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20 de mayo de 2024

Los miembros de un batallón internacional, posiblemente el Batallón inglés en su despedida durante la Batalla del Ebro en el campo de fútbol de Marca octubre de 1938

Los miembros de un batallón internacional, posiblemente el Batallón inglés en su despedida durante la Batalla del Ebro en el campo de fútbol de Marca octubre de 1938

85 años de la Batalla del Ebro, una de las más sangrientas de la Guerra Civil española

Fue la batalla más larga, en la que participaron más combatientes y una de las más sangrientas de la Guerra Civil española

El invierno de 1937 comenzó la ofensiva de Teruel durante la guerra civil española. La batalla termino en enero del siguiente año, cuando capitulan las tropas republicanas. Es una zona con un clima muy frio con una geografía agreste lo que había más difícil la lucha. Una vez cae Teruel, Franco decidió que volcar todo el esfuerzo bélico en la región. Los nacionales consiguieron recuperar Teruel, y el 2 de abril del 1938 llegaron al Ebro.
El 25 de julio de 1938 se inicia la Batalla del Ebro. El mando republicano quiso atravesar el río para envolver a las tropas nacionales que estaban yendo a Valencia. El ejército republicano de Cataluña al mando de Vicente Rojo Lluch, jefe de Estado Mayor del Ejército Popular, diseñó una estrategia en la que se construirían puentes y plataformas para cruzar el Ebro con el objetivo del cortar la comunicación de las tropas nacionales que avanzaban hacia Valencia.
El asalto inicial consiguió buenos resultados, aunque enseguida las posiciones se estabilizaron. Rojo llegó a decir que «después del impulso extraordinario de los dos primeros días, especialmente el primero, la cosa está bastante parada». Los zapadores construyeron trincheras para que la tropa pudiera protegerse de los proyectiles, lo que estabilizó el avance republicano. El 2 de agosto, la batalla se estabilizó, algo que perjudicó a los republicanos que habían cruzado el Ebro, porque los nacionales aprovecharon para lanzar las tropas y los carros de combate contra las tropas republicanas, mermadas por los problemas logísticos y los numerosos bombardeos sobre sus posiciones.
Fue una campaña bastante larga porque García Valiño, que dirigía las operaciones, era muy dado a las operaciones frontales, por eso se convirtió en uno de los enfrentamientos más sangrientos y con más bajas. Los meses pasaron y el 31 de octubre de ese año, tuvo lugar el asalto sobre la sierra de Cavalls, a partir del que la resistencia de las tropas republicanas se vino abajo, aunque lograron replegarse al otro lado del Ebro. El 16 de noviembre de 1938 acabaron los últimos combates. A pesar de la derrota, el combate estuvo muy equilibrado, al igual que el número de bajas en ambos contingentes.
El general Francisco Franco en la decisiva batalla del Ebro de 1938

El general Francisco Franco en la decisiva batalla del Ebro de 1938

Del Ebro a Cataluña

La estrategia de frenar a Franco en el Ebro había fracasado, aunque dio tiempo para reorganizar las tropas en Cataluña y el Levante. Mientras, Lérida y Morella cayeron en manos de los nacionales y una vez llegado al Mediterráneo se planteó una cuestión en el Estado Mayor nacional: subir hacia Cataluña o bajar a Valencia. A pesar de las recomendaciones de sus generales, Franco decidió ir a Valencia, él mismo dijo que lo hizo por temor a una intervención francesa.
El problema con el que no contaron los nacionales es que los republicanos aguantaron bien el avance y ralentizaron la derrota. Esto no sucedería en la campaña de Cataluña, trascurrida entre diciembre de 1938 y febrero de 1939. Fue una campaña muy rápida, aunque los republicanos tenían bastantes hombres estaban faltos de moral por la derrota en el Ebro, y ya veían la derrota como una realidad. Barcelona cayó el 26 de enero. Al final de la campaña se celebraron las ultimas cortes del Frente Popular en el castillo de Figueras. Posteriormente, tanto Azaña como el general Rojo se marcharon a Francia, dando por perdida la guerra.
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