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08 de mayo de 2024

La marcha por la vida en Portugal espera concienciar sobre la importancia de no legislar en favor de la muerte

La marcha por la vida en Portugal espera concienciar sobre la importancia de no legislar en favor de la muerteCaminhada pela Vida

Otra oportunidad en Portugal para el debate sobre la eutanasia: «Todo volverá a comenzar»

El movimiento pro-vida en el país luso celebra que las elecciones anticipadas del próximo 30 de enero hayan paralizado el proyecto de despenalizar la muerte asistida y piden que se ofrezcan cuidados paliativos

Estas semanas, los pro-vida portugueses respiran con cierto alivio. La convocatoria de elecciones anticipadas en Portugal para el 30 de enero precipitó el fin del proyecto de ley para despenalizar la eutanasia en el país. A finales de noviembre, el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, vetó por segunda vez la ley. La devolvió a la Asamblea, pidiendo unos cambios que no podrían materializarse: la cámara quedó disuelta pocos días después, obligando a los partidos promotores del texto a esperar a que se forme un nuevo gobierno.
«El proyecto de ley ha caducado; en términos prácticos, el proceso va a comenzar de nuevo», observa el vicepresidente de la Federação Portuguesa pela Vida (FPV), António Pinheiro Torres. El abogado recoge el sentir de diversas entidades pro-vida en el país, y ve en esta coyuntura «una oportunidad de reavivar el debate sobre la eutanasia» para que los ciudadanos puedan replantearse «profundamente» la cuestión.
Por su parte, el presidente de la Associaçao dos Médicos Católicos (AMC), el doctor Jose Diogo Ferreira, ve el discurso sobre la despenalización como «artificial», más motivado por una estrategia política que por un clamor popular, pero reconoce en la discusión pública «una doble oportunidad». En primer lugar, el cardiólogo apunta que muchos portugueses aún confunden oponerse a la eutanasia con estar a favor del encarnizamiento terapéutico. «Es una práctica errada y que los médicos condenamos», apunta.
Además, Ferreira destaca que este debate permite promover los cuidados paliativos como alternativa a la eutanasia. El estudio más reciente realizado por el Observatório Português dos Cuidados Paliativos (OPCP) concluía que faltan recursos y que los facultativos dedicados a esta especialidad están saturados: pueden dedicar como máximo nueve minutos diarios a cada paciente.

Claridad o referéndum

Una de las preocupaciones de los contrarios a la eutanasia es llevar el debate a la campaña electoral. Diversas entidades –como las propias FPV y AMC o el Movimento Acção Ética–han manifestado públicamente la importancia de que los partidos revelen su postura respecto a la despenalización de la eutanasia antes de las elecciones, y llaman a los votantes a tener presente esta cuestión.

Sim à Vida reunió más de 95.000 firmas contra la eutanasia pero fue rechazada

«Los partidos no han respondido a ninguno de nuestros comunicados; no quieren ser confrontados: los dos principales –el Partido Socialista (PS) y el Partido Social Demócrata (PSD)– esquivan el tema con la excusa de que es una cuestión de conciencia personal», lamenta el doctor Ferreira. Para la abogada Teresa de Melo, miembro de la comisión ejecutiva de la iniciativa de referéndum Sim à Vida, esta justificación no es válida: «en Portugal votamos listas cerradas, ¿cómo voy a votar en este tema tan importante pensando en la conciencia de los diputados si no puedo elegirlos, ni conozco qué decidirán?», critica.
«Si los diputados no nos dicen qué van a votar cuando salgan elegidos, pediremos de nuevo un referéndum para que el pueblo decida sobre este tema, que suele quedar fuera del debate electoral», insiste Pinheiro Torres. Históricamente, la Asamblea no ha aceptado ninguna iniciativa popular de referéndum sobre la eutanasia: la última, la citada Sim à Vida, reunió más de 95.000 firmas pero fue rechazada el año pasado entre un gran revuelo. 
Los carteles que portaban en la manifestación pro-vida

