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04 de mayo de 2024

Encuentro de Mazzini con Giuseppe Garibaldi en la sede de Joven Italia

Encuentro de Mazzini con Giuseppe Garibaldi en la sede de Joven ItaliaWikimedia Commons

Picotazos de historia

El escándalo de las cartas de Giuseppe Mazzini, el hombre que luchó por la unificación italiana

El genovés se instaló en Marsella y creó un movimiento orientado a la creación de la República Italiana denominado «Joven Italia». También creó un periódico al que llamó El Risorgimiento (El resurgimiento) para dar a conocer sus ideas

Giuseppe Mazzini (1805 – 1872) nació en Génova cuando esta ciudad era parte del Imperio francés, algo que el Congreso de Viena (1815) cambió cuando entregó la ciudad y su territorio a los piamonteses. Esto es: a la casa de Saboya. Giuseppe estudió Derecho y Medicina pero una idea había entrado en su cabeza que le impidió desarrollar sus estudios: la unificación de todos los estados de la península italiana en una sola nación que se llamaría Italia. Su obsesión le llevó a desarrollar actividades que las autoridades de los diversos estados calificaron como subversivas por lo que, en 1831, acabó en la cárcel. Tras una corta temporada en las prisiones de los piamonteses decidió elegir el exilio voluntario. Esencialmente sería un exiliado el resto de su vida.

Entusiasmado por ello decidió pasar a la acción y organizó una doble sublevación en el Piamonte, pero la operación fue un auténtico fracaso

Se instaló en Marsella y creó un movimiento orientado a la creación de la República Italiana denominado «Joven Italia». También creó un periódico al que llamó El Risorgimiento (El resurgimiento) para dar a conocer sus ideas. El periódico estaba orientado hacia la juventud y tuvo un notable éxito. Entusiasmado por ello decidió pasar a la acción y organizó una doble sublevación en el Piamonte. Contó con la ayuda de su amigo de la infancia Jacopo Ruffini y llevaron a cabo la doble sublevación en Génova y Alexandria (ciudad cercana a Marengo) con idea de que se extendiera a otras regiones y derrocar a los Saboya. La operación fue un completo fracaso. Los cabecillas fueron detenidos –excepto Mazzini que en ningún momento se había movido de Marsella–, muchos fueron ejecutados y Ruffini se suicidó en la cárcel.
Fotografía de Mazzini, por Domenico Lama

Fotografía de Mazzini, por Domenico Lama

Mazzini decidió trasladarse a París –Marsella estaba llena de agentes piamonteses y no era un lugar seguro para él– lo que no hizo gracia alguna a las autoridades francesas que le detuvieron, preventivamente. Los franceses consideraron que el individuo era un incordio y fuente de problemas para sus relaciones diplomáticas, así que le animaron a trasladarse a Inglaterra y le facilitaron el viaje a Londres.

«No se deje espiar»

En enero de 1837 llegó a la capital británica donde viviría los próximos once años. Durante ese tiempo desarrolló una actividad prodigiosa con intención de dar a conocer su idea de la unificación italiana. Buscando complicidad y solidaridad usó sus ideas aplicadas a otros países de Europa: Francia, Bélgica, Polonia, etc. Es a principio de 1844 que empieza a tener sospechas de que su correspondencia está siendo espiada y que la información puede haber causado el apresamiento y ejecución de dos oficiales austriacos de origen italiano.

A nadie le importaba un pimiento Mazzini o lo que postulaba, lo grave era que se había pillado al Gobierno espiando la correspondencia privada de un particular

Mazzini comunicó sus sospechas, y como las había confirmado, a un conocido que era miembro del Parlamento. Este, inmediatamente, presentó una pregunta en el Parlamento al Secretario de Interior Sir James Graham. En un principio Sir James –esto es el gobierno– negó todo. En los siguientes días se presentaron pruebas, aportadas por el propio Mazzini, que confirmaban que el correo de un ciudadano particular habían sido espiado. A nadie le importaba un pimiento Mazzini o lo que postulaba, lo grave era que se había pillado al Gobierno espiando la correspondencia privada de un particular y al Secretario de Interior mintiendo. La opinión pública apoyó masivamente a Mazzini y en todas las cartas que se depositaban en el correo se escribió, después del remite, «Don´t to be Grahamed».
Todo este follón, acompañado de mucha ironía muy british, puso a Mazzini en el centro de la opinión pública y de los más importantes círculos sociales y políticos. Por primera vez los ingleses se pegaban por escucharle, pagaban por oírle y buscaban su opinión.
El escándalo permitió a Mazzini publicar una «carta abierta» a Sir James Graham, con una detallada explicación de su argumentarlo y defensa de la unidad italiana. Esta carta, bastante larga, fue publicada en todos los periódicos del Reino Unido, de su Imperio y pasó a los periódicos del resto del mundo.
Thomas Carlyle ( 1795 – 1881), filosofo, ensayista, matemático e historiador escocés y amigo de Mazzini lo dejó muy claro: «Lo mejor que pudo pasarle fue que la abrieran las cartas».
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