Una celebración navideña en familia
Estos son los cuatro temas de conversación que incendiarán la cena de Nochevieja y cómo evitarlos
Para no llegar a la confrontación es mejor mantener el diálogo en ciertos puntos fríos, como recuerdos compartidos de años anteriores o los propósitos para el año que está a punto de comenzar
La época de Navidad es sinónimo de celebraciones en familia. Ante el huevo hilado y el pavo trufado se unen personas que lo único que comparten es un parentesco familiar y nada más. Cuando las opiniones difieren, comienzan a surgir los rifirrafes, y para evitarlo hay ciertos temas de conversación que pueden ser evitados y tener la fiesta en paz. Para no llegar a la confrontación es mejor mantener el diálogo en ciertos puntos fríos, como recuerdos compartidos de años anteriores o los propósitos para el año que está a punto de comenzar.
La política, fuera de la mesa
Las ideas y tendencias políticas inclinan la conversación hacia la controversia. Por ello, es mejor dejarlos a un lado en las reuniones familiares, más aún si entre los comensales hay posiciones en el espectro político que chocan entre sí. Ni nacionalismo, ni feminismo, ni migración han de ser temas bienvenidos en la mesa.
Ni fútbol ni religión
Todos en la familia saben quienes son del Real Madrid y quienes del Barcelona. No hace falta volver a discutir como todos los años para terminar este 2023 sobre quién es mejor, si Cristiano o Messi. El fútbol da lugar en ocasiones a conversaciones muy encendidas que terminan en discusiones. De igual manera sucede con la religión cuando a la mesa se sientan personas que creen o no en Dios.
Nada de trabajo
Los días festivos son para descansar y disfrutar en familia. Poner encima de la mesa los problemas y las obligaciones laborales apagará el ambiente y el clima festivo. Es mejor dejar a un lado lo profesional e intentar disfrutar de una velada agradable, sin agobios ni tareas en la cabeza.
Adiós a las preguntas incómodas
«¿Para cuándo la boda?», «¿y el bebé?» o «has cogido peso» son comentarios habituales en reuniones familiares, sobre todo cuando ha pasado mucho tiempo desde la última. Estas preguntas pueden dejar en quien las escucha un poso amargo y quizá se sienta juzgado. Intentar ser respetuoso y empático es la mejor de las opciones para que la otra persona no sienta que se están cuestionando sus decisiones.
¿Y de qué hablar cuando no se puede hablar de nada?
El contexto actual invita a estos debates a la mesa y si finalmente acaba saliendo un tema de conversación que siembre la discordia todo lo que se puede hacer es intentar mantener la calma. Estas reuniones pueden convertirse en una buena ocasión para contar las noticias positivas que puedan haber sucedido en el último año: que un miembro de la familia se ha mudado de casa o que alguien haya adoptado una mascota, nuevos retos personales o profesionales, pero también para recordar a los que ya no están o simplemente anécdotas familiares que diviertan a todos los comensales.
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