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02 de mayo de 2024

Niños juegan con un libro desplegable

Niños juegan con un libro desplegablePexels

¿Cuándo empiezan a diferenciar los niños la realidad de la fantasía?

El mundo mitad ficticio mitad real en el que viven desde los 2 o 3 años es su manera de expresar sus deseos, miedos, alegrías e inquietudes

Tras leer un cuento, de los de ir a dormir, en el que aparece un oso que habla, un niño pequeño creerá que los animales pueden en realidad juntar las palabras y entenderse así con las personas. Esto sucede aproximadamente hasta los 6 años. Hasta entonces, la corteza cerebral no está lo suficientemente madura, haciendo incapaz a los menores de distinguir la fantasía de la realidad.
El mundo mitad ficticio mitad real en el que viven desde los 2 o 3 años es su manera de expresar sus deseos, miedos, alegrías e inquietudes. En este refugio donde tan a gusto se encuentran todo es posible, que venga el Ratón Pérez, pero también que haya un monstruo en el armario.

Unicornios, fantasmas o Papá Noel

Jacqueline Woolley, profesora de Psicología de la Universidad de Texas, se ha encargado de investigar el pensamiento de los niños. La experta encontró que a los dos años y medio los menores categorizan lo que es real y lo que no, y con el paso del tiempo utilizan distintas señales para meter en el saco de lo ficticio y lo verídico los unicornios, los fantasmas o a Papá Noel. No obstante Woolley explica también que una cosa es poder distinguir las categorías y otra identificar cuando algo es real y cuando no. No es hasta los 12 años, según la investigadora, cuando los niños tienen ya una capacidad para separar la fantasía del mundo real, tal y como lo hacen los adultos.
Este pensamiento mágico es un refugio beneficioso para ellos. Tener un amigo imaginario, por ejemplo, puede ayudar a fomentar su autonomía, su tolerancia a la soledad y la gestión de sus propias emociones. En esta etapa también es habitual que los niños se inicien en el juego simbólico, es decir, aquel en el que imaginan situaciones para recrear distintos escenarios, como tomar el té, coger un teléfono y hacer como que habla o convertir una caja de cartón en un barco pirata.

El papel de los padres

Esto es natural como etapa evolutiva de los niños, que hace más llevadero el proceso hacia la maduración. Aquí los padres también tienen su papel, además del de dejar desarrollar la creatividad y la imaginación de los más pequeños, para que vayan entrando con ellos al mundo de la realidad y dejar la ficción para los libros y las películas.
Participar en sus juegos, comer helado imaginario o coger el teléfono que él mismo hace sonar con su voz, al igual que ponerse literalmente a su altura, son maneras de entrar en su mundo. Después, habrá que hablarle también de situaciones reales, a la vez que se le da rienda suelta a su libertad para jugar, dejándose llevar por esa lógica que a veces se parece más a la del Sombrerero Loco de Alicia en el País de las Maravillas que a la de los adultos.
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