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Las etiquetas de su fabricante se ven dentro de un instrumento construido en DachauAP

Descubren el único instrumento fabricado en el campo de concentración de Dachau

Un equipo de coleccionistas de arte húngaros halló una nota en el interior del instrumento que atestigua que fue fabricado «en condiciones difíciles»

Ochenta años después de la liberación del campo de concentración de Dachau, uno de los que peor fama tuvo en suelo alemán, dos coleccionistas de arte húngaros, Szandra Katona y Tamás Tálosi, han descubierto que poseen un violín que fue fabricado por un antiguo prisionero del infame campo, según ha informado Euronews.

Durante décadas había pasado desapercibido hasta que los coleccionistas decidieron enviar el instrumento a reparar. «Si nos fijamos en sus proporciones y estructura, podemos ver que es un violín de maestro, hecho por un hombre que dominaba su oficio –dijo Szandra Katona–. Pero la elección de la madera era totalmente incomprensible».

Esta contradicción motivó al especialista Szabó Tomás a desmontar el violín, revelando una nota oculta: «Instrumento de prueba, fabricado en condiciones difíciles sin herramientas ni materiales. Dachau. Año 1941, Franciszek Kempa», pudo leer con cierta dificultad en un pequeño papel. En seguida llamó a los propietarios del violín y les leyó en voz alta el mensaje.

«El luthier nos contactó y nos dijo: ¿Saben lo que tienen en sus manos? Y nos leyó la inscripción [...] No podía creer que tuviéramos semejante objeto», confiesa Katona, quien reconoce haber derramado algunas lágrimas ante este anuncio.

El «violín de la esperanza»

Se cree que todos los instrumentos conocidos que sobrevivieron a Dachau fueron traídos por los prisioneros. No obstante, el violín de Kempa es el único instrumento conocido que se construyó dentro del campo. Los expertos creen que los nazis sabían que Franciszek Kempa era luthier y que tal vez su profesión fue lo que le permitió «sobrevivir» –según sugiere Tamás Talosi–, a diferencia de los otros 40.000 prisioneros que murieron de inanición, frío o duros castigos.

En Dachau hubo una gran variedad de actividades musicales, tanto forzadas como voluntarias. Según el testimonio de un prisionero «la música pertenecía a la tradición del campo de concentración. Las autoridades la utilizaban para engañar». En este sentido, era habitual que los nazis permitiesen e incluso animasen a los prisioneros a tocar instrumentos y cantar para dar una falsa impresión al mundo exterior sobre la vida en los campos.

«Lo llamamos el 'violín de la esperanza' porque si alguien acaba en una situación difícil, tener una tarea o un reto le ayuda a superar muchas cosas», dijo Tálosi. «No te centras en el problema, sino en la tarea en sí, y creo que esto ayudó al fabricante de este instrumento a sobrevivir al campo de concentración».

Franciszek Kempa sobrevivió y regresó a Polonia después de la guerra, donde continuó fabricando instrumentos, según advierten los archivos del Museo Memorial de Dachau. Murió en 1953. Ahora los dos propietarios húngaros están negociando para que el violín se exhiba temporalmente en el Museo del Holocausto de Dachau .