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09 de mayo de 2024

Voluntarios rusos durante la guerra civil española, en 1939

Voluntarios rusos durante la guerra civil española, en 1939HOOVER INSTITUTION ARCHIVES

Operación X, o cuando los rusos intervinieron en España

Unos dos mil soviéticos participaron en la Guerra Civil española del lado del gobierno republicano

Poco después del estallido de la Guerra Civil española, la voluntad de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la extinta URSS, de ayudar al gobierno del Frente Popular fue puesta de manifiesto. De hecho, la reacción del régimen soviético fue casi inmediata, ya que en fecha tan temprana como el 22 de julio de 1936, menos de una semana después del estallido del conflicto bélico, Stalin tomó la decisión de vender al gobierno republicano combustible a precios reducidos.
Aunque este hecho puede, en principio, parecer un asunto menor, para los representantes del gobierno de la República en París esta concesión, que había sido rechazada por otros gobiernos, fue vista como una tabla de salvación. De hecho, el 25 de julio el gobierno frentepopulista envió un telegrama al embajador soviético en París en el que se pedían, sin demasiada precisión, grandes cantidades de armas modernas de todo tipo.

Servicios de inteligencia rusos en España

Durante el verano de 1936 los agentes soviéticos en la península ibérica mantuvieron bien informado a Moscú del desarrollo de los acontecimientos. El gobierno soviético tenía a su disposición dos fuentes independientes de inteligencia que informaban desde España. Una de ellas era el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos de la Unión Soviética, más conocido como NKVD. Sus agentes, actuando en conjunción con el Partido Comunista de España, ejercieron un importante control sobre el gobierno republicano a lo largo del conflicto bélico. La otra fuente estaba constituida por el grupo de informantes y espías del Komintern, la Internacional Comunista.
Tras el análisis de los detallados informes que los agentes desplegados en la Península habían enviado a Moscú, el Politburó aprobó el 29 de septiembre el envío de ayuda militar a la República. Había nacido la «Operación X». Se trató de una misión militar clandestina enormemente compleja que fue llevada a cabo bajo el más alto nivel de secreto. Dos semanas antes se habían presentado a Stalin las líneas maestras del plan.
La responsabilidad de la operación recayó en el Departamento de Asuntos Exteriores del NKVD y el GRU, el servicio de inteligencia militar de la Unión Soviética. La «Sección X» del NKVD fue la encargada de organizar la intervención soviética, siendo la prioridad inicial el envío de armas y suministros.
El GRU coordinó las actividades de los combatientes soviéticos, asesoró a los oficiales españoles y entrenó a las tropas republicanas, tanto en España como en la Unión Soviética. El propio jefe del GRU, Ian Kárlovich Berzin, se desplazó a Madrid para actuar, entre 1936 y 1937, como consejero jefe militar. Su asistente, Vladímir Efimovich Górev, ocupó el cargo de agregado militar en la embajada soviética en Madrid. En España fue conocido como Sancho y su papel en la batalla de Madrid, que tuvo lugar en noviembre de 1936, fue fundamental. Ambos hombres, tras su regreso a Moscú, fueron víctimas de las purgas estalinistas.

Material y personal soviético en España

Bajo medidas extremadamente secretas, la marina soviética realizó un gran número de envíos a 3.500 kilómetros de distancia que se estima incluyeron unas 600.000 toneladas de material de guerra. El número de cargamentos de armas, cada uno de ellos denominado igrek (Y), es todavía objeto de debate. Aunque depende de la fuente, el número de envíos a España se estima que está situado entre 50 y 66.
La asistencia militar soviética al gobierno republicano alcanzó su mayor intensidad en el intervalo de once meses entre octubre de 1936 y agosto de 1937. En este periodo se establecieron envíos regulares de ayuda militar, estimándose que más de mil tripulantes de carros de combate y pilotos, además de unos seiscientos «asesores militares», participaban activamente en la contienda bélica. La posición oficial de la URSS era que ninguno de sus ciudadanos se encontraba en España representando a su país. Todos eran «voluntarios».
Recientes estudios indican que durante toda la guerra, la Unión Soviética proporcionó a la república más de ochocientos cazas y bombarderos, unos 330 carros de combate, por encima de 1.500 piezas de artillería, medio millón de rifles y el mismo número de granadas, más de 15.000 ametralladoras, 110.000 bombas, 120 blindados, 3.4 millones de proyectiles de artillería, 862 millones de cartuchos y alrededor de 1.500 toneladas de pólvora.
En lo referente al personal, llegaron a España unos ochocientos aviadores, 350 tripulantes de carros de combate, cien artilleros, unos 80 marineros, más de 220 asesores e instructores, cincuenta especialistas militares, 130 técnicos e ingenieros, casi 160 operadores de radio y más de doscientos intérpretes. Es decir, unos dos mil soviéticos participaron en la Guerra Civil española del lado del gobierno republicano.

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