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29 de abril de 2024

Irène y su madre y hermana Ève Curie

Irène y su madre y hermana Ève CurieWikimedia Commons

Dinastías y poder

Cómo un escándalo pudo ensombrecer a la primera dama de la ciencia

Pese a su aspecto modesto y una vida dedicada a la investigación, Marie tuvo también tiempo para el amor. Protagonizó uno de los affaires que más tinta ocupó en los rotativos parisinos

Madre e hija. Ambas premiadas con el Nobel. Igual que sus maridos. No es mala marca para la ciencia. Marie Curie fue la primera mujer en conseguir el más preciado galardón y la única en hacerlo dos veces. Primero en 1903 con su marido y el físico Henri Becquerel por sus investigaciones en el campo de la radioactividad. Ocho años después, en solitario, ya viuda, por sus trabajos en el campo de la química. Creía que no podría hacerlo sin él, pero lo consiguió.
Su hija mayor fue su principal alumna y discípula. Recibió el premio en 1935 con su marido. Pero Marie Curie tuvo otra hija, Eva, periodista y corresponsal de guerra, que fue considerada una de las mujeres más guapas de Francia. Llegó a posar para Vogue con diseños de Elsa Schiaparelli y escribió una completa biografía sobre su madre. Fue un éxito instantáneo que aprovechó la Metro Goldwyn Mayer para llevar al cine en 1943.

Concubinato

Pese a su aspecto modesto y una vida dedicada a la investigación, Marie tuvo también tiempo para el amor. Protagonizó uno de los affaires que más tinta ocupó en los rotativos parisinos. ¡Todo por enamorarse! Él estaba casado y su mujer amenazó con denunciar por concubinato a la eminente erudita.
Había nacido en Varsovia en 1867, cuando era todavía parte del Imperio de los zares. Hija de un profesor nacionalista, destacó en las matemáticas y quiso seguir el ejemplo de su hermana mayor, dedicada a la investigación. En su país no podía hacerlo. Para las mujeres seguía vetado el acceso a la Universidad por lo que las hermanas Sklodowska se aventuraron a viajar a Francia.
Imagen de la pareja tomada en 1903

Imagen de la pareja tomada en 1903

Trabajarían como maestras hasta pagarse, una a la otra, los estudios. En la Sorbona, Marie se graduó en física y después lo hizo en matemáticas. Allí conoció a Pierre Curie, un prometedor investigador que trabajaba en el campo de las radiaciones. Se casaron en 1895. Hicieron el viaje de novios en bicicleta y se fueron a vivir a las afueras de París, a una casita con jardín. Primero nació Irene. Cinco años después, Eva.
Horas de estudio y observación hasta el descubrimiento del radio y el «polonio», nombre en honor de su tierra natal para este metal altamente radiactivo. Los reconocimientos no tardaron en llegar y su nombre sonó en Estocolmo. Junto al de Piere y Henri Becquerel. Ella era la primera mujer en recibir el Nobel. Pero algunos se cuestionaron su idoneidad para ingresar en la Academia de Ciencias Francesa. Decían que era solo la compañera y colaboradora del insigne maestro.
Grabado de la época que ilustra el accidente fatal de Pierre

Grabado de la época que ilustra el accidente fatal de Pierre

En 1906 llegó la tragedia. Pierre moría brutalmente aplastado por un carruaje de caballos (La Ilustración Española y Americana, 8 mayo 1906). Ella pensó que sería su fin, aunque logró reponerse. Perseveró. Ocho años después, en 1911, su nombre volvía a pronunciarse en Suecia: era su segundo Nobel, esta vez en solitario, aunque ahora ensombrecido por un escándalo que amenazó, incluso, con dejarla sin el galardón: la eminente científica mantenía un romance con Paul Langevin, también investigador, aunque varios años más joven, discípulo de Piere y casado.
Había seducido y apartado de sus deberes a un profesor del Colegio de Francia, decía un diario. La despechada esposa amenazó con publicar cartas incendiarias. Pero nada aplacaba ya a Marie. Resultaba doloroso que el afán de informaciones obligase a los periodistas a buscar chismorreos para desahogos públicos, la facilidad para la difamación y lenidad de los tribunales para castigar estos actos punibles. Aquello fue la comidilla de todo París.
Curie explicando a un médico y un grupo de enfermeras los beneficios de la radioterapia

Curie explicando a un médico y un grupo de enfermeras los beneficios de la radioterapia

Durante la Primera Guerra Mundial, Marie organizó un operativo de ambulancias radiológicas para asistencia a heridos. Con ella, su hija mayor, convertida en su principal alumna. Marie era una celebridad. En 1919 visitaba por primera vez España e inauguraba el Congreso Nacional de Medicina. Después viajaba a Estados Unidos con sus hijas y era recibida por el presidente Harding. Volvió a Madrid en 1931 y 1933. Fue entonces cuando dictó, con voz femenina desdeñosa de galanterías, su famosa conferencia en la Residencia de Estudiantes, El porvenir de la cultura. Falleció en 1934 como consecuencia de la exposición continua a las radiaciones.
Apenas un año después, en 1935 su hija Irene Joliot-Curie, recibía junto a su esposo el Nóbel de Química por sus estudios sobre la radiactividad natural y la física nuclear, paso previo al descubrimiento de la fisión del uranio. Los dos hijos de la pareja también se han dedicado a la ciencia; ella como física nuclear y él como reputado biólogo. La hija pequeña de Marie y Piere, no recibió el Nobel aunque su marido si recogió uno: el de la Paz como director de UNICEF en 1965. Bromeaba diciendo que era la única de su familia que no había ganado un premio Nobel.
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