El CEU defiende que la familia es «el lugar privilegiado y más humano para nacer y morir»
Un nuevo volumen recoge dos años de conferencias organizadas por el Instituto de Estudios de la Familia y advierte de los riesgos a los que se enfrenta la institución familiar
«La familia es un lugar de belleza, es el mejor lugar para la vida del hombre», asegura la Secretaria Académica del Instituto CEU de Estudios de la Familia, Carmen Sánchez-Maíllo. Su reflexión viene al hilo de la publicación del libro La familia: un lugar para nacer y morir, un volumen colectivo que recoge las ponencias organizadas por el instituto en los últimos dos años y que llama la atención sobre los retos a los que se enfrenta la institución familiar.
La selección incluida en la obra, publicada por CEU Ediciones, está coordinada mano a mano entre Sánchez-Maíllo y la directora del instituto, Carmen Fernández de la Cigoña. «La familia –continúa Sánchez-Maíllo– es el lugar privilegiado y más humano para nacer –incluso se nos espera antes del nacimiento– y para morir siendo cuidados… pero hoy la familia está siendo atacada», advierte.
Portada de La familia. Un lugar para nacer y morir
Desde CEU Ediciones destacan que la obra combina la altura intelectual y científica con la reivindicación. «Es –recuerdan– el fruto de la recopilación de una serie de conferencias o ponencias que se impartieron en actividades reclamadas por la constante lucha del Instituto, del CEU y de la Asociación Católica de Propagandistas para preservar a la familia de los ataques que le son dirigidos».
La familia es lugar de esperanza
Contra la negatividad
Lejos del pesimismo, las coordinadoras han estructurado el libro como un diálogo: frente al cambio cultural y las amenazas, una apuesta clara por defender la familia como un bien perenne y necesario, en positivo. «No queríamos quedarnos solo en el diagnóstico –añade Sánchez-Maíllo–, sino destacar nuestra propuesta de que la familia es el mejor lugar para cuidar, sostener y educar la vida».
El libro, por tanto, no se queda en la crítica ni en la negatividad a secas. ¿Hay algún motivo para la esperanza? «Los datos nos hablan de que han caído las tasas de nupcialidad y fertilidad… pero la familia es lugar de esperanza: los hijos que crezcan en familia querrán fundar ellos mismos ese lugar; esta –concluye Sánchez-Maíllo– es la esperanza».
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