José Moro, presidente de Cepa 21, y José María Aznar
Cepa 21, la bodega de Ribera del Duero que han visitado Aznar y Ana Botella
El expresidente del Gobierno recorrió las instalaciones de Cepa 21, acompañado por José Moro
Bastan solo unos minutos de conversación con José Moro para comprender su pasión por el vino, nacida de un infancia entre viñedos y una profunda admiración hacia la labor que le enseñó su padre cuando era un niño. El carismático presidente de Cepa 21 recibió, este miércoles, en su bodega la visita de su buen amigo, José María Aznar y su esposa, Ana Botella. Mientras los fastos por el X décimo aniversario de la proclamación del Rey Felipe VI acaparaban el foco, el expresidente del Gobierno cataba una de las joyas de la milla de oro de la Ribera del Duero.
Situada en el pueblo de Castrillo de Duero, en Valladolid, Cepa 21 domina un paisaje de cincuenta hectáreas de viñedo propio plantadas con cepas centenarias de la variedad Tinto Fino, una de las más puras del clon tempranillo. Aznar quiso conocer en primera persona los factores diferenciales del proyecto que se encuentra en plena expansión internacional. El matrimonio paseó por los viñedos de la bodega además de recorrer las principales salas de elaboración acompañados de las explicaciones sobre el proyecto de José Moro.
El encuentro culminó compartiendo mesa y mantel junto a otros amigos. Se sirvió un almuerzo de platos tradicionales de la región maridados con los vinos estrella de la bodega; Cepa 21, Malabrigo y Horcajo.
José María Aznar y Ana Botella, en la bodega Cepa 21
Espíritu luchador
La historia de José Moro y su pasión por el vino se remonta a tres generaciones: su abuelo Emilio Moro nació en 1891 y su padre Emilio Moro en 1932, ambos en un entorno vitivinícola rodeados de viñedo y forjaron su pasión con esfuerzo añada tras añada. Y son precisamente estas raíces las que unen a José Moro con su tierra. Le gusta rememorar cómo con siete años su padre le puso a limpiar una cuba de vino con un cepillo.
Durante 30 años trabajó en la bodega Emilio Moro, que lleva el nombre de su abuelo y fundador. En abril de 2022 abandonó la presidencia y se volcó en la expansión de Cepa 21.
Conoce de primera mano el esfuerzo y dedicación que conlleva liderar un proyecto así. No han faltado piedras en el camino. El pasado febrero, una persona asaltó las instalaciones de la bodega y vació tres depósitos, donde reposaban 60.000 litros de vino de la última cosecha, lo que les supuso unas pérdidas estimadas de 2,5 millones de euros. Él mismo reconoció que derramó lágrimas cuando se enteró de lo ocurrido. Ahora solo mira hacia adelante.
