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25 de abril de 2024

"Conquista de México por Cortés". El sitio de Tenochtitlan por el conquistador español Hernán Cortés, durante la Conquista de México

«Conquista de México por Cortés». El sitio de Tenochtitlan por el conquistador español Hernán Cortés, durante la Conquista de México

Leyenda negra

¿Están justificados los recelos históricos de México por la conquista española?

López Obrador abrió una polémica internacional al pedir que el Rey de España y el Papa Francisco pidiesen disculpas por los abusos cometidos en la conquista

En marzo del año 2019, el Presidente de México, López Obrador, quien acababa de iniciar su mandato, generó una cierta polémica internacional al solicitar por carta al Rey de España y al Sumo Pontífice que pidiesen disculpas a los pueblos originarios de México por los abusos cometidos por la conquista. Independientemente de la cuestionable oportunidad y lógica de esta iniciativa, el presidente reflejaba, en realidad, los múltiples recelos históricos hacia España de muchos de sus compatriotas. ¿Están realmente justificados estos recelos? ¿Fue tan cruel la conquista española? ¿Por qué en México dichos recelos y críticas son más profundos que en ningún otro país de raíces hispanas?
En relación a este debate, lo primero que habría que señalar es que no valen generalizaciones. No todos los mexicanos son críticos con el pasado español, aunque curiosamente quienes más han defendido tradicionalmente esa etapa histórica han sido las elites intelectuales del país. Como es bien sabido, Juan Miralles calificó a Cortés de «inventor de México», Octavio Paz dijo del extremeño que «fue un hombre extraordinario, un héroe en el antiguo sentido de la palabra. No es fácil amarlo, pero es imposible no admirarlo». Y Carlos Fuentes, aunque argumentando que la conquista había resultado desastrosa para los indígenas ponía en valor el hecho que España había sido el único país europeo que había debatido sobre el derecho a colonizar y defendía el mestizaje como encuentro entre culturas. Fuera de México el nobel Vargas Llosa, recordó que antes de la conquista «América estaba bañada en sangre» y que con la lengua española llegó también la Grecia de Aristóteles y Platón y el derecho romano.

España ha sido el único país europeo en debatir sobre el derecho a colonizar y defender el mestizaje como encuentro entre culturasCarlos Fuentes, escritor mexicano

Que se cometieron abusos es innegable, la matanza del Toxcatl, sobre la que se escribió recientemente, es un ejemplo de la brutalidad en ciertos episodios de la conquista y que las encomiendas o el tráfico de esclavos, (tráfico que, por cierto, estuvo fundamentalmente en manos de portugueses), pudieron crear situaciones muy injustas es obvio y así fue denunciado, a veces incluso exageradamente, por el padre de las Casas. Sin embargo, injusticias similares se dieron en muchos otros territorios americanos sin que por ello se haya llegado a crear un cierto trauma histórico nacional.
En realidad, en México no fue más cruel ni el proceso de conquista, ni el establecimiento del Virreinato y quizás una primera explicación haya que buscarla en el hecho de que, junto a la cultura Inca, la civilización mexica era la más avanzada del continente a la llegada de los españoles. En la América precolombina habían existido otras grandes culturas como la Maya o la Olmeca, pero en 1519 cuando Cortés llega a México ya formaban parte de la historia. Los mexicas, sin embargo, se encontraban en pleno apogeo, su capital Tenochtitlan, una ciudad acuática sobre el lago de Tetzcoco sorprendía por su monumentalidad y sus proporciones, por las plazas con sus suelos de mármoles, los grandes palacios y los imponentes templos de los cuales destacaba por su gigantismo el templo mayor. La ciudad estaba unida a tierra firme por puentes o calzadas en cuya zona central estaban construidos acueductos, (el agua del lago era salobre y por tanto no potable). Era una cultura con una compleja estructura social y que poseía grandes conocimientos en astronomía, arquitectura, escultura, pintura e ingeniería y que contaba, junto a las aliadas ciudades de Tlacopan y Tetzcoco, con el mayor ejército de la región.
Tras la independencia de México, las nuevas clases dirigentes tenderán a mitificar el glorioso pasado pre-hispano al tiempo que culparán al virreinato de muchos de los problemas que aquejarían al nuevo Estado. Esta lectura maniquea fue calando en el subconsciente colectivo hasta el punto que ha pasado a ser parte inherente de la cultura social actual. En este artículo se hará referencia solamente al primero de estos procesos. El de la glorificación de las culturas aztecas precolombinas, dejando para un siguiente artículo la eventual problemática de la herencia colonial recibida.

Tras la independencia de México, los nuevos dirigentes tenderán a mitificar el glorioso pasado pre-hispano

Glorificación de las culturas precolombinas

Habría que empezar diciendo que, sin desmerecer los grandes logros conseguidos por la civilización mexica, la misma tenía también un lado profundamente tenebroso. Aunque es muy difícil dar cifras exactas, siendo comedidos podríamos hablar de entre 20.000 y 30.000 los sacrificados anualmente en Tenochtitlan, muchos más en el territorio controlado por la triple alianza, aunque en ocasiones especiales podían dispararse estos números. Como señala el historiador mexicano Pablo Escalante, «cuando Ahuitzotl (1486-1502) subió al trono… Celebró su coronación con el sacrificio de 80.000 prisioneros huastecos». El politólogo argentino, Marcelo Gullo, recuerda que 20.000 sacrificados al año extrapolados a la población del México actual supondrían más de 560.000 personas. Es decir, una proporción enorme. Por otra parte, la carne de las víctimas era consumida ritualmente por las elites. Curiosamente, algunos de los que presentan de manera más descarnada la conquista española, juzgándola con parámetros éticos actuales, piden, sin embargo, contextualizar, en su época, los sacrificios religiosos y el canibalismo subsiguiente, como algo común a muchas culturas antiguas, pero lo cierto es que habría que viajar en el tiempo hasta el neolítico para encontrar rituales caníbales en Europa.
También conviene recordar que, aun siendo la etnia dominante y gobernar, en la práctica, sobre múltiples señoríos tributarios, muchos de los cuales, por cierto, demostraron su cierto grado de independencia al irse pasando gradualmente al bando de Cortés, otros como la confederación de Tlaxcala, que resultaría fundamental para la conquista, gozaban de total independencia. De hecho, los mexicas tan solo ocupaban la cuarta parte de la actual República mexicana. Por lo tanto, es completamente inexacto que el mexicano actual se sienta heredero de los mexicas, no solo porque mayoritariamente es una población mestiza con un porcentaje de ascendencia foránea notable, sino por el hecho de que el porcentaje de sangre autóctona, solo sería mexica en un porcentaje minoritario. Paradójicamente, la mayoría son descendientes, en algún porcentaje, del resto de etnias que espoleados por Cortés combatieron el régimen de terror al que los tenía sometidos la triple alianza. En agosto de 1521, en la parte final de la conquista, los españoles eran apenas unos 850, pero sus aliados indígenas sumaban más de 136.000 guerreros. Es decir, frente a los tenochcas se rebelaron, entre otros, tlaxcaltecas, totonacas, cholutecas, otomíes, tetzcocanos, chalcas, huejotzincas y chinatecas.
En consecuencia, la mayoría de los mexicanos actuales, además de tener, en muchos casos, ascendientes españoles, descienden de pueblos que se rebelaron contra los mexicas. Esta es la gran incoherencia de ese proceso de mitificación azteca.
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