El motivo por el que Maxi Iglesias aprendió a volar y se hizo piloto

Maxi Iglesias, conocido por su trabajo en series como Física o química, Valeria, Velvet Colección o Los protegidos, ha dado un paso poco habitual entre los actores españoles: convertirse en piloto. El intérprete madrileño se ha graduado recientemente como piloto de avión, helicóptero y drones tras completar su formación en European Flyers, un centro especializado en instrucción aeronáutica. La ceremonia tuvo lugar el pasado 10 de diciembre y reunió a cerca de 200 nuevos titulados en distintas disciplinas vinculadas a la aviación civil.

El proceso ha requerido una preparación prolongada y exigente. Para obtener la licencia, el actor compaginó formación teórica, prácticas en simulador y más de 50 horas de vuelo real. Durante la primera fase estuvo acompañado por un instructor y, una vez superadas las pruebas exigidas, pasó a volar en solitario, uno de los requisitos del programa de piloto privado. Ya en mayo había conseguido la licencia para pilotar avionetas, un primer paso que ahora amplía con nuevas habilitaciones. En declaraciones recogidas por ABC, el actor se refirió a esta nueva faceta con humor y cierta ironía, dejando clara su pasión por el aire y el mar: «Ahora mismo, tengo la tranquilidad de que, si esto no va bien, me voy a Dubái a llevar en avión o en barco a jeques árabes. Posiblemente facturaría mucho más, y encima estaría en el mar y en el cielo, que son mi pasión».

La decisión de formarse como piloto responde, en cualquier caso, a una motivación muy concreta. Iglesias se tomó especialmente en serio su debut literario, Horizonte artificial, y decidió documentarse desde dentro. La novela se desarrolla en gran parte durante un vuelo privado y concentra su acción narrativa en unas pocas horas en el aire, en medio de una crisis empresarial y una serie de decisiones contrarreloj. Para escribir desde el conocimiento directo, optó por experimentar en primera persona las sensaciones, los procedimientos y la responsabilidad que conlleva pilotar una aeronave.

La formación como piloto privado incluye asignaturas como navegación aérea, meteorología, normativa de seguridad y comunicaciones, además de la práctica de vuelo. En el caso de European Flyers, el programa permite ampliar la capacitación a helicópteros y drones, ámbitos cada vez más presentes en sectores como el audiovisual, la industria técnica o la gestión civil. Esa posibilidad explica que el actor haya decidido completar todo el itinerario formativo y no limitarse a una licencia básica.

Esta combinación entre interpretación y aviación no es del todo excepcional a nivel internacional. Figuras como Tom Cruise, conocido por pilotar sus propios aviones y helicópteros, Harrison Ford, que ha participado incluso en labores de rescate aéreo, John Travolta, con licencia comercial y una flota propia, o Angelina Jolie, piloto de avionetas, han incorporado el vuelo como una faceta más de su vida profesional y personal.

Durante este proceso, el actor español no ha dejado de lado su carrera interpretativa. En 2025 ha finalizado el rodaje de la segunda temporada de Punto Nemo, una serie de Prime Video grabada entre Galicia y Canarias, y ha participado en la película Nuda propiedad. Su incursión en la literatura no supone un abandono de la interpretación, sino una vía paralela que se suma a su trayectoria profesional.