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28 de abril de 2024

Retrato del adelantado Pedro de Alvarado

Retrato del adelantado Pedro de Alvarado

Pedro de Alvarado, el conquistador al que se le puso el sobrenombre de 'dios del sol'

Alvarado había aprendido la estrategia bien definida de Cortés, atrayendo a los tlaxcaltecas y otros pueblos para vencer a los mexicas. Y luego escribió en su segunda carta de relación: «todo reino dividido contra sí mismo será devastado»

Pedro de Alvarado llegó a América con 27 años. Pertenecía a una familia de la nobleza castellana. Llegó a La Española con sus cuatro hermanos, en el séquito del virrey Hernando Colón. Acompañó a Diego Velázquez, del que era pariente, en la conquista de Cuba en 1510. En 1518 se unió a la expedición a Yucatán de Juan de Grijalba y un año después se unió a Hernán Cortés de quien fue primer capitán en la conquista de México.
Cuando vencieron a los tlaxcaltecas de Xicohténcatl, en un acto de consolidación de alianzas, Alvarado se casó con la hermana del líder vencido llamada Tecuelhuetzin, más tarde bautizada como doña Luisa. Fue un matrimonio por el rito tlaxcalteca, sin intervención de sacerdote católico, por lo que no tuvo impedimento para posteriormente volver a casarse por la Iglesia.
En México tuvo su actuación más polémica, de consecuencias desastrosas. En 1520, cuando Cortés abandonó la ciudad para acudir al encuentro de Pánfilo de Narváez, enviado por Diego Velázquez para parar a Cortés y derrotado en Veracruz en 24 de mayo, Alvarado había quedado al mando. Moctezuma estaba preso en el Templo Mayor de la ciudad. Cortés le había asegurado que respetaría su vida.
Sin embargo, el 22 de mayo, de manera incomprensible, quizás alertado por los aliados tlaxcaltecas y totonacas sobre un ataque que se preparaba contra los pocos españoles que quedaban en la ciudad, entró en el templo matando al emperador mexica y a la mayor parte de los que estaban con él. La reacción fue sangrienta. Los españoles, ya al mando de Cortés, tuvieron que huir precipitadamente de la ciudad en la llamada Noche Triste.
No obstante la torpeza, Cortés debió de ver cualidades guerreras en Alvarado y lo eligió para expediciones al sur a donde acudió con sus hermanos Jorge y Gonzalo. Así ha pasado a la historia como el conquistador de Guatemala y El Salvador, eclipsando la importancia transcendental que tuvieron en estas expediciones sus dos hermanos. Cortés llevaba tiempo tratando de establecer alianzas con los mayas del sur. Incluso mandó embajadas.

Conquista de Guatemala

Pero, fiel a la mentalidad de la época se decidió por la conquista. Alvarado había aprendido la estrategia bien definida de Cortés, atrayendo a los tlaxcaltecas y otros pueblos para vencer a los mexicas. Y luego escribió en su segunda carta de relación: «…y aún acordéme de una autoridad evangélica que dice: 'Omne regnum in se ipsum divisum desolabitur'». Se puede traducir como «todo reino dividido contra sí mismo será devastado», y estaba tomado del Evangelio de san Mateo. Esta máxima fue crucial en la actuación de Alvarado, que había aprendido de su capitán la fuerza de la diplomacia.
Detalle del Manuscrito de Glasgow representando a Pedro de Alvarado liderando a los guerreros tlaxcaltecas en la Guerra de Cuzcatlán

Detalle del Manuscrito de Glasgow representando a Pedro de Alvarado liderando a los guerreros tlaxcaltecas en la Guerra de Cuzcatlán

Durante la Conquista de Guatemala, Pedro de Alvarado se alió con los cakchiqueles para derrotar a los zutuhiles. Además, llevaba un amplio contingente indígena cedido por Cortés. En febrero de 1524, después de atravesar bosques y montañas, Alvarado se enfrentó por primera vez a un ejército quiché. Habían llegado a un valle llamado Pachah o Los Llanos del Pinar. Era un buen lugar para descansar.
Había visto alguna fortaleza que parecía abandonada y siguieron avanzando, tal vez fuera solo un engaño indio para llevarlos a un lugar mejor para presentarles batalla. Habían tenido algunos encuentros anteriores, pero la superioridad que daba la artillería y la caballería hispanas favoreció el avance. En Los Llanos del Pinar, el 20 de febrero, un potente ejército quiché, al mando de su líder Tecún Umán, fue destrozado por Alvarado, conocido como Tonatiuh, que significa el Sol en lengua náhuatl, por su cabello rubio.
A Alvarado le quedaba expedito el camino hasta Utatlán. Al llegar a la ciudad comprendió que las invitaciones a pasar la noche en ella eran una trampa que le recordaban a lo que ocurrió en Tenochtitlán y la Noche Triste. Acampó a distancia y rememoró la frase evangélica de Cortés. En un ejercicio de probar la división local, envió a sus aliados cakchiqueles a combatir a los quiché. Después arrasó la ciudad, sometió a la población y conquistó a sangre y fuego el país. En 1524 ordenó la fundación de la primera capital guatemalteca: Santiago de los Caballeros de Guatemala (hoy Antigua). Un año después fundó San salvador, la actual capital de El Salvador.

La división de los reinos

Sin embargo, la situación en Guatemala no era similar a la de México donde los mexicas dominaban a todos los otros pueblos. En Guatemala los quiché y los cakchiqueles tenían una fuerza similar y estaban en disputa desde siempre. Con la llegada de los españoles, los cakchiqueles vieron la oportunidad de imponerse sobre sus enemigos tradicionales. La alianza fue fructífera mientras hubo otros pueblos a los que conquistar. En su avance se enfrentó a los tzutujiles, habitantes de la zona del lago Atitlán. Después se enfrentó a los pipiles y llegó hasta lo que hoy es El Salvador. La resistencia ante españoles y aliados mexicanos, con la contribución de cakchiqueles, era inútil. La conquista de Cuzcatlán le dio una base segura para seguir la lucha.

Los antiguos aliados comenzaron una guerra larga y, en 1526, decidieron aliarse con lo quiché para combatir a Alvarado

La aventura de Alvarado se complicó cuando sus aliados cakchiqueles se rebelaron contra él. Es verdad que ya no necesitaba dividir un reino que tenía subyugado. Alvarado era un hombre de carácter explosivo con tendencia a la violencia. Estaba contrariado porque los tributos de quichés y tzutujiles no eran muy grandes. Guatemala no tenía tanto oro como México. Y Alvarado, en una reacción exagerada, se volvió contra sus aliados cakchiqueles para intentar ponerlos también bajo servidumbre.
Los antiguos aliados comenzaron una guerra larga y, en 1526, decidieron aliarse con lo quiché para combatir a Alvarado. El líder cakchiquel Senacam y el quiché Sequechul fueron derrotados por Portocarrero en Quetzaltenango, que apresó a los dos jefes. En 1527 Alvarado estaba en España visitando a Carlos V. El emperador lo nombró gobernador, capitán general y adelantado de Guatemala.
Las alianzas eran útiles en la conquista, pero Alvarado no supo mantenerlas. El miedo que los indios tenían a los españoles era comparable al que los españoles tenían a los indios y sus venganzas. La violencia se desataba sin remedio.
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