Isabel Preysler, junto a sus dos hijas, Chábeli y Tamara Falcó, y su nieto Alejandro
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Tamara Falcó comparte la cita más especial de Isabel Preysler en Estados Unidos
La socialité ha viajado junto a su hija para asistir a la graduación de su nieto, Alejandro Altaba
Isabel Preysler vuelve a acaparar titulares y, en esta ocasión no es por su vida amorosa ni por sus eventos sociales, sino por una ocasión mucho más íntima y familiar: la graduación universitaria de su nieto mayor, Alejandro Altaba. La ceremonia tuvo lugar en una reconocida Universidad de Estados Unidos, donde el joven culminó sus estudios de Derecho, un logro que fue celebrado por su familia más cercana con emoción y discreción.
A sus 73 años, Preysler ha reducido notablemente sus apariciones públicas en los últimos tiempos, centrando su vida en el ámbito privado y en el cuidado de su familia. Por eso, su presencia en este acto académico no pasó desapercibida. Vestida con su característico estilo elegante pero sobrio, Isabel no dudó en cruzar el Atlántico para acompañar a Alejandro en uno de los días más importantes de su vida.
Alejandro, de 23 años, es el hijo mayor de Chábeli Iglesias y el empresario Christian Altaba. A diferencia de muchos de sus familiares, el joven ha optado por mantener una vida alejada del foco mediático, centrada en sus estudios y en su desarrollo profesional. Durante su etapa universitaria ha demostrado gran disciplina, realizando incluso prácticas en un prestigioso bufete de abogados, lo que le ha permitido comenzar a labrarse un nombre propio al margen de su ilustre linaje.
Su madre, Chábeli, ha sido siempre muy protectora con la privacidad de sus hijos, pero en esta ocasión accedió a compartir parte de la felicidad familiar. Fue Tamara Falcó, tía del graduado y gran presencia pública en España, quien difundió en redes sociales una fotografía en la que posaban los cuatro: Alejandro, Chábeli, Tamara e Isabel. La imagen, cargada de simbolismo, mostraba la unión de tres generaciones celebrando un logro construido con esfuerzo y constancia.
La relación entre Isabel Preysler y su nieto es especialmente estrecha. Cuando Alejandro nació, lo hizo de forma prematura, y pasó varias semanas en una incubadora. Ese comienzo tan delicado marcó profundamente a la familia, especialmente a su abuela, quien desde entonces ha mantenido un vínculo muy especial con él. En más de una ocasión, Chábeli ha comentado públicamente la devoción que su madre siente por Alejandro, destacando el apoyo incondicional que siempre le ha brindado.
Esta reaparición pública no es solo significativa por el evento en sí, sino también por lo que representa en la narrativa personal de Isabel Preysler. Lejos de los focos de las revistas del corazón, su presencia en esta ceremonia es un testimonio del papel fundamental que juega como figura maternal y matriarca. Más allá de las portadas, de los titulares y de las casas de lujo, Isabel muestra otra faceta: la de abuela entregada, presente, orgullosa del futuro que construyen sus descendientes.
En un momento en que muchas figuras públicas prefieren hacer alarde de su vida privada en redes o medios, Isabel opta por celebrar lo verdaderamente importante con discreción. Su viaje para estar junto a Alejandro en este momento crucial habla no solo de su compromiso con la familia, sino también de su deseo de mantenerse como pilar estable en una saga familiar con una proyección internacional tan particular como la suya.