Mario Vargas Llosa, en una imagen de archivo
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El motivo por el que Mario Vargas Llosa y Patricia nunca llegaron a divorciarse
Pese a enamorarse de Isabel Preysler, el Premio Nobel no llegó a divorciarse de su mujer
Es curioso que los Vargas Llosa decidieran reunirse en Madrid, con lo grande que es el mundo, en las fechas en las que el Universo sabe que Tamara Falcó se casa. Ambas familias respiran el mismo aire, el de la zona de Puerta de Hierro en Madrid, pero a distancia y el Nobel, este miércoles seguía ingresado y con unas décimas de fiebre.
Los Vargas Llosa son un clan, una piña que gira en torno al escritor peruano. Por eso cuando Mario se enamora de Isabel Preysler y decide instalarse en su casa, la piña se altera. No es la primera vez que eso sucedía, como supimos por la carta que le envía Patricia, la esposa despechada, a la novia Isabel: «Mario siempre vuelve», como así ha resultado. Pero en esos momentos de desconcierto, el escritor no quiere romper con su clan, es su familia y les quiere, pero tampoco se impone.
Deja que actúen y mientras, le pide sucesivamente matrimonio a Preysler. Ella da largas y él trata de distribuir los bienes conyugales ante la separación. Ahora resulta que, según uno de sus hijos, sus padres no llegaron a divorciarse. Lo cual sorprende si era el deseo insistente de Vargas Llosa por casarse con Preysler.
Ha pasado medio año de la separación y es como si nada hubiese pasado. Desde que Mario regresó con Patricia es un hombre atento, como sabiendo que ha hecho una picia y tiene que estar a bien con ella. Por el contrario, la matriarca se mantiene digna en su lugar y sin dar más explicaciones, como tampoco las quiso dar durante el tiempo que duró el romance de Mario con Isabel. Juntos han celebrado los 87 años del escritor, para resarcirse de los anteriores en los que estuvieron separados y la nueva nacionalidad dominicana del peruano, que también es español.
Hace unas semanas, dado que son un clan con necesidad de verse y de recuperar los años perdidos, decidieron juntarse en Madrid, los tres hijos, Morgana, Álvaro y Gonzalo con sus respectivas parejas, hijos y sobrinos más los patriarcas; Patricia y Mario.
La familia decidió juntarse en España y nos enteramos porque se fueron a pasar el día al campo, a la bodega Valduero en Ribera del Duero, de la que el Premio Nobel es miembro de su membresía desde el año 2012. Allí comieron con su propietario Gregorio y una de sus hijas, Yolanda, que es la enóloga de la bodega, además de una exquisita anfitriona, en su mesa nunca falta la morcilla, las chuletitas de cordero, unos quesos de oveja y el mejor vino de Ribera del Duero, ese con el que el Nobel felicita a sus amigos en Navidades. Mario comió y bebió con gusto.
Los diez comensales disfrutaron de una larga sobremesa con vistas a los verdes campos de viñas y regresaron a Madrid. Poco después el escritor fue ingresado en una clínica privada dada su edad y ser reincidente en covid. El resto de familiares y amigos se hicieron el test y nadie ha dado positivo, tan sólo el escritor.
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