La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, en una imagen de archivo
El traje de marca cara de Yolanda Díaz para presentar una convocatoria de becas
La ministra lució un look de Purificación García con un precio cercano a los 350 euros
Con un traje naranja vibrante, Yolanda Díaz aparece en redes sociales con la seguridad de quien tiene algo importante que contar y muchas ganas de que escuchemos también su historia. La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo ha presentado una nueva convocatoria de 50 becas para preparar oposiciones a la Inspección de Trabajo, dotadas con 12.000 euros por persona y un presupuesto total de 600.000 euros anuales.
¿El objetivo? Que, según sus palabras, «los recursos económicos ya no sean un impedimento para que la clase trabajadora de este país entre en la Administración». Lo dice entre gestos estudiadamente cercanos, con las mangas arremangadas (literalmente), el gesto serio y esa mirada con brillo contenido que ya forma parte de su puesta en escena. Una Yolanda emocional, empática… y perfectamente consciente de que la imagen también comunica.
Y dice mucho. Para el anuncio ha elegido un look de Purificación García —un conjunto de la colección Fiesta 2022, chaqueta estructurada con cinturón (193 euros) y pantalón ancho a juego—, que ya ha lucido en otras ocasiones importantes y que tiene un precio cercano a los 350 euros. No es de Zara ni de Lefties, pero sí parece uno de sus uniformes preferidos. Porque cuando ella se pone épica, también se pone ese traje. Y es que esta beca, más que una política pública, llega envuelta en relato personal. Dice la ministra: «Os lo digo de corazón. Cuando estudiaba para sacarme una carrera, vi cómo muchos compañeros y compañeras lo dejaban por falta de medios. No porque no fueran brillantes, sino porque no podían permitirse parar. Esto no puede seguir ocurriendo».
Traje de Yolanda Díaz
Hasta aquí, todo correcto. El problema empieza cuando se lanza con el yo también estuve ahí, el yo sé lo que cuesta, el yo luché como vosotros. Porque la realidad es otra: La gallega no lo pasó mal para estudiar. Al contrario. Nació y creció en una familia que, sin duda, era trabajadora... pero también formada, organizada, consciente y con conexiones políticas. Su padre, Suso Díaz, fue obrero metalúrgico en los astilleros de Ferrol, sí, pero también militante del Partido Comunista de España (PCE) en la clandestinidad y secretario general de Comisiones Obreras (CCOO) en Galicia durante años. Su tío, Xosé Díaz, hermano gemelo de su padre, también fue miembro del PCE y diputado en el Parlamento de Galicia por el Bloque Nacionalista Galego (BNG) entre 1997 y 2005. Vamos, que política en vena.
¿Y su madre? Menos mediática, pero también presente. Siempre descrita como una mujer trabajadora y entregada a las tareas del hogar y el cuidado familiar, aunque no se ha divulgado demasiado sobre su vida profesional fuera del ámbito doméstico. Lo que sí está claro es que en su casa había conciencia de clase, militancia, estructura… y recursos. Quizá no de sobra, pero desde luego no al límite de la exclusión.
Yolanda, la pequeña de tres hermanos, estudió Derecho en la Universidad de Santiago de Compostela, y después siguió formándose con cursos superiores y posgrados en Relaciones Laborales, Derecho Urbanístico, Recursos Humanos y Ordenación Territorial, además de formación complementaria en contratación laboral, Seguridad Social, género y poder político. Educación pública, sí, pero con un coste. Y ella pudo permitírselo.
Y para rematar el relato, la foto. La imagen con la que acompaña el vídeo: una jovencísima Yolanda en toga roja —color asociado a Derecho—, corbata negra y camisa blanca. Pelo largo, liso, oscuro. Cero artificios. Nada que ver con el rubio actual ni con el eyeliner azul que luce en sus vídeos. Eso sí: la misma nariz con personalidad, sin retoques ni bisturí. Algo que, en su discurso tan centrado en lo auténtico, cuenta.
¿Y por qué ahora? Bueno, la política también va de oportunidad. Y la beca llega justo cuando en televisión arrasa una serie protagonizada por Carmen Machi como inspectora de Hacienda: Celeste, un personaje claramente inspirado en el caso de Shakira y el fraude a la Agencia Tributaria española. Un guiño cultural oportunísimo. ¿Casualidad? Improbable.