Francisco de Borbón von Hardenberg, en una imagen de archivo
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Francisco de Borbón, el hijo discreto del duque de Sevilla que buscó el amor en un programa de televisión
Figura principal de una familia que forma parte esencial del entramado borbónico
En una época en la que los títulos nobiliarios se han visto relegados a un eco ceremonial y las genealogías aristocráticas buscan reconfigurar su lugar en la sociedad contemporánea, algunas figuras optan por redefinir su herencia a través de la acción discreta, la sobriedad y el compromiso. Entre ellas destaca Francisco de Borbón Graf von Hardenberg, miembro de una de las ramas más antiguas de la Casa de Borbón. Pertenece a la línea Borbón-Sevilla, una rama histórica y aristocrática que, si bien no figura en la línea directa de sucesión al trono, forma parte esencial del entramado familiar borbónico.
Nacido en Madrid en 1979, es el hijo menor del recientemente fallecido Francisco de Borbón y Escasany, duque de Sevilla y primo segundo del Rey Juan Carlos, lo que convierte a Francisco en primo tercero del monarca. Su madre, la condesa alemana Beatrice von Hardenberg-Fürstenberg —fallecida en 2020— fue una de las personalidades más influyentes de la alta sociedad europea del último tercio del siglo XX. Exdirectora de Vogue España y emblema del esplendor social y cultural de la Marbella de los años ochenta, Beatrice transmitió a sus hijos una visión del mundo marcada por la elegancia, el cosmopolitismo y una estricta reserva. Su repentina muerte por paro cardíaco, junto con la pérdida de su hija Cristina ese mismo año, supuso un duro golpe para la familia.
También hermano de Olivia de Borbón, figura conocida del ámbito social, Francisco ha elegido mantenerse al margen del foco público, cultivando una trayectoria alejada del exhibicionismo que suele acompañar a los apellidos históricos. Se formó en la Barry University de Miami, donde cursó estudios en Gestión Deportiva, una elección poco habitual que ya revelaba su deseo de trazar un camino profesional propio.
En el ámbito empresarial ha consolidado una carrera sólida y diversificada. Es cofundador y socio director de Alpha Trading, una firma de inversión con sede en Estados Unidos y presencia en sectores como metales preciosos, petróleo y gas. Además, ha sido socio y miembro del consejo de administración de Aeris Trading LLC, una empresa pública con activos mineros en Nueva York, y ha ocupado el cargo de socio director en Neftan Co, una compañía global especializada en financiación y logística.
Se casó en octubre de 2021 con Sophie Elizabeth Karoly
Lejos de desligarse de su herencia institucional, ha sabido armonizar tradición y modernidad. Desde 2018 ejerce como Gran Maestre de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén, una institución con raíces medievales, que bajo su liderazgo ha emprendido un proceso de renovación basado en la filantropía, la asistencia social y la promoción de valores éticos. Asimismo, ostenta el título de Caballero del Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias, que reafirma su compromiso con la continuidad de las estructuras nobiliarias desde una perspectiva activa y contemporánea.
En el plano personal, contrajo matrimonio en octubre de 2021 en Sevilla con Sophie Elizabeth Karoly, profesional de la comunicación de origen austríaco, con quien ya tenía un hijo, Francisco Máximo, nacido en 2017. La familia reside entre Madrid y Marbella, dos enclaves que condensan su identidad: la primera como centro institucional y político; la segunda, como territorio emocional vinculado al legado de su madre.
En 2012, Francisco sorprendió a muchos al participar en la primera temporada del reality show Secret Princess, emitido por el canal estadounidense TLC. El formato reunía a miembros de la nobleza internacional que, ocultando su identidad y sin revelar sus títulos, se trasladaban a Estados Unidos con un solo objetivo: encontrar el amor como cualquier ciudadano común. Durante el programa, adoptó el seudónimo de Cisco y vivió en condiciones modestas en Savannah (Georgia) compartiendo apartamento con otros aristócratas anónimos y desempeñando trabajos cotidianos. El propósito era comprobar si podían establecer una conexión genuina sin que su estatus influyera en la relación.