Estas series de los 80 gustarán a padres e hijos
Cinco series de dibujos animados de los 80 que siguen gustando a los niños (y están gratis en YouTube)
Si estás cansado de los dibujos infantiles de ritmos frenéticos y animaciones planas, estos clásicos de los años 80 y 90 siguen encantando a los niños (y a los padres) y se pueden ver de forma gratuita
Las plataformas y la televisión convencional ofrecen cientos, incluso miles de opciones de contenido infantil, y, sineembargo, la queja de las familias por la falta de dibujos animados de calidad es constante. «Es que ya no hay dibujos como antes», lamentan muchos padres.
Y en cierto modo no les falta razón: ritmos frenéticos, dibujos planos y sin belleza, tramas demasiado simples o inapropiadas para los menores... las características de caricaturas como La Patrulla Canina, Bluey o Bob Esponja no parecen siempre la mejor escuela para educar el gusto de los niños respetando sus ritmos.
Por ese motivo, muy en consonancia con el fenómeno nostálgico de los años 80 y 90 –con su EGB y sus programas infantiles, las tardes de entre semana y los sábados por la mañana– son cada vez más las familias que desearían una vuelta a los clásicos, a los dibujos «de toda la vida».
Y se trata de un deseo que es perfectamente posible llevar a la práctica, si se busca con suficiente paciencia.
De acceso gratuito y disponibles en YouTube, El Debate te propone estas cinco series infantiles (con el enlace a canales gratuitos para ver todos los capítulos) que gustaban a los niños de la década de los 80 y que hoy siguen funcionando –y muy bien– con los pequeños de las nuevas generaciones.
Ritmos tranquilos, trazos que cuidan el detalle, historias amables y elaboradas, roles claros entre buenos y malos, humor blanco, moralejas sencillas y valores que ensalzan la familia, la amistad, la justicia, el respeto a los mayores o un sano amor por la naturaleza son algunas de las claves de estas cinco propuestas, que evitan el ruido visual y educan el gusto y las virtudes humanas.
1. La Aldea del Arce
Patty y Bobby en La Aldea del Arce
La conocida serie de producción japonesa (de título original Maple Town Monogatari) llegó a España en 1987, con su universo bucólico y divertido.
En La aldea del Arce, con su universo de casas acogedoras, bosques suaves y personajes entrañables que siguen funcionando, los niños de hasta 9 años conocerán a Patty, una conejita recién llegada al pueblo, que pronto se hace amiga de Bobby el oso y de otros vecinos. Los episodios recogen paseos, juegos, persecuciones, problemas cotidianos, enigmas que no infravaloran su capacidad de razonamiento, y soluciones cordiales, siempre con una lección amable al final.
Sin perder la sonrisa, y con un estilo similar a la popular gama de juguetes de Sylvanian Families, cada capítulo es un refugio de serenidad que enseña a valorar la amistad, la comunidad y la colaboración.
2. Banner y Flappy
Banner y Flappy
Este anime japonés, original de 1979, fue emitido en España durante los años 80 para relatar la vida de Banner, una simpática ardillita que debe adaptarse al bosque tras una infancia difícil.
Es una historia de superación, de adaptación personal y de amistades sinceras, con episodios que muestran a los animales como vecinos capaces de colaborar, y donde se encaran algunos problemas –incluso desafiantes–, siempre con esperanza y buenos modales.
Lejos de los comportamientos poco infantiles que les llegan a través de las redes sociales o la televisión convencional, y con una creciente preocupación por el bullying, Banner y Flappy siguen siendo una ventana a la ternura, al respeto a los demás y al afán de superación, sin saturación sensorial.
3. Belfy y Lillibit
Belfy y Lillibit
La canción de cabecera de Belfy y Lillibit forma parte de la infancia de muchos niños que crecieron con los primeros compases de la democracia en España. Una serie algo menos popular que las otras, y que representa ese tipo de contenidos infantiles de bosque, fantasía y convivencia.
La serie gira en torno a pequeños seres del bosque (los Lillabit), con conflictos a escala infantil: un juguete perdido, una discusión, un deseo de ayudar pero avasallando. La resolución de los conflictos siempre viene por la cooperación, la honestidad y la compasión, lo que convierte a cada capítulo en una excelente puerta para que los más pequeños aprendan a convivir, a compartir y a cuidar lo común, sin guiones agresivos ni héroes violentos. Y con un fuerte respeto por las tradiciones populares.
4. Jackie y Nuca. El bosque de Tallac.
Las aventuras del bosque de Tallac
Estrenada en Japón en 1977 y llegada a España en diciembre de 1978, esta serie animada basa su relato en la novela Monarch: The Big Bear of Tallac. La trama acompaña a dos oseznos junto a sus amigos humanos, en un bosque lleno de aventuras.
Los episodios transmiten valores como la solidaridad, la honestidad, o un amor por la naturaleza nada forzado ni dramático: sólo historias cotidianas en un entorno limpio, sencillo y casi bucólico.
Jackie y Nuca es ideal para niños que empiezan a descubrir el mundo, para fomentar su sensibilidad natural, y su respeto por los demás y por el entorno.
5. El juez Klaus
El juez Klaus, protagonista de La llamada de los gnomos
El juez Klaus. La llamada de los gnomos pertenece a ese tipo de animación europea casi olvidada, hecha con mimo artesanal y una sensibilidad indisimulada. Llegó a España a principios de los 90, y aunque no alcanzó la fama de David el gnomo, conserva un mensaje difícil de encontrar.
La serie transcurre en un bosque, donde los conflictos rara vez superan la escala humana (salvo por la presencia de los malvados trolls): un malentendido en la panadería, una disputa entre comerciantes, un animal herido, un niño que falta a la verdad...
Klaus, el gnomo juez , no es un magistrado severo, sino un anciano bonachón, de barba blanca y mirada limpia, que escucha con paciencia, pregunta con calma y encuentra el modo de reconciliar a los implicados sin violencia.
A diferencia de los dibujos que presentan «problemas grandes», esta serie va justo al revés: muestra cómo los adultos –y, por tanto, los niños que quieren «ser mayores»– solucionan las tensiones diarias con prudencia, empatía y diálogo. Una lección poco frecuente: la autoridad no grita, no humilla, no amenaza, sino que juzga con lógica y compasión, sin renunciar a saber qué está bien y qué está mal.