Los carteles que portaban en la manifestación pro-vidaCaminhada pela Vida

Un recorrido tortuoso

«Portugal es una democracia participativa un poco sui géneris, porque da igual cuántas firmas recojas, tiene que pasar por la aprobación de los diputados», apunta de Melo. Con todo, una consulta popular sobre la despenalización de la eutanasia es la opción con más aceptación entre la población, según el último barómetro Eurosondagem-Associação Mutualista Montepio que aborda la cuestión.
La intención de recuperar el debate público sobre el tema culmina una legislatura donde los partidos promotores de la ley de la eutanasia han quedado muy cerca de lograr su objetivo. En febrero de 2020, la Asamblea de la República aprobaba cinco proyectos de ley sobre la despenalización de esta práctica, y un año después los parlamentarios aprobaban el texto –con 136 votos a favor, 78 en contra y cuatro abstenciones– y se lo pasaban a Rebelo de Sousa para su promulgación.
El jefe de Estado, no obstante, decidió remitirla al Tribunal Constitucional por contener «conceptos excesivamente indeterminados», y los jueces le dieron la razón, declarando aquel texto inconstitucional. En noviembre, el desacuerdo con los presupuestos nacionales propuestos por el gobierno socialista de António Costa obligó a adelantar las elecciones, y los impulsores de la ley se apresuraron para aprobarla antes de la disolución del parlamento.
El 5 de noviembre -apenas unas horas después del anuncio electoral-, la Asamblea votaba y volvía a aprobar la ley. Esta vez, con 138 votos a favor, 84 en contra y cinco abstenciones. La ley recibió el respaldo de la mayoría de socialistas –el Partido Socialista y el Partido Social Demócrata (PSD), las dos fuerzas mayoritarias en la cámara, dieron a sus diputados libertad de voto– y otras fuerzas de izquierdas. En el bloque contrario, la mayoría del PSD, la derecha y también el Partido Comunista, que en Portugal se opone a la eutanasia.
Este nuevo intento de promulgar la ley –ahora en tiempo de descuento– tampoco fructificó. El 29 de noviembre, el jefe de Estado vetó por segunda vez la norma. Para Rebelo de Sousa, la reescritura era «más drástica y radical», ya que dejaba de exigir enfermedad fatal para pedir la eutanasia y abría la puerta a que esta sea incurable o simplemente grave. En su respuesta a los parlamentarios, les preguntaba si este cambio venía motivado por algo más que «el paso dado en España», en referencia a la ley de la eutanasia aprobada recientemente en nuestro país.
El 5 de diciembre, la Asamblea de la República quedó disuelta, y el proceso legislativo quedó interrumpido. De Melo señala que no hay normas que prevean una situación como la actual, pero que lo que debería ocurrir es que el recorrido vuelva a empezar en la XV legislatura. Con todo, señala la jurista, hay ciertas dudas sobre lo que podría pasar, porque el texto llegó a aprobarse, y por tanto pasó de ser proyecto de ley a decreto.
De momento, Portugal deja pasar la oportunidad de convertirse en el quinto país de la Unión Europea –tras Holanda, Bélgica, Luxemburgo y España– en despenalizar la eutanasia. Al menos en unos meses. «Las encuestas no nos dan muchas esperanzas, pero si cambian los diputados podría cambiar la votación», destaca Pinheiro Torres, que pide esperar a ver la composición exacta del nuevo parlamento.
Manifestantes por la vida en Portugal

Manifestantes por la vida en PortugalCaminhada pela Vida

Más allá de Portugal

El debate en Portugal, con todo, no se limita a las fronteras del país atlántico. «Aunque cada nación tiene sus debates y toma sus decisiones, la legislación que se aprueba en un estado influye inevitablemente en su entorno», analiza la secretaria académica del Instituto CEU de la Familia, Carmen Sánchez Maíllo. La profesora alerta del riesgo de un posible «efecto dominó» y lamenta que este tipo de leyes «niegan el carácter valioso y sagrado de la vida, que es digna en cualquier circunstancia: antes de nacer, en coma, con discapacidad y en la enfermedad».
Sánchez Maíllo, no obstante, también da razones para la esperanza: «Aunque es una mala noticia que un país vecino se plantee despenalizar la eutanasia, ahora este debate queda reabierto, y puede extenderse a otros países europeos». Coincide con ella Pinheiro Torres. «Si en Portugal llegáramos a frenar esta ley –reflexiona–, sería positivo para otros países que están teniendo esta misma discusión».
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