Alberto de Mónaco, evacuado de La Vuelta a España por las protestas propalestinas

Además de ciclistas y seguidores de La Vuelta, uno de los grandes damnificados de las protestas propalestinas en contra de Israel ha sido Alberto de Mónaco. El jefe del estado monegasco había viajado a Madrid para asistir a la ceremonia de clausura por un motivo en concreto.

La edición del próximo año arranca de forma excepcional en Montecarlo, iniciando la carrera en el circuito del Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1, para después pasar por el Palacio Grimaldi. La próxima edición coincide, además, con la celebración del 150 Aniversario de los lazos diplomáticos entre España y Mónaco.

El plan inicial es que el príncipe monegasco se desplazase hasta la céntrica plaza de Cibeles junto a otros muchos representantes del deporte, la cultura y la política española para asistir a la entrega de trofeos. Sin embargo, las diferentes manifestaciones convocadas en las inmediaciones del paseo del Prado, Atocha y Gran Vía se lo impidieron. Los agentes de seguridad decidieron trasladar de forma preventiva a Alberto de Mónaco a un lugar seguro antes de favorecer su presencia en los incidentes de la capital.

Aun así, las cámaras de TVE pudieron captarle durante unos segundos. Ataviado con una camisa blanca y una americana azul, el Príncipe Alberto llevaba una gorra y unas gafas de sol con las que intentó pasar desapercibido. Una imagen insólita, dado que iba acompañado de sus escoltas personales.

La Vuelta a España del 90 cumpleaños terminó a 56 km de la meta de Cibeles por las manifestaciones y disturbios de los grupos que invadieron las principales calles de Madrid, obligando a cargas policiales. La recta donde los esprinters se iban a jugar el honor de ganar en la capital, fue el escenario de la marcha de protesta.

El detonante de todo fue la presencia del equipo Israel Premier Tech en la salida de Turín el pasado 23 de agosto. Un equipo «no invitado, pero que participa por el reglamento UCI al tener los puntos necesarios». Este argumento no convenció al sector social que pensaba que «un Estado genocida no debería participar» en la ronda.

El caos se desató en Madrid la tarde del 14 de septiembre de 2025. Las imágenes del pelotón detenido a 56 km de meta y los ciclistas en pie esperando la evacuación a sus hoteles dieron la vuelta al mundo, igual que el derribo de vallas, la invasión de las calzadas y las cargas policiales.

Cibeles, Neptuno, Atocha, la Gran Vía se convirtieron en un escenario de máxima tensión. Los manifestantes se impusieron por delante del orden y del respeto por la competición. Mala imagen de la Vuelta. Algo se intuía, pero ocurrió, y Vingegaard, el portugués Almeida, el británico Tom Pidcock y resto de galardonados subieron a las neveras a recoger sus premios.