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24 de abril de 2024

Castillo monasterio de Lindisfarne

Castillo monasterio de LindisfarneWikimedia Commons

Picotazos de historia

¿Qué significo el saqueo del monasterio de Lindisfarne?

El día que un grupo de nórdicos asaltó y saqueó la Isla Santa, frente a las costas de Northumbria, marcó el inicio de la llamada Era Vikinga

El 8 de junio del año 793 marca el inicio de la llamada Era Vikinga. Ese día un grupo de nórdicos asaltó y saqueó la Isla Santa, frente a las costas de Northumbria, donde se encontraba el monasterio de Lindisfarne y la tumba de San Cuthberto. La noticia pronto se propagó por toda Europa. Alcuino, erudito britano, consejero de Carlomagno y tutor de sus hijos, escribió varias cartas refiriendo el suceso:
«La iglesia de san Cuthberto ha sido salpicada con la sangre de los sacerdotes de Dios, despojada, expuesta al saqueo de los paganos».
No era la primera vez que aparecían los nórdicos: en 789 tres navíos atracaron en la costa de Wessex y mataron al gobernador de la zona. Pero esta vez habían atacado el centro religioso y espiritual de los reinos anglosajones. Un ataque, asesino y deliberado, contra hombres de Dios.
Se intentó vincular el traumático suceso con el entierro en monasterio, el 23 de abril de ese año, del noble Sicga, a pesar de haberse suicidado, después de matar al rey Elfwaldo I de Northumbria. Claramente un castigo divino.
El suceso también fue importante para los nórdicos. Cuando se contó lo sucedido conmocionó a toda Noruega, pero por otros motivos.
Imagínense la gran sala llena de toda la gente deseosa de escuchar las aventuras de sus guerreros, que acaban de volver de una extraordinariamente productiva expedición.
–«Más allá de la mar –narra el más articulado de los miembros de la expedición–, tras varias jornadas de navegación hacia poniente, arribamos a una pequeña isla. Estaba habitada por una gente extrañísima –murmullos.
Tenían una gran sala de piedra que habían llenado de todos estos tesoros que os hemos traído –más murmullos–. ¡No tenían mujeres! –exclamaciones de incredulidad. ¡No tenían armas! –rugido general».
El saqueo del monasterio de Lindisfarne, para los nórdicos, debió sonar como la campana que anuncia las rebajas de enero.
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