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26 de abril de 2024

Los marqueses de Urquijo

Los marqueses de Urquijo

Dinastías y poder

Los Urquijo: una saga mancillada por un crimen horrendo

En pleno proceso de Transición un matrimonio vinculado a la banca y la buena sociedad moría en un crimen truculento que conmocionaba al país

Hace ya más de cuatro décadas que España amanecía con la noticia del asesinato de los marqueses de Urquijo. ¿Aristocracia y violencia? En pleno proceso de Transición un matrimonio vinculado a la banca y la buena sociedad moría en un crimen truculento que conmocionaba al país. Doña Lourdes era la marquesa de Urquijo, única heredera de una dinastía de nueva nobleza que había ganado el título en los días de Amadeo de Saboya gracias al respaldo económico dado al Estado. Su muerte, cuando apenas había cumplido los 44 años, rodeó el apellido de un halo de misterio.

El Rey Amadeo de Saboya ennoblecía a un industrial de orígenes vascos y humildes que había prestado dinero a la Hacienda Pública

Era el año 1871 cuando el Rey Amadeo de Saboya ennoblecía a un industrial de orígenes vascos y humildes que había prestado dinero a la Hacienda Pública. Don Estanislao de Urquijo y Landaluce nació en un pueblo de la provincia de Álava en 1816, en una familia de agricultores. Su talento y carácter esforzado, lo llevaron a Madrid en los días en los que el ferrocarril llegaba a España y con él, las primeras grandes fortunas en una España que comenzaba a industrializarse.
Estanislao de Urquijo y Landaluce

Estanislao de Urquijo y Landaluce

El buen visionario no se vinculó a priori con las causas políticas pero lo cierto es que con los años fue conquistando un puesto como Diputado y Senador. Su capacidad para las buenas inversiones y éxito como agente de cambio y bolsa le llevaron a rescatar de la bancarrota al marqués de Salamanca que había destinado su capital a financiar la causa de la Restauración. Igual que con él, hizo préstamos ventajosos a muchos otros aristócratas, instituciones y gobiernos. A su muerte en 1889, soltero y sin hijos, heredó el patrimonio el mayor de sus sobrinos, Juan Manuel de Urquijo y Urrutia, convertido en II marqués, ascendido socialmente y con veraneo en Tarragona, Llodio y propiedades en Cádiz. Su lema: primero las empresas familiares y luego la política, como independientes. Lo que se traducía en un «presta al que manda». De su matrimonio con María Dolores Ussía, nació Estanislao Urquijo, III marqués, ya con Grandeza de España. Él fundó del Banco Urquijo, con sede en la madrileña calle de Alcalá y cuyo objeto social era la protección de la industria y del comercio. Se casó con una joven noble de origen vizcaíno y en aquellos felices años veinte, el banco y la familia vivieron sus años dorados. Le sucedió el primogénito Juan Manuel de Urquijo Landecho, IV marqués, que matrimonió con María Teresa Morenés. Ellos son los padres de María Lourdes, la discutida marquesa víctima del crimen. Acumulaban títulos, palacios y gran fortuna.

Su lema: primero las empresas familiares y luego la política, como independientes

María Lourdes de Urquijo y Morenés, Marieta, nació en Madrid el 15 de junio de 1935. Era hija única y se educó con institutrices alemanas, nurses y preceptores particulares. Era, dicen, un poco rara. No fue al colegio y estuvo rodeada de una profunda religiosidad. Su padre hubiese querido para ella un noble de su misma condición, un miembro de la acaudalada familia Güell para ser exactos, pero ella sorprendió a sus progenitores al anunciar su noviazgo con Manuel de la Sierra y Torres, hijo de un diplomático que se había formado como abogado y trabajaba en el Instituto de Cultura Hispánica, una especie de confluencia entre el Ministerio de Educación y el de Asuntos Exteriores.
Boda de los marqueses de Urquijo

Boda de los marqueses de Urquijo

Transigieron y la boda se celebró el 7 de mayo de 1955 con la rimbombancia de su condición en la iglesia de Santa Bárbara. La novia lucía precioso traje de raso de la moderna línea «Mikado» con velo de tul sujeto con magnífica diadema de brillantes. El novio vestía el uniforme de la Orden del Santo Sepulcro con la banda del Cuerpo de la Nobleza de Cataluña. Con motivo de la boda se abrieron los salones de su residencia, preciosamente adornada con flores y tapices y donde se sirvió un espléndido cock-tail (ABC, 8 mayo 1955). Al principio el matrimonio se estableció en el palacete de la familia en el paseo de la Castellana. Aquí nacieron sus dos hijos Mirian y Juan, aunque años después se trasladaron al magnífico chalet en Somosaguas en el que ocurrirán los fatídicos sucesos.

Crimen de los marqueses de Urquijo

A comienzos de la década de los ochenta el Banco Urquijo estaba en una situación que, decían, rozaba la bancarrota. Aquello les forzaría a una inminente fusión con el Banco Hispanoamericano que el marqués consorte no parecía compartir. Su hija se había casado en 1978 con Rafael Escobedo, un vividor que no resultaba del agrado de los marqueses. En la noche del 1 de agosto de 1980 un tiro en la cabeza terminaba con la vida de Manuel de la Sierra. Los marqueses dormían separados, ella en una especie de camastro cerca del vestidor. Parece que se levantó al escuchar ruidos y cayó también víctima del despiadado asesino o asesinos, porque nunca se supo. La sentencia condenatoria mencionaba «actuó solo o en compañía de otros».
Desde ese punto todo forma ya parte de la crónica negra. En 1988 aparecía muerto en el penal del Dueso, Rafi, el díscolo exyerno. ¿Suicido o asesinato?, se preguntaron muchos.
Los hijos de los marqueses de Urquijo trataron de rehacer sus vidas. Mirian se casó con Dick, el americano y montó una empresa de bisutería, pero aquello no prosperó. Juan, heredero del título, continuó con los negocios familiares e hizo una exitosa carrera profesional, aunque nunca consiguió vender la casa de Somosaguas. Se casó con Rocío Caruncho y de ese matrimonio nacieron tres hijos. Fallecía en 2022. Su nombre todavía recordaba la historia de una saga marcada por aquel estigma.
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