Mariló Montero recuerda su momento laboral más amargo

Mariló Montero se encuentra celebrando un nuevo éxito profesional, pues será a partir del próximo martes cuando inicie una nueva etapa en televisión como presentadora de Todo es mentira. Un nuevo rol que afronta con muchas ganas y entusiasmo.

Este ha sido uno de los principales motivos que le ha llevado a ser entrevistada por Aimar Bretos en el programa Hora 25 de Cadena SER, un cara a cara en el que, además de repasar su intachable trayectoria profesional y reconocer las ganas que tiene de adentrarse en esta nueva etapa, ha recordado una de las experiencias más dolorosas de su carrera, que ella misma ha definido como su momento «más amargo».

Ocurrió en el año 2007, cuando estaba a punto de presentar una nueva entrega de Mejor lo hablamos, un programa de Canal Sur. A las 22:00 horas Mariló tenía que ponerse frente a una cámara para conducir, en directo, un nuevo debate y todo iba bien, pero su suerte cambió cuando, una hora antes del inicio del programa, recibió una llamada que jamás olvidará. En ella le comunicaron que José Ignacio, uno de sus cuatro hermanos, había fallecido en un accidente de tráfico.

Ella, lejos de querer dejar desatendido su trabajo, optó por seguir adelante con el programa. Entonces tan solo informó de lo sucedido a su marido, Carlos Herrera: «Le dije que mi hermano había muerto en un accidente, pero que no se lo quería decir a nadie porque si lo hacía no iba a poder hacer el programa, y era el programa número 100», ha reconocido en su última entrevista.

Mariló pidió discreción al periodista, pero este acabó contándoselo a Manolo Marvizón, un amigo común. Casualmente, la presentadora se encontró con él en plató, y nada más verle, terminó viniéndose abajo: «Carlos no me respetó en aquel momento porque llamó a un íntimo amigo nuestro que iba a participar en el debate y cuando le vi llegar ya sabía que alguien había hablado con él. Eso me debilitó», ha explicado. Fue entonces cuando la directora del programa le preguntó qué había sucedido, algo que llevó a Mariló a pensar «que ya lo sabían todos».

Dado que en dicha jornada se celebraba el programa número 100, estaba previsto sacar una tarta con 100 velas, pero debido al fallecimiento de su hermano, los planes se cancelaron y la directora la obligó a despedir el programa. Tras ello, la periodista puso rumbo a su tierra natal para reencontrarse con sus familiares, con los que finalmente pudo despedir a su hermano tal y como se merecía: «No recuerdo cómo salí de ese plató, ni cómo llegué a Estella», ha añadido.

Esta no es la primera vez que Mariló habla sobre la trágica pérdida de su hermano, quien, casualmente, murió de la misma forma que su progenitor. El padre de la navarra, Manuel Montero López, perdió la vida en el año 2000, también a causa de un accidente de tráfico. Esto no le ha impedido seguir conduciendo, pero sí hacerlo con especial cuidado y de una manera absolutamente responsable. Su madre, María del Carmen Abárzuza, murió de ELA en 1993.