El imperio inmobiliario de Lamine Yamal a sus 18 años

A juzgar por la imagen que se difundió de Lamine Yamal con su familia celebrando de forma austera su 18 cumpleaños en el restaurante La Cúpula del Garraf, pocos se esperaban lo que se avecinaba pocas horas después. Alrededor de 200 invitados se daban cita la noche del sábado en una masía privada cercana a Sitges –cuyo alquiler ronda los 40.000 € por día– para asistir a una fiesta por todo lo alto con temática gánster glam.

Desde el club catalán –con el que el blaugrana ha firmado su renovación con un salario cercano a 20 millones de euros con bonos anuales– confirmaron que estaban al tanto de la celebración, destacando que era un evento estrictamente privado. Lo que se desconoce es si el futbolista que acaba de alcanzar la mayoría de edad reveló que estaría repleta de chicas de imagen y personas con enanismo.

Datos que no parecieron importar a invitados como Bizarrap, Quevedo, Bad Gyal, Lewandowski, Gavi, IlloJuan o Cubarsí, pero sí al Gobierno, que ya investiga si se vulneró la ley de discapacidad, y a la opinión pública, que no ve con buenos ojos que un joven como él celebre una fiesta de tales dimensiones. La semana previa, por ejemplo, una modelo desveló que los organizadores ofrecían cheques de 20.000 € a jóvenes con una determinada talla de ropa para lucirse en el cumpleaños.

Sin conocer cuánto ha costado la fiesta al completo, la vida de la promesa del fútbol está indiscutiblemente unida a una imagen de ostentación y gran lujo que pocos jóvenes de su edad pueden tener. Jet privados, cenas en restaurantes de lujo, fiestas privadas en discotecas a las que hace dos días no podía entrar de forma legal, citas jugando al golf en clubs blindados... Alejado de ese estilo de vida inocente y saludable con el que se identificaba hasta hace poco, la fastuosidad de la que hace gala inquieta al mundo del fútbol por si influye en su reputación profesional.

Con un sueldo mensual superior al millón de euros, atrás queda la infancia en Rocafonda, un barrio de Mataró, con serias dificultades económicas. Fueron sus padres, Sheila Ebana y Mounir Nasraoui, los únicos que le alentaron a perseguir sus sueños desde que era pequeño y ellos son los primeros a los que ha querido recompensar en cuanto ha tenido ocasión alejándolos de la conflictividad en la que vivían.

En primer lugar, correspondió a su madre, con la que se crio después de que se divorciaran, con una propiedad en una de las zonas más exclusivas de Cataluña: Premià de Dalt, una población del Maresme ubicada en un entorno privilegiado que invita a disfrutar de la naturaleza y a tan solo media hora de la Ciudad Condal.

El deportista se decantó en abril de 2024 por una propiedad independiente de 650 metros cuadrados construidos con piscina, bodega y ascensor privado que visita a menudo. En esa misma época también adquirió un piso de 90 metros cuadrados cerca de la ciudad deportiva del Barça con la que cumplió su sueño de poder independizarse de su familia y de La Masía, donde ha pasado la mitad de su vida.

El futbolista le compró a su padre una vivida el pasado diciembre, meses después de que fuese apuñalado en Mataró por una supuesta pelea. Mounir Nasraoui ya no tiene como vecinos a sus antiguos enemigos, sino a Iniesta, Piqué o Joan Laporta, presidente del FC Barcelona. Y es que se ha instalado en una propiedad del exclusivo barrio de Sarrià-Pedralbes, con 180 metros cuadrados distribuidos en un solo piso de cuatro dormitorios, dos baños, un trastero y una plaza de garaje. Los vecinos aseguran que pasea con un Rotweiler de cuatro meses llamado Ice.