedarán más exactos y regulares mis platos de pasta. Para rematar, queridos Reyes aviso que viene un plato fuerte, que es la Air Fryer Foodi Dual de Ninja, con dos cajones independientes, fantástico electrodoméstico para elaborar un menú completo de una vez.
Y creo que solo queda dar las gracias, pedir un buen tarro de sal de frutas para el año y cierta dosis de rebeldía para evitar someterme a las imposiciones de una sociedad que camina desacertada en manos interesadas.
PS. Por favor, que la dosis de rebeldía sea doble: hay que mantener los bríos, el arresto y la bizarría a la hora de hablar, de escribir y de actuar.
